Yo, a pesar de mi edad, 60 años y recién jubilada, apenas conocí el anterior régimen dictatorial. Sí que me tocó vivir un poco más de cerca los vaivenes de la sociedad por conseguir una democracia para este país. ¿De qué nos ha servido? Desde luego en el Departamento de Educación, y respecto a la jornada educativa escolar, de nada. Y les explico.

Desde el curso 2007 venía implantándose de manera experimental las diferentes jornadas escolares: partida, que todos conocíamos, continua y flexible. Se comenzó con pocos centros que cambiaron su jornada partida a jornada continua. Poco a poco fueron aumentando los centros escolares con jornada continua, llegando en el curso pasado 2022-23 a un 70,77% de todos los centros escolares (públicos, concertados y privados) de Educación Infantil y Primaria (datos recogidos de web del Departamento de Educación)

Con más de un 70%, amplia mayoría, no me dirán ustedes que no era como para haber decidido jornada continua para todos y todas, o al menos que se quedase dicha jornada continua de manera permanente para aquellos centros que así lo habían decidido con anterioridad. Y si con los años los demás se iban adhiriendo pues muy bien.

Porque…¿saben cómo es de costoso conseguir una mayoría de centro para dicha jornada? Sin adentrarme en reuniones, requisitos previos como aprobación por parte del claustro de profesores, aprobación por mayoría del Consejo Escolar de cada centro, hay que elaborar un proyecto que sobre todo satisfaga a las familias, que mantenga los derechos que por ley corresponden a algunas familias (transporte y comedor), que se ofrezcan actividades diversas, lúdicas, educativas, tecnológicas..., propuestas tanto por Apyma, Ayuntamiento y por el propio profesorado del centro, todo ello para que el horario de entrada del alumnado (9:00) y salida (16:30) no varíe para las familias que así lo precisan y ya se han acostumbrado.

Llega la votación y no vale, como en cualquier proceso democrático que se precie, de una mayoría simple de los que votan. ¡¡¡No!!!. Son necesarios 3/5 del censo del alumnado. Es decir, hay votos que tienen mejor calidad que otros. Y lo explico. Yo quiero jornada continua voy a votar. Yo no quiero que salga la jornada continua y me quedo en mi casa porque los que tienen que menearse y mover las posaderas del asiento son los que quieren la jornada continua.

¡¡¡Pues no señor!!! En las democracias que se precien todos y todas deben de manifestar sus preferencias y votar lo que crean mejor…, pero todos y todas… no solo unos y que a los otros les salga gratis.

El curso pasado hubo unas jornadas por parte del Consejo Escolar de Navarra sobre las jornadas escolares, con un escoramiento visible y palpable hacia la jornada partida, que supongo que tendrá muchas contrapartidas por detrás (lobbys-empresas privadas), porque desde luego el estudio imparcial, científico y real no lo hubo (yo estuve allí)

El Gobierno de Navarra, en su Departamento de Educación, debiera dar ejemplo de escucha y democracia. Muchas Apymas de centros escolares y sindicatos han solicitado que en la Orden Foral sobre la jornada escolar continua sólo sea necesaria una mayoría de los votos emitidos, es decir superior al 50% de quienes van a votar, no, como piden ellos, un 60% (3/5) del censo del alumnado (se les ve el plumero por dónde van)

Creo que la sociedad, después de más de 40 años de democracia, se merece un respeto a sus decisiones a través de las votaciones y que éstas sean tenidas en cuenta aunque solo sea para decidir la jornada escolar. ¡Democracia, por favor!

La autora es maestra jubilada