En la Edad Media, la Iglesia Católica declaró el préstamo de dinero como una actividad anticristiana e inmoral, y en el siglo XII el Papa prohibió por completo a los cristianos cobrar cualquier tipo de interés, haciendo imposible ganar dinero a través de la banca. Los tiempos cambian y ya en el siglo XVIII, el filósofo y jurista Jeremy Bentham se pronunciaba, de forma categórica, en defensa de la usura como motor de la economía. Como buen liberal utilitario sostenía que poner límites a los préstamos era un atentado contra la libertad. Los grandes bancos tomaron buena nota de las enseñanzas del maestro y se convirtieron en avezados discípulos suyos. Los grandes bancos españoles, por ejemplo, cuentan en 2023 con 6.500 millones de exceso de capital para remunerar a los accionistas. La aceleración del negocio, los beneficios récord y la contención de los niveles de morosidad han provocado que las seis entidades cotizadas españolas hayan generado capital muy por encima de sus propios objetivos. BBVA y Santander han registrado el nivel de rentabilidad más alto de entre los grandes bancos de la UE. Los dos gigantes españoles firmaron en 2022 un año récord, logrando sus mayores beneficios históricos y elevando a doble dígito los indicadores de negocio típico bancario. Pero más allá de las llamativas cifras de ganancias y de ingresos, ambas entidades se situaron muy por encima de sus pares europeos en cuanto a rentabilidad, que es uno de los indicadores más seguidos por analistas y los propios bancos para evaluar el desempeño de una entidad.

Como el negocio va viento en popa, se ha disparado el número de banqueros que gana más de un millón de euros al año. En toda la UE son ya 1.957 los banqueros que ganan más de un millón de euros al año, un 42% más que en 2022 (en España en un año han pasado de 128 a 221 banqueros millonarios). La pirámide de los banqueros millonarios españoles se construye así: hay 148 banqueros que ganan hasta dos millones de euros al año, 37 banqueros que ganan hasta tres millones anuales, 18 que ganan hasta cuatro millones y ocho que ganan entre cinco y seis millones anuales. Y en el vértice de esa pirámide, uno que gana entre 14 y 15 millones (el mejor pagado de toda la UE).

Llama la atención que en otros países europeos se paga más por el ahorro que en España, provocando por tanto una fuga moderada, pero constante, hacia nuestros vecinos comunitarios. En total, los residentes tienen depositados más de 78.000 millones de euros en el resto de los países de la eurozona, y, de esta cantidad, casi 50.000 millones están en depósitos a plazo. En 2022 el dinero depositado en cuentas europeas aumentó un 18%. Según datos del Banco de España, el dinero que se marcha de España lo hace buscando rentabilidad porque en su mayoría va a parar a depósitos a plazo. Las cifras que se manejan en depósitos en el extranjero no son dramáticas, pero sí van en aumento.

Guindos, el vicepresidente del BCE ya avisó, haciendo referencia al menor traslado de la política monetaria al ahorro de las familias, que “cuando subimos los tipos de interés, lo hacemos para que tenga un reflejo en el activo y el pasivo”. Un año después del inicio de las subidas de tipos de interés en Europa, la banca española sigue sin mover ficha. Las entidades españolas han conseguido ensanchar sus márgenes gracias a la actualización de los préstamos al nuevo precio del dinero, mientras que no han encarecido al mismo ritmo el coste de los depósitos. Esta situación explica unos beneficios disparados este año entre enero y septiembre de casi 20.000 millones de euros.

Los grandes bancos españoles, tras la presentación de sus resultados del tercer trimestre ya avanzaron que el encarecimiento de los depósitos está yendo más lento de lo esperado y que no esperan que eso cambie en el corto plazo. “No vemos mucha presión de los particulares”, coincidieron, sin sonrojarse, varios de los principales ejecutivos de las entidades financieras.

Los bancos españoles que operan en el segmento minorista en otros países europeos ofrecen allí depósitos y remuneraciones en cuentas corrientes que se sitúan de media entre el 3% y el 5%, a pesar de que en España la retribución es mucho más baja o, directamente, no existe. Aunque es algo que se ha criticado a las entidades desde que comenzó la subida de los tipos de interés, desde el sector bancario han atribuido la escasa remuneración a la amplia liquidez que existe en el sistema bancario español y a que el precio del pasivo se establece mediante libre mercado.

En el Reino Unido, el banco Santander ofrece cuentas remuneradas con intereses que oscilan entre el 3,50% y el 5,25% TAE. En Italia, el BBVA, único banco español presente con negocio y operativa en el segmento minorista, ofrece una remuneración del 4% al saldo en cuenta corriente hasta el 31 de enero de 2025. Asimismo, ofrece un depósito a sus clientes que renta un 4,25% TAE a 12 meses y puede contratarse con una inversión máxima de 50.000 euros.

La oferta contrasta con la situación en España: BBVA opta por remunerar a los clientes que recomiendan el banco