Una vez pasadas las elecciones generales en el Estado español y acordado el futuro del Parlamento de Nafarroa, es momento de reflexionar en profundidad sobre la realidad política navarra.

El PSN rehúye públicamente de la formación EH Bildu, segunda fuerza en las pasadas elecciones, tercera fuerza política en Nafarroa con nueve parlamentarios y, primera a nivel municipal, con una cobardía propia de una formación débil e incoherente con sus principios y decisiones.

Lo más curioso del tema es que tanto en la decisión de no facilitar la alcaldía de Iruñea a Asiron, así como para la conformación del nuevo Gobierno, aluden como premisa fundamental que EH Bildu tiene mucho camino por recorrer, que todavía no son unas chicas y chicos buenos, que cuando tienen poder gobiernan de forma autoritaria etcétera.

Un Partido Socialista que en la Navarra de los años treinta era toda una referencia en la lucha por las libertades y la justicia social. Incluso muchos de sus dirigentes lucharon por la consecución de un estatuto de autonomía para cuatro provincias vascas. Un partido sin complejos, que meses antes del golpe de 1936 denunciaban en Madrid que en Nafarroa se movía algo, que los carlistas entrenaban con armas en la sierra de Urbasa, etcétera; pero Madrid no hizo caso, tenía miedo a enfrentarse a la realidad de los poderes ocultos y pasó lo que pasó.

Hablamos de pocos años en la historia, época en la cual el altsasuarra Constantino Salinas, presidente de la Diputación Foral perteneciente al PSOE, expresaba la importancia de poder pertenecer a una comunidad de cuatro provincias, dentro de un Estado Federal, en primer lugar, porque veía una realidad territorial y por otro lado, porque Navarra pensaba que estaría mejor junto a provincias donde el socialismo y la conciencia social era mayor que en la Navarra caciquil.

Llegó el golpe de Estado de 1936 y Mola junto a los requetés, les ganó la partida. Mi abuela (hermana de Constantino) me contaba que él no dormía ante la impasividad de Madrid, que veía venir algo grave, tal y como así pasó.

Llegaron años donde Nafarroa era un desierto y fascismo, generaciones que sufrieron la represión, el hambre, el exilio... Tras cuarenta años de todo ello se llegó a la denominada Transición, pero que no fue más que una reforma del franquismo, donde numerosos políticos franquistas siguieron en las instituciones, manteniéndose los poderes militares y judiciales totalmente intactos. En Nafarroa los golpes y porras recibidos por los grises y los incontrolados los recibían la población de izquierda, los trabajadores en las huelgas y la juventud que reivindicaba un cambio real.

Cuando llegaron las primeras elecciones, aparecieron personajes que jamás habían luchado contra el franquismo, que miraban por la ventana los días de movilizaciones y huelgas generales y, salieron posteriormente para ocupar puestos de representación, dentro de la comodidad parlamentaria.

El PSOE como consecuencia de su tradición histórica, en los años ochenta consigue unos estupendos resultados electorales, pero su cúpula y allegados generan una de las redes de corrupción mas importantes de todo el Estado, con Urralburu y Aragón al frente dentro de la denominada trama navarra de Roldán. Roldán llegó como delegado del Gobierno (PSOE) a Iruñea y con él, además de la corrupción, la guerra sucia contra la izquierda abertzale, la complicidad con el GAL y el enriquecimiento de todos ellos.

Paralelamente llegaban los acuerdos con UPN y, como repartirse el pastel junto a un grupo organizado de poder formado por grandes empresarios, algunos medios de comunicación e intelectuales de pacotilla.

Son los denominados fenómenos políticos en el desarrollo sociopolítico de un pueblo, que cronológicamente en la historia del PSN son de muy corto espacio, pero que cuando surgen nuevas fases políticas, nuevos ciclos como ocurre en estos momentos, deben tener una perfecta adecuación con la sociedad, con la población en general.

Y eso es, precisamente lo que no vienen haciendo. El enlace Iruñea-Madrid con las figuras primordialmente de Santos Cerdán en Madrid y Ramón Alzórriz en Nafarroa establecen como premisa fundamental no realizar una política real de acuerdos tal y como lo viene pidiendo hace ya muchos años la ciudadanía.

