Domingo 21 de mayo se cumple el primer aniversario del fallecimiento de una gran figura de Navarra, el P. Tarsicio de Azcona, ilustre capuchino, historiador y uno de los mejores especialistas en la reina Isabel la Católica. Una vida longeva, de casi cien años que hubiera cumplido el 24 de diciembre, intensa y un investigador de hondo calado. Con palabras muy acertadas el P. José Ángel Echeverría, historiador y responsable de la Biblioteca y del Archivo Histórico de la Orden Capuchina, quien es actualmente uno de los mejores conocedores de su amplia producción, sintetizaba su labor investigadora como “un monumento al documento”. De hecho, Tarsicio Azcona fue nombrado miembro académico correspondiente de la Real Academia de la Historia el 16 de diciembre de 2011.
Precisamente el 21 de mayo de 2014, ocho años antes de la fecha de su fallecimiento, recibió el P. Tarsicio de Azcona el mayor galardón del Gobierno de Navarra, el Premio Príncipe de Viana, por la calidad y rigor de sus investigaciones, en el Monasterio de Leyre; fue el último año que se celebró en aquel lugar memorable. El acto de entrega de dicho premio tuvo lugar el 4 de junio de manos de su Alteza Real el Príncipe de Asturias y de Viana, quien al poco tiempo sería el rey Felipe VI.
Tarsicio de Azcona ha legado a España y a Navarra una larga e intensa bibliografía compuesta por una veintena de libros y más de un centenar de artículos y monografías. Se trata de un valioso tesoro que condensa la historia de España, de Navarra y de su querido valle de Yerri, que lo nombró “hijo predilecto” el 5 de junio de 2009. Azcona, su pueblo natal, del que heredó su apellido como O.M. Capuchino, forma parte de dicho valle. La marca navarra debe mucho a personajes de talante sencillo, amable y de profundo pensamiento como el del P. Tarsicio que han llevado el nombre de sus pueblos a los primeros puestos de la historiografía española en congresos y publicaciones internacionales.
Mi conocimiento y amistad con el Padre Tarsicio (de nombre civil Jesús Morrás) es relativamente reciente, desde la recepción del Premio Príncipe de Viana en 2014. Aunque entonces ya contaba con más de noventa años, su clarividencia, sencillez, amabilidad y acogida en su convento de san Pedro de Extramuros, incluso tras la pandemia, era una inmensa suerte. Desde ese año hemos compartido interesantes coloquios de carácter investigador. De hecho, me dio a conocer unas cartas de un misionero navarro en China que se han reeditado recientemente, dado mi interés familiar por el pueblo de su procedencia. Dichos recuerdos los considero monedas de oro que, como el rey Midas, dejaba caer con sus sabios consejos, regalos de sus libros con dedicatorias que guardo como oro en paño y vivencias como docente e investigador. El último libro que me dedicó el 3 de marzo de 2022, dos meses antes de su fallecimiento lleva el título De campesino a historiador. Son sus apuntes biográficos cuya lectura recomiendo por acercarnos a una gran figura que, en su sencillez como indica el propio título, agradecimiento a cuantos trató y también discreción en varios momentos, va contando las diversas etapas de su intensa vida dedicada a la docencia y a la investigación. Una biografía que cautiva por su sinceridad, sobriedad de expresión y gran humanidad. Contrasta con un mundo de oropeles y bombos mutuos. Finalmente, el Archivo Real y General de Navarra en colaboración con el Gobierno de Navarra ha publicado su último libro póstumo, Los perdones del rey emperador Carlos V a los navarros deservidores. Un legado que debemos valorar, leer y transmitir como una figura que ha engrandecido y llevado muy lejos la marca Navarra.
“Me voy yendo, siento que me voy yendo, como la tarde que desciende deprisa, anunciando el ocaso” decía en su libro de Apuntes biográficos. Y con esa paz que siempre transmitía, nos ha dejado pero su huella sigue presente en su buen hacer, en la hondura de sus investigaciones y en su amplia bibliografía. El mejor homenaje que podemos ofrecerle es leer sus obras. Alguien dijo con razón que “la verdadera tumba de los escritores son sus libros”.
La autora es profesora y doctora en Literatura Española