La celebración de la Semana contra el desperdicio alimentario nos brinda, de nuevo, una invitación para reflexionar en torno a una cuestión de capital importancia en el marco de la gestión y prevención de recursos. En Navarra somos muy conscientes de la importancia que tiene reducir el desperdicio alimentario, un reto inaplazable al que debemos hacer frente como sociedad, desde la ciudadanía al sector productivo, con el impulso decidido de las administraciones públicas.

La ONU se ha referido este año a “la paradoja de evitar el hambre en el mundo en un contexto de pérdida y desperdicio alimentario”. Según la citada organización, el número de personas afectadas por el hambre ha aumentado desde 2014 cada día y se pierden o desperdician toneladas y toneladas de alimentos, “por lo que es fundamental reducir las pérdidas y el desperdicio”. Efectivamente, desde una vertiente ética y social, el desperdicio alimentario tiene que ver con la dificultad de muchas personas para comprar comida de calidad, o con la desnutrición que miles de personas sufren en todo el mundo.

El desperdicio, sin embargo, es un problema que afecta a diferentes esferas: en su vertiente ambiental, el uso innecesario de recursos escasos como la tierra, el agua y la energía contribuye al cambio climático. Según datos aportados por la ONU en 2021, se estima que entre el 8% y 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen.

Finalmente, el desperdicio alimentario supone también un problema económico, ya que la cantidad de alimentos que los humanos producen, pero no se comen, tienen un impacto negativo directo en los ingresos, tanto de los agricultores como de los consumidores.

Sólo en nuestra comunidad, según estimaciones del Ministerio para la Transición Ecológica, más de 115.000 toneladas de alimentos terminan al año en la basura, un 42% de las cuales se desperdician directamente en los hogares.

Por todo ello, el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, además de realizar un llamamiento para que consumamos con responsabilidad, ultima la elaboración de la Agenda para Reducir el Desperdicio Alimentario en Navarra 2022-2027, el primer plan que la comunidad foral ha elaborado para trabajar específicamente esta temática. Se trata de una estrategia novedosa y sin precedentes en Navarra y que marcará la hoja de ruta en la lucha contra el desperdicio alimentario en los próximos seis años y que constituirá el instrumento básico de la política de prevención y gestión de residuos en nuestro territorio. El documento se ha elaborado con la participación de agentes clave en el desperdicio alimentario.

Los objetivos de la Agenda, que están en consonancia con la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario de España; la Estrategia Más alimento, menos desperdicio 2017-2020; el Plan de Residuos de Navarra 2017-2027; la estrategia de Transición Ecológica Navarra-Nafarroa Green; la Estrategia europea De la Granja a la mesa, y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, son principalmente dos: reducir en un 50% los residuos alimentarios per cápita en el plano de la venta minorista y de los consumidores para 2030 respecto a 2020 y reducir en un 20% los residuos alimentarios a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030 respecto a 2020.

Las actuaciones de la agenda están dirigidas a conseguir mejoras en los sectores de la industria alimentaria, la transformación y la fabricación, la venta minorista y otros tipos de distribución de alimentos, pero también en restaurantes y servicios alimentarios, y en los hogares.

En concreto, las citadas actuaciones se centran en la adaptación de Navarra a los métodos de cuantificación del desperdicio alimentario en los distintos eslabones de la cadena alimentaria; en obtener una fotografía del volumen real del desperdicio en nuestra comunidad; en promover campañas de sensibilización y formación; en integrar criterios de reducción del desperdicio alimentario en los pliegos de contratación de servicios de restauración colectiva; o en dinamizar redes de trabajo de desperdicio alimentario en Navarra.

Asimismo, la agenda contempla favorecer la elaboración de acuerdos entre agentes clave de sectores estratégicos para la creación de canales estables de aprovechamiento de excedentes alimentarios; estudiar, identificar y modificar las barreras normativas forales; desarrollar un sistema de incentivos para evitar el desperdicio en los distintos sectores; o fomentar la investigación, el emprendimiento y la innovación.

Nuestro objetivo es lograr que Navarra sea un referente en esta materia, teniendo en cuenta la importancia de nuestro sector agroalimentario, la presencia de entidades sociales consolidadas, una administración ya comprometida con esta cuestión y, especialmente, una ciudadanía activa y consciente de la realidad ambiental.

Espero que la Agenda sirva para avanzar en la necesaria reducción del desperdicio alimentario, un reto medioambiental, económico, ético y social que ya estamos encarando con determinación, y que, además, contribuirá a la consecución de una transición más justa para todos y todas.

La autora es consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra