Durante esta semana se está hablando bastante de diabetes a cuenta de que ayer, 14 de noviembre, fue el Día Mundial de la Diabetes, instaurado por la Organización Mundial de la Salud en 1991. Hay que hablar de ella no solo un día sino durante todo el año, ya que se ha convertido en todo un problema de salud pública a nivel mundial. Según la Federación Internacional de la Diabetes, esta enfermedad afecta en todo el mundo a 537 millones de personas. Su presencia se ha cuadruplicado desde 1980 y sigue creciendo, alimentada por las condiciones de vida de nuestras sociedades.

En Navarra, afecta a más de 40.000 personas, que supone el 6,5% de la población, y su frecuencia aumenta según avanza la edad, siendo del 10% en los mayores de 40 años. Hay varios tipos de diabetes mellitus (así es su nombre completo, recordándonos su relación con la miel, con el dulzor de la orina de quien la padece al eliminar gran cantidad de glucosa por ella), pero en el 95% se trata de la diabetes mellitus tipo 2; aquella que se inicia a edades más avanzadas, que se trata con pastillas, al menos al principio, sin requerir insulina, y que es debida tanto a la falta de producción de insulina en el organismo como a la resistencia a la acción de esta debido a la obesidad, sedentarismo y otros factores. Por ello su relación con los estilos y condiciones de vida que mencionábamos antes, y por ello también la capacidad de prevenirla.

Una enfermedad frecuente, que puede ser prevenida si se hace un diagnóstico precoz, en cuyo tratamiento es fundamental la educación y la promoción de salud buscando la adopción de estilos de vida saludables y susceptible de emprender acciones comunitarias para mejorar las condiciones de vida que faciliten la adopción de dichos estilos. Todo ello hace que la Atención Primaria de Salud sea el lugar idóneo para ser atendida. Así, el seguimiento de la diabetes mellitus tipo 2 se realiza fundamentalmente en Atención Primaria, con el apoyo de otras especialidades.

Los datos obtenidos de la diabetes tipo 2 en diagnóstico, seguimiento (analíticas, fondo de ojo, etcétera) y resultados (control de la diabetes, mortalidad, etcétera) en Navarra son buenos, una muestra del gran trabajo y saber hacer de los y las profesionales de Atención Primaria (profesionales de administración, enfermería, trabajo social y medicina). Los datos muestran que después de un pequeño declive en 2020 y 2021, fruto de la tensión a la que fue sometida la Atención Primaria por la pandemia de covid-19, este año 2022 han vuelto a mejorar pese a la situación de crisis y sobrecarga que vivimos.

Por supuesto, todo lo bueno es susceptible de mejorar, y en Atención Primaria siempre hemos trabajado en la mejora continua en calidad. Estamos deseando que se nos den oportunidades y medios para hacerlo. En este sentido, como ya se ha anunciado en prensa, próximamente se va a incorporar un sistema de monitorización continua de glucosa, el FreeStyle Libre, en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 que cumplan ciertos criterios, principalmente que lleven múltiples inyecciones de insulina. Ha demostrado en numerosos estudios mejorar el control de la glucemia, disminuir las hipoglucemias, ciertas complicaciones e ingresos hospitalarios, y aumentar la satisfacción del paciente. Esto va a exigir a los profesionales de Atención Primaria (principalmente enfermería y medicina) reforzar nuestros conocimientos, habilidades técnicas y competencias, y nos va a permitir brindar una mejor atención a las personas con diabetes.

Enfatizar la capacidad de prevenir la aparición de la diabetes o de al menos retrasar su aparición. También la importancia de su detección precoz. Cuando es detectada de forma temprana, el control adecuado de la diabetes es más sencillo y existe evidencia de que el buen control de la diabetes los primeros años desde su diagnóstico disminuye la aparición de complicaciones y la mortalidad a largo plazo.

Por ello es importante valorar el riesgo de que una persona desarrolle diabetes tipo 2 en un futuro, identificando las de mayor riesgo, susceptibles de llevar a cabo acciones para prevenir o al menos retrasar la aparición de diabetes. Para ello, es suficiente que su profesional de Atención Primaria valore ciertos parámetros de riesgo cardiovascular (como el índice de masa corporal, sedentarismo, perímetro de cintura, si hacemos ejercicio...) y valorar si procede hacer una analítica. Hay diversas estrategias para llevarlo a cabo, parece correcto hacerlo a los 40 o 45 años y luego cada 4 años, o a cualquier edad si aparecen factores que aumenten el riesgo, como la obesidad o la diabetes gestacional. Hay que tener en cuenta que en casi cualquier analítica que realicemos por cualquier motivo nos mirarán la glucosa.

Por todo ello, las personas con diabetes mellitus tipo 2 suponen un reto impresionante. En su vida les acompaña una condición que supone una epidemia del siglo XXI. En la expansión de esta epidemia influyen las condiciones de vida que forjan los estilos de vida, con lo cual en su prevención y control deben intervenir medidas políticas y de salud pública, así como acciones comunitarias en las que debe intervenir la Atención Primaria de Salud. La Atención Primaria también tiene un papel importante en la valoración del riesgo individual de desarrollar diabetes tipo 2, en su prevención y la detección precoz. Igualmente, es la principal responsable en la educación, tratamiento y seguimiento de la persona con diabetes, con la colaboración de otras especialidades. Como ciudadanos debemos conocer el riesgo que tenemos de padecer diabetes y, si éste es elevado, tomar las medidas oportunas, seguir las recomendaciones para intentar hacer un diagnóstico precoz si es que la desarrollamos y luego implicarnos en el tratamiento y el seguimiento.

*Los autores son: médico de Atención Primaria en Sartaguda, director de la Zona Básica de Salud de Lodosa, miembro del Grupo de Diabetes de semFYC y de la redGDPS Navarra; y enfermera de Atención Primaria en Sartaguda, respectivamente