n términos políticos, cualquier proyecto en el campo de la Salud que pretenda alcanzar mejoras significativas para la ciudadanía trascenderá el límite de una legislatura de 4 años. Ello implica la necesidad de una cierta continuidad en acciones y programas de sucesivos gobiernos, olvidando actitudes rupturistas que impiden alcanzar objetivos ambiciosos: "El pasado es como una lámpara colocada a la entrada del porvenir" (Lamennais, 1782-1854).

Recientemente, la Fundación Tecnología y Salud otorgó sendos reconocimientos al Departamento de Salud del Gobierno de Navarra: el primero por El mejor programa de crónicos impulsado por una comunidad autónoma, y el segundo como Reconocimiento a la entidad comprometida con la tecnología sanitaria. Se premiaba así un trabajo, la Estrategia de crónicos, iniciado en el 2º trimestre de 2015 con un programa piloto que puso en marcha el Gobierno de UPN pero que alcanzó un gran desarrollo con el impulso dado en la legislatura 2015- 2019, y que ha continuado durante la actual legislatura con las bases sentadas por el Gobierno de Uxue Barkos. En el caso del segundo galardón, el IDISNA languidecía hasta la legislatura de Geroa Bai, momento en que la inclusión de la UPNA en el Instituto en 2017 posibilitó su acreditación por el ISCIII en 2019. El reto para el Gobierno actual y sucesivos es impulsar su actividad y mantener su acreditación.

Sin embargo, no siempre se produce este beneficioso continuismo; hacer políticas continuistas resulta un término denostado. En la pasada legislatura se iniciaron y se presentaron en el Parlamento y en Gobierno proyectos de interés que no pudieron llegar a completarse porque la legislatura acabó antes de poderlos concluir. La consejera de Salud, Santos Induráin, reconocía en una entrevista en Diario de Navarra (30/9/2019) que "no partimos de cero. Hay estrategias que se han elaborado con gran consenso técnico y profesional que ahora toca llevar a cabo"; a pesar de eso, lamentablemente, son muchos los proyectos que no han tenido continuidad convirtiéndose en retos para el actual Gobierno y los posteriores.

La pandemia paralizó la actividad del Departamento de Salud. El 25 de mayo la consejera dijo en sede parlamentaria: "estamos marcando los tiempos a la pandemia", y el 22 de septiembre pasado el INSPL anunció que ya había acabado. Evidentemente, la pandemia no ha acabado, el virus sigue entre nosotros, y sigue marcando los tiempos del Departamento. En cualquier caso, habría llegado la hora de que abandone su inercia provocada por la pandemia y afronte los retos pospuestos desde el inicio de la legislatura en 2019. En Salud hay muchos problemas, algunos al menos tan graves como el covid-19 que, aparentemente, ha ocupado toda la actividad del Departamento de Salud al menos durante los últimos 20 meses.

Son muchos proyectos, estrategias, etcétera planificados o iniciados durante la legislatura pasada en los que poco o nada se ha avanzado y de los que se desconoce su grado de cumplimiento. Es hora de que el Departamento de Salud los retome. Puede, y debe, hacerlo. Resumidamente, haremos referencia sólo a aquellos con mayor repercusión sobre la salud y atención de la población.

Destaca la reforma de la Atención Primaria (AP), que debe acometerse sin demora porque, a pesar del esfuerzo de sus profesionales, su inadecuada gestión ha provocado un evidente deterioro. En la legislatura pasada se aprobó la Estrategia de Atención Primaria con amplia participación de los profesionales implicados y que recogía acciones pendientes y líneas de acción en su cronograma. Sin haberse iniciado, en esta legislatura se optó por revisarla "para adaptarla a la nueva situación provocada por la pandemia". Resultado: lejos de mejorarla, la inacción se ha adueñado de la gestión en Atención Primaria y el desánimo en sus profesionales, provocando un justificado malestar en éstos y en la ciudadanía.

Deben abordarse igualmente aspectos estrechamente ligados a la Atención Primaria: el rol de la enfermería, el desarrollo del decreto de prescripción de enfermería (facilitaría ampliar sus funciones), la coordinación entre pediatría hospitalaria y de primaria para mejorar la atención pediátrica y hacerla más eficiente, etcétera.

Igualmente es urgente planificar e implementar una estrategia global para la reducción de listas de espera, que han alcanzado cifras intolerables aunque se pretendan justificar por la pandemia.

Una nueva Ley Foral de Salud es necesaria para marcar las directrices de lo que se pretende que sea la sanidad en Navarra durante los próximos años. Debe garantizar aspectos esenciales como la universalidad de la asistencia, establecer el marco de colaboración público- privada, la creación de un Área Única de Salud que facilitaría la atención en Estella y Tudela, etcétera. Permitiría, además, el desarrollo de Distritos Sanitarios, Plan presentado al Parlamento a finales de la legislatura anterior y que pretendía ordenar y reforzar servicios que presta Atención Primaria y Comunitaria agrupando Zonas Básicas de Salud y descentralizando otros que actualmente se prestan en ámbitos superiores como el hospitalario, sociosanitario y de promoción de la salud, acercándolos a la población.

A día de hoy desconocemos lo pasos dados en la redacción de la nueva Ley Foral de Salud, que ya quedó muy avanzada al final de la legislatura pasada.

El Plan Director de Desamiantado, de gran interés para la salud pública, fue presentado en el Parlamento en mayo de 2019. Se trata del primer plan de estas características elaborado en España y proponía un Plan de Acción para cumplir el objetivo del Parlamento Europeo (2014) de erradicar todo el amianto en la UE para finales de 2032. Poco o nada se ha avanzado, como denuncia la Asociación ADAVAN.

Retos, además de otros no menos importantes, que también hay que afrontar son: Plan de Acción de Salud Laboral 2017-2020; planes interdepartamentales que garanticen la salud en todas las políticas; II Plan de acción de la Estrategia de envejecimiento activo y saludable; Programa de Detección Precoz de Cáncer de cérvix; infraestructuras de hospitalización en el HUN que permitan una atención más personalizada en el ámbito de la Salud Mental; continuar la Estrategia de humanización de Osasunbidea iniciada la legislatura pasada; creación de una empresa pública de transporte sanitario e internalización del transporte sanitario de emergencia; abordar la modificación del concierto con el Hospital San Juan de Dios, etcétera. Puntos, estos dos últimos, en los que el PSN fue especialmente insistente la legislatura anterior.

Capítulo aparte merece la necesidad de continuar el análisis de la situación de todos los profesionales de la salud. Es prioritario abordar distintos aspectos económicos y laborales: retribuciones, reconocimiento del trabajo en plazas de difícil cobertura, sobrecarga laboral y distribución de cargas de trabajo, regulación y ampliación de competencias y atribuciones, etcétera, y no sólo de los profesionales de la Medicina sino de todos los perfiles sociosanitarios.

En representación del Grupo de Trabajo de Salud de Geroa Bai