Hemos finiquitado el año 2022 y con él, prácticamente, hemos concluido la actual legislatura. Nos quedan unos meses para escuchar balances y aguantar promesas, pero en el camino se han quedado asuntos, que en la próxima legislatura se deberían solucionar.

El Sector Público Empresarial Navarro (lo que la gente conoce como las empresas públicas) se ha dedicado este ejercicio a darse a conocer. Podríamos decir que se ha presentado en sociedad, con una excelente puesta en escena producto de una gran labor comunicativa.

Sin embargo, toda esa labor se viene al carajo cuando alguna empresa pública es noticia en los medios de comunicación, por algún caso de mala gestión.

Las empresas públicas en Navarra se crearon hace más de cuarenta años, con el fin de aligerar el número de funcionarios en la Administración Foral (mano de obra más barata y con menos derechos) y tener barra libre en la contratación de servicios con la empresa privada. Además de utilizarse como abrevadero para estómagos agradecidos, nutriéndolos de altos cargos y dietas escandalosas.

La ley de la CPEN (Corporación Pública Empresarial de Navarra) se creó para poner orden a todo ese escándalo e intentó regular la administración paralela, que los Gobiernos de UPN-PSN habían creado.

Desde que en el año 2015 se produjo el cambio de ese régimen muchas cosas se han modificado, pero esa transformación no acaba de llegar al Sector Público Empresarial Navarro.

En las empresas públicas se sigue produciendo una gestión neoliberal, debido a que la base de Directores de Departamento de estas empresas, sigue estando formada por los mismos directores, o los que han cambiado por edad siguen las mismas políticas, que los directores de Departamento nombrados por los Gobiernos de UPN-PSN.

Esto explica los agujeros presupuestarios y las soluciones deficitarias que se han dado en el Pabellón Arena, Sendaviva, el Circuito de Los Arcos o Sodena.

Es normal que cuando los directores responsables en la creación de esos desaguisados, siguen siendo los mismos que se encargan en la actualidad de darles solución, el resultado no puede ser otro que el fiasco que estamos soportando en las arcas públicas.

La gestión neoliberal en Sodena ha permanecido inalterable en sus treinta y ocho años de historia. Convendría que Geroa Bai, que ostenta la presidencia de esta empresa, reflexionase y se preguntase cómo puede ser posible que casos como la venta de las acciones de Iberdrola, Caviar Perse, Noi Navarra, Punto Futuro, Parquenasa, la compra de coches antiguos a la familia del empresario Miguel Burgos y muchísimos casos más, que puntualmente nos recuerda la Cámara de Comptos en sus informes sobre Sodena, los cuales han supuesto la pérdida de decenas de millones de euros de dinero de toda la ciudadanía navarra, no llevaron consigo la destitución de ningún consejero ni director gerente de UPN. Cuando esos casos dejan en pañales asuntos como Davalor o la compra de mascarillas, que han supuesto la destitución del consejero Ayerdi y de la directora gerente Isabel Irigoien. Deberían también comparar la actitud del PSN ante los primeros y los dos últimos casos aquí indicados. La solución a todo esto es sencilla. Únicamente hacen falta tres cosas:

Abandonar las prácticas neoliberales en la economía. Voluntad política para realizar cambios en las direcciones de los Departamentos y saber lo que uno o una, que se pone a dirigir este conglomerado, se trae entre manos.

Solo así se podrá dar solución a temas tan importantes en este sector público como:

la unificación de las dos empresas en que se dividió Tracasa, a consecuencia del incumplimiento de una normativa europea y que actualmente se cumple sobradamente.

Recuperar como medio propio, por parte del Servicio de Recaudación de la Hacienda Foral la actividad de la antigua empresa pública Gedesa (Gestión de Deudas), especializada en la lucha contra el fraude fiscal y actualmente en camino de convertirse en una simple área de la empresa pública Tracasa.

Ante la futura constitución de las empresas públicas para el servicio de ambulancias y para el mantenimiento de las carreteras, y con el fin de no volver a dimensionar el Sector Público Empresarial, estas se deberían integrar en la empresa pública Nasertic. Empresa de servicios cuyo origen proviene de la unión de las antiguas empresas publicas Nasersa (Navarra De Servicios) y Opnatel (Obras Públicas de Navarra y Telecomunicaciones).

Establecer una colaboración más estrecha entre la empresa pública NILSA (Navarra de Infraestructuras Locales) y las Mancomunidades de Servicios de Navarra. En especial con la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, y a la vez esta mancomunidad mantener en cuestiones medioambientales una relación prioritaria con la empresa pública GAN (Gestión Ambiental de Navarra).

Proceder a la extinción de Sodena (Sociedad del Desarrollo de Navarra), traspasando su actividad relacionada con el fomento empresarial a la empresa pública Cein (Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra) y dejando la financiación encaminada al desarrollo empresarial en manos del recién creado INI (Instituto Navarro de Inversión). Proveyendo a este de la dirección adecuada, con el apoyo e independencia suficiente, que le permita desarrollar su labor lejos de las presiones y condicionantes que diversos agentes empresariales y financieros siguen ejerciendo sobre Sodena.

Reestablecer los controles en la contratación pública por parte de estas empresas, revertiendo las medidas de relajación que se tomaron con motivo de la pandemia. Ya que de cara al reparto de los fondos europeos pueden suponer un coladero, del que la Cámara de Comptos, una vez más, volverá a sacar los colores a este Sector Público Empresarial.

Y por último, entablar conversaciones con los representantes sindicales de todas estas empresas, para proveerles de un convenio laboral propio de empresas públicas de Navarra, y acabar con la situación de precariedad social y laboral que todos los Gobiernos de Navarra han ejercido y ejercen con las más de 1.300 personas que trabajan en este sector.

De cara a los próximos comicios del mes de mayo, todos los partidos políticos que abogaron por el cambio en el año 2015 deberían tener en cuenta que el practicar políticas neoliberales, al estilo de las practicadas por el antiguo régimen de UPN-PSN, tanto en este como en cualquier otro ámbito de la Administración Pública, lo único que trae consigo es que la gente vuelva a decidirse por el original y abandone la copia.

*El autor fue consejero de la CPEN en el periodo 2008-2012