o ha tenido eco mediático. No se ha reflejado ni en periódicos, ni en radios ni en medios digitales, pero el pasado martes en la Comisión de Desarrollo Rural del Parlamento de Navarra se aprobó (con los votos en contra de Navarra Suma) una enmienda presentada por nuestro grupo parlamentario que puede suponer un hito en la participación de la ciudadanía en materia de medio ambiente. Con esa enmienda se incorporará a la Ley Foral en tramitación la regulación de la Asamblea Ciudadana Navarra del Cambio Climático. La participación de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre la crisis climática está tomando impulso en todo el mundo, especialmente en Europa.

Ante el desafío de descarbonizar la economía y llevar esto a cabo sin dejar a nadie atrás, es decir, haciéndose cargo de aquellos colectivos que perderán con el cambio de modelo, cada vez más gobiernos están apostando por la deliberación ciudadana a través de asambleas, jurados y otros ejercicios de organización democrática con los que escuchar la opinión de la ciudadanía respecto a cómo se debe encauzar el cambio. Irlanda, Francia, Suecia y Reino Unido son los estados europeos donde ya se han puesto en marcha mecanismos de deliberación a nivel estatal para asegurar que la transición ecológica se haga en clave de justicia social. Además, hay que reseñar la iniciativa de Escocia, lanzada en noviembre de 2020, por ser la primera asamblea ciudadana nativa digital debido a la situación generada por la pandemia del coronavirus.

Aunque buena parte de estos ejercicios de deliberación se están dando en Europa, el auge de este tipo de participación es global y se produce a todos los niveles administrativos. A lo largo de 2019 se completaron 38 procesos de deliberación ciudadana en el mundo y 26 estaban en marcha. De estos 26, al menos 13 abordaron la crisis climática. La mayoría de ellos tuvo lugar a escala local en diferentes ciudades de Reino Unido, Australia y Canadá.

Así lo revela el informe Innovative Citizen Participation and New Democratic Institutions: Catching the Deliberative Wave, publicado en 2020. La especialista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que ha liderado este trabajo, Claudia Chwalisz, alega que estamos ante una tendencia: “desde 2010, cada vez más autoridades públicas de todo el mundo están utilizando un enfoque deliberativo para involucrar a sus ciudadanos y ciudadanas en la toma de decisiones públicas. Vemos que la deliberación va en una cierta dirección y creo que está aquí para quedarse”.¿Quién formará parte de esta Asamblea Ciudadana? ¿Con qué criterio se elegirá a sus miembros? ¿Recibirán remuneración a cambio de su tiempo? ¿Se compondrá también de especialistas o solo de ciudadanos particulares? ¿Qué garantías hay de que las decisiones sean tomadas en cuenta por el Ejecutivo? En definitiva, ¿qué principios clave sustentan una asamblea ciudadana? Esas son preguntas habituales que deberían ser respondidas desde la Administración en el momento de la constitución de la Asamblea Ciudadana.

Las asambleas ciudadanas efectivas están cuidadosamente diseñadas y dirigidas y hay unos principios que los expertos han establecido al respecto. Es de vital importancia que sigan algunos principios fundamentales:

a).-Encargado por aquellos que escucharán seriamente los resultados. Una asamblea de ciudadanos es una empresa importante: requiere compromiso, tiempo y recursos, y sus recomendaciones deben fluir claramente hacia aquellos con el poder de actuar. Si bien son de naturaleza consultiva, las recomendaciones tienen el peso, la sustancia y la legitimidad de la voz pública sobre un tema. Da igual el nivel al que se celebre la asamblea (estatal, descentralizado o local) todo lo cual es factible cuando se trata del cambio climático.

b).-Los miembros de la asamblea de ciudadanos son invitados al azar, pero seleccionados para ser demográficamente representativos de la población en general. A veces también se incluyen criterios de actitud, como las opiniones existentes de las personas sobre el cambio climático. La idea es que una asamblea de ciudadanos se vea y se sienta como una mini versión del público en general: a menudo se les llama “mini-públicos”. El sorteo estratificado el mejor método para la elección de sus integrantes.

c).-Tiempo para la deliberación. Los miembros de la asamblea necesitan tiempo para escuchar, aprender, cuestionar, deliberar y llegar a conclusiones. Para una asamblea de ciudadanos en Navarra sobre el cambio climático, esto probablemente significará de 3 a 5 fines de semana de reunión. Todas las asambleas ciudadanas pasan por tres fases principales:

-Aprendizaje: los participantes escuchan a testigos que incluyen expertos técnicos para proporcionar información de antecedentes fácticos y a partes interesadas clave con una amplia gama de preferencias políticas.

-Deliberación: los participantes consideran lo que han aprendido, individualmente y en conversación con sus compañeros participantes.

-Toma de decisiones: los participantes llegan a una serie de recomendaciones. Esto puede ser a través de un proceso de votación y/o creación de consenso.

La asamblea tiene que ser dirigida por una organización independiente del contenido. Esta organización se centra únicamente en el proceso y la estructura de la asamblea: cómo las personas se involucran y deliberan sobre el tema en cuestión. Esto incluye proporcionar facilitadores principales y de mesa para guiar a los miembros de la asamblea a través del proceso y garantizar que todos contribuyan a las discusiones que sean constructivas.

Todo el proceso está guiado por un Grupo Asesor formado por especialistas y partes interesadas desde una variedad de perspectivas. Este grupo desempeña un papel clave para garantizar que la evidencia presentada a los miembros de la asamblea sea equilibrada, completa y objetivamente precisa.

En aras de la aprobación de la enmienda, no ha sido posible incorporar algún grado de vinculación de las propuestas que se formulen en el informe final que emitiría la Asamblea Ciudadana hacia la Administración, pero no hay duda de que sus conclusiones tendrán un valor del que las administraciones afectadas no podrán desmarcarse tan fácilmente.

De acuerdo con el texto aprobado por la Comisión, la Asamblea Ciudadana Navarra del Cambio Climático se configurará como un foro de participación ciudadana, un ejercicio participativo deliberativo para generar reflexión, conocimiento colectivo, y que permitirá a la ciudadanía informarse, deliberar y generar consensos sobre cuáles deben ser las soluciones a las grandes transformaciones que es necesario acometer para alcanzar la neutralidad climática antes del año 2050, y para hacer una Navarra más resiliente a los impactos del cambio climático, todo ello de una manera justa y solidaria.

La puesta en marcha de este instrumento de participación ciudadana será un nuevo reto para la Administración foral navarra.

El autor es parlamentario foral del Grupo Parlamentario EH Bildu-Nafarroa