Soy médica de familia desde hace 35 años y deseo compartir mis discrepancias ante algunas de las reivindicaciones del Sindicato Médico, aun a riesgo de exponerme a las críticas a estas alturas de mi vida profesional, próxima a la jubilación…

Solo voy a valorar la reivindicación de la no exclusividad y las afirmaciones de Navarra Suma de que en los años 80-90, sin exclusividad, la sanidad navarra era mejor valorada. Aparte de estas dos ideas debo decir que el aumento salarial solicitado de 500 euros/mes este año y otros 500 euros/mes el próximo, me parece una injusticia respecto al resto de profesionales sanitarios y respecto a la precariedad salarial actual en la mayoría de entornos laborales.

1. Exclusividad: situación voluntaria por la que voluntariamente aceptamos desarrollar nuestra labor profesional sólo en el sistema público de salud. Esta disponibilidad se compensa económicamente con 800 euros al mes.

Situación actual: según fuentes del Gobierno de Navarra, 41 profesionales renuncian a la exclusividad para poder ejercer en consultas privadas. El resto de profesionales nos hemos acogido voluntariamente a la exclusividad, porque deseamos ejercer sólo en lo público. Si cambiamos de opinión sólo debemos, voluntariamente, renunciar a la exclusividad, dejando de percibir los 800 euros al mes y podremos trabajar en consultas privadas.

Hasta aquí todo se entiende. Lo no entendible es porqué la exclusividad se ha convertido en un problema insalvable en la negociación con el SM si su objetivo es mejorar el sistema público de Salud, las condiciones laborales de todos los sanitarios y, en definitiva, la atención a la población.

No es creíble que el SM esté luchando tanto para que esos 41 profesionales que trabajan también en la privada cobren los 800 euros más al mes. Debe haber otras expectativas detrás de tanto empecinamiento.

Tras el deterioro de lo público crece la oferta de atención sanitaria privada, y con ella las posibilidades de ejercer en consultas privadas, para todas las especialidades, incluida la de medicina familiar y comunitaria. Las consultas privadas, cada vez más numerosas, necesitan profesionales. Visto así, se entiende la insistencia del Sindicato Médico.

En cualquier caso, exigir algo que se puede solicitar de forma voluntaria nos devuelve al espíritu un tanto avaricioso de algunos profesionales. Desean retirar la exclusividad sin renunciar a los 800 euros mensuales. Esa es la clave.

2. “En Navarra en la década 80-90 no había exclusividad y la sanidad estaba mejor valorada”, argumento utilizado por Carlos Pérez Nievas (Navarra Suma) para defender retirar la exclusividad. Me remonto a mis inicios para recordar nuestra sanidad en los 80:

Una mañana de otoño de 1987 pisé por primera vez la consulta de Huarte. Tras un examen MIR, muy difícil en aquellos años, y 3 años de especialización en Medicina Familiar y Comunitaria, ésa iba a ser mi consulta.

Hasta mi llegada el médico anterior ejercía a la mañana en el pueblo y a la tarde en consulta privada, traspasando pacientes de la mañana a la tarde. Me encontré una consulta con una mesa y 2 sillas, para médico y paciente. No había camilla. En la sala aledaña una consulta sin mesa ni sillas, solo una camilla vieja para que el practicante (no enfermero) pinchase alguna inyección... Horario de trabajo un tanto indefinido: médico a las mañanas, practicante sólo acudía si había que pinchar. Se cobraba por tomar la tensión en consulta y por más conceptos que prefiero no citar...

Con la energía de mis 29 años, ante esta situación tan desalentadora solo vi una gran oportunidad para mejorar la atención a la población.

Así era nuestra atención rural, nuestra incipiente Atención Primaria (AP) en 1987, cuando no había exclusividad. Una médica para 3.500 habitantes (Huarte y valle de Egüés,), sin pediatra.

Ahora la población atendida en Huarte y Gorraiz (sin contar Sarriguren, que tiene su propio equipo de AP) se ha multiplicado por 4. El equipo hoy lo forman 8 profesionales de medicina, 3 pediatría, 11 enfermería, 5 admisión, 1 Trabajo Social y 3 equipos de medicina y enfermería para la Atención Continuada. La comparación de este equipo con la de 1987 debería sonrojar a quien ha afirmado que en la década de los 80 sin exclusividad la sanidad era mejor valorada. Tal vez esta persona no utiliza el sistema público de salud y desconoce su desarrollo.

Pasados 35 intensos años de trabajar en equipo, junto a enfermería y admisión, dentro y fuera de las consultas, participando en actividades comunitarias, estimulando el autocuidado, acompañando a las personas en sus momentos de vulnerabilidad, en los procesos de enfermar, de morir, compartiendo conocimientos y experiencia con estudiantes de medicina y especialistas en formación, no ha habido hueco en mis energías para pensar en la privada.

3. ¿Y... cómo estamos ahora? Saturados, cansados, han aumentado los problemas de salud, las enfermedades crónicas, hemos envejecido profesionales y población... Los nuevos profesionales ven una Atención Primaria poco atractiva, con compañeros agotados, aunque paradójicamente algunos parecen desear la no exclusividad.

Los nuevos especialistas ven también el desinterés de la clase política por fortalecer la AP, ven que no se dan soluciones reales (por difíciles que sean debemos encontrarlas) y les atrae otro tipo de puestos de trabajo, las urgencias son ahora, en general, los puestos más solicitados por nuestros jóvenes especialistas...

Cabría preguntarse, ¿se le puede dar la vuelta a esta situación? Sin embargo, necesitamos la afirmación de que “hay que dar la vuelta a esta situación.”

Conclusiones

1. ¿Retirar la exclusividad facilita trabajar plenamente en el sistema público? ¿O más bien puede ser un lastre?

2. ¿Estamos peor que en la década de los 80 cuando no había exclusividad? Para muestra un botón.... véase Huarte.

3. ¿Por qué en los últimos años está empeorando nuestro sistema público de salud? Falta de interés político real, por seguir nutriendo una AP que está muy bien preparada pero necesita muchos recursos para poder hacer todo lo que sabe y puede y debe hacer. Una AP fuerte evita sobreutilización de otros niveles asistenciales, urgencias, otras especialidades. Si esto la clase política lo sabe, ¿por qué se ha permitido este debilitamiento de la Atención Primaria? Prefiero no pensar que este desinterés político tenga otros intereses ocultos y busque fortalecer la privada a expensas de nuestra debilidad (pensemos en Madrid).

4. Necesitamos tiempo en las consultas para atender y entender mejor los motivos de consulta, para diagnosticar mejor, solicitar las exploraciones adecuadas, ni más ni menos de las necesarias, para solicitar valoración de otros especialistas cuando sea preciso, no cuando las prisas o el cansancio nos lo dictan, para seguimiento de enfermos crónicos, para evitar ingresos evitables… El tiempo sí nos da calidad laboral y calidad en la atención a las personas.

¿Qué aporta suprimir la exclusividad a la solución de obtener más tiempo por paciente?

No voy a hacer esta huelga convocada por el SMN porque no creo que sus reivindicaciones mejoren a la Primaria en concreto ni al sistema público de salud en general. Necesitamos valor político para reforzar y reorganizar, si fuera necesario, los servicios.

No voy a hacer esta huelga, aunque sobran razones para movilizarse y sé que no estoy sola...

La autora es médica en Huarte (1987-2021), actualmente médica en Goizueta