El lunes, 30 de enero, Francisco Javier Aramendía escribía en estas páginas sobre la situación económica española en un artículo que titulaba ¿Mejora la economía? Argumentaba en su texto que España ha logrado contener la inflación, el excelente desarrollo de las exportaciones, el incremento de la inversión extranjera directa o la sofisticación del comercio. Y que estos datos confirmaban que “lo peor ha pasado”.

Qué duda cabe que tener un buen diagnóstico de la situación resulta vital y ayuda a buscar las mejores soluciones para lo que no funciona. Por eso me permito matizar algunos de los datos aportados en el artículo citado, además de incorporar otros. La ministra Nadia Calviño afirmaba recientemente que el IPC está entrando en una senda de moderación. Pero muchas veces se confunde equivocadamente que la inflación se reduzca respecto al mes o al año anterior con que los precios estén bajando. Error. Mientras la inflación esté en términos positivos, significa que los precios continúan subiendo. Así que me parece muy arriesgado aseverar que el IPC se está conteniendo, con una media nacional del 5,7% y una inflación subyacente, la que no considera para su cálculo a la energía (electricidad, gasolina, gas…) ni a los alimentos no elaborados (frutas, verduras…), del 7,5% y con tendencia ascendente.

Los consumidores llevamos meses sufriendo unos precios desorbitados que no pueden achacarse a movimientos especulativos, como comenta Aramendía, sino a la situación geoestratégica internacional. La medida aprobada por el Gobierno en enero, que ha suprimido el IVA de los productos que ya tenían el tipo reducido del 4%, además de bajar del 10% al 5% el IVA de aceites y pastas, no está llegando al consumidor ni está impactando en una reducción del precio de la cesta de la compra. Sin olvidar que las Pymes, ese tejido empresarial que supone el 99,8% de todas las compañías de España, están sufriendo un alza de precios de materias primas y costes de producción que está asfixiando a muchas de ellas.

También creo que hay que poner en contexto los datos de inversión extranjera directa. Si bien a nivel nacional aumentaron en 2021 respecto al 2020, también es justo indicar que el reparto entre CCAA no fue proporcional: Madrid recibió casi el 73% de las citadas inversiones, seguida de lejos por Cataluña con un 10% del total. Háganse idea de lo poco que recibieron el resto de regiones. El dato debería hacernos reflexionar sobre qué está ofreciendo Madrid: estabilidad jurídica e institucional y una estrategia clara y contundente de apoyo a las empresas, las que crean riqueza y empleo. Aprendamos de los que consiguen buenos resultados y cambiemos la estrategia seguida hasta ahora.

El déficit y la deuda pública que sufre España darían para otro artículo, y de nada de ello habla Francisco Javier. El déficit español lleva años desbocado y sin visos de que ningún partido se plantee una reforma seria de la Administración Pública. Porque ese dinero público no se está empleando con la eficiencia con la que debería exigirse. Hay cantidad de gasto innecesario que año tras año se consolida en el presupuesto anual. Con la inflación disparada los ingresos públicos están alcanzando unas cotas nunca vistas pero nadie se plantea reducir déficit, con lo que la deuda pública se dispara. En el tercer trimestre de 2022 superaba los 31.500 euros por habitante, cerca del 120% del PIB anual. La subida de tipos va a hacer que España tenga que pagar casi un 20% más en intereses en 2025, lo que supondrá un incremento de 12.000 millones de euros.

España es el único país europeo que no ha recuperado el PIB prepandemia. Ha perdido un 0,9% de su PIB desde el cuarto trimestre de 2019, cuando la recuperación de la media europea se sitúa en el 2,9% durante el mismo periodo. Mientras, el gasto en pensiones de nuestro país (que supone más del 12,7% del PIB frente al 10,4% de media de la UE) camina hacia el abismo, con medidas sostenibles a corto pero no a medio y largo plazo. España será el miembro de la UE que más suba el gasto en pensiones por el baby boom y, de hecho, ya hay provincias españolas donde el número de pensionistas ya es superior al de afiliados.

Como decía, es crucial tener un buen diagnóstico de la situación de partida para poder proponer las medidas más eficaces. Ni todo es tan malo como algunos lo pueden pintar, ni tan bueno como predican otros. Lo que me preocupa es que con una situación de tanta incertidumbre como la actual, con un crecimiento económico que va a estar entre el 0 y el 1%, lo que implica que no se va a conseguir crear empleo, haya quienes trasmitan que lo peor ha pasado. Nos viene un 2023 de curvas, y para actuar con sensatez y gestionar el riesgo hay que prever, con datos sobre la mesa, todos los escenarios posibles para que, si vienen mal dadas, estemos lo mejor preparados posible. Sin alarmismos, pero con objetividad.

*El autor es presidente del think tank Institución Futuro