Tras la presidencia de Pedro Sánchez, los cambios estructurales de Estado evidentemente no se dan, pero existe un cierto rumbo a formas progresistas a nivel social, el tándem UPN-PSN tomó una deriva de importancia que venía a suponer cierta enmienda en su comportamiento caciquil por parte de sus anteriores miembros socialistas. Madrid dicta que hay que explorar algo diferente en Nafarroa con fuerzas progresistas, pero hay que seguir excluyendo a EH Bildu. Nafarroa como tema de Estado, el mismo planteamiento que realizan los poderes fácticos, siendo algo intrínseco a cualquier poder centralista de Madrid.

Todo ello es lo que públicamente lo vienen diciendo hasta ahora, pero evidentemente al tener que llegar a acuerdos, se pueden conseguir avances en un definido programa progresista por definirlo de alguna forma. La población en general debe valorar en primer lugar el programa, es decir, los puntos que se van a trabajar, a desarrollar como línea de trabajo durante una legislatura. Con tibieza, con falta de rigor democrático es lo que hemos venido viendo hasta ahora, pero es imprescindible seguir presionando para virar en lo posible las decisiones que se tomen hacia un programa muy acordado y definido.

En un grupo progresista no puede existir el protagonista o la protagonista del grupo que siempre hace lo que el desea y es lo que ha ocurrido en el Ayuntamiento de Iruñea donde si no se hace lo que dice el listillo o la listilla del grupo no se hace nada, hipotecando durante varios años a la población de Iruñea que tantas ilusiones tenía puestas en un cambio municipal, pintado Iruñea y algún otro ayuntamiento de color azul ,como si no tuvieran poco en todo el Estado español.

Ahora en el Parlamento navarro, con responsabilidad, el conjunto dice que son buenas personas y se debe mirar hacia adelante, pasando por alto el mal comportamiento y falta de amistad en el grupo, lo cual deja mucho que desear de ese protagonista, el cual indudablemente tiene mucho que mejorar.

La memoria en su sentido extensivo siempre debe estar presente para poder analizar la realidad actual donde existen aspectos básicos para un avance en la conquista de la justicia social que se debe apoyar, pero teniendo en cuenta que el PSN tiene un amplio camino por recorrer en lo referente a Nafarroa como tema de Estado.

El PSOE centralista, con el PP como aliado, mantiene una euskarafobia a todos los niveles, mantiene todavía la ley franquista de documentos clasificados, no permitiendo su desclasificación y, por extensión el mantenimiento de la misma política del pasado.

Casos como Zabala o Naparra siguen sin esclarecerse por auténtica cobardía y, todavía está por ver cuál será la actitud del nuevo Parlamento en relación a la ley aprobada de víctimas del Estado y cuerpos policiales.

Si se excluye públicamente a EH Bildu por motivos de “ética política” según ellos y siguen generando acusaciones hablando del mal, exclusivamente en el entorno abertzale, ¿qué plan de convivencia van a plantear en el futuro Gobierno de Nafarroa? Ello sería la principal pregunta, porque actualmente todo es papel mojado.

Una sigla, PSN, que debe interiorizar todo ello, porque de lo contrario Nafarroa lo tendrá difícil para ir avanzando en una línea progresista y de justicia social. Nadie desea la vuelta del tándem UPN-PSN que, tras cuarenta años de franquismo, impuso el rodillo continuista durante varias décadas posteriores. Es importante que las nuevas generaciones sepan lo que supone una vuelta al pasado a todos los niveles. Pero para ello, dentro de un enfoque intergeneracional, se debe propiciar puntos de encuentro y convivir en el mismo entorno, porque lo que se decida ahora tendrá consecuencias en varias generaciones futuras. La sociedad, la juventud deben tenerlo muy claro dicho tema, porque ahora es el momento de tomar numerosas decisiones, ya que luego sería muy tarde, decisiones con un previo análisis de todo lo que ha ocurrido y, una mirada al futuro con ilusión.

Tristemente Euskal Herria, Nafarroa no se puede desarrollar como pueblo y nos arrastra como siempre en la historia, una España increíblemente casposa, más razón para que cada día sean más las personas que se alineen con los postulados de que algún día no muy lejano, el tránsito a Madrid no sea necesario y poder decidir con plena soberanía como pueblo navarro, como pueblo vasco, pero para ello siempre se debe ir con la población sin automarginación, con todos los sectores posibles, mojándose y moviéndose en este mundo contradictorio, pero donde la política y la lucha popular marcan los ritmos y movimientos en cada devenir histórico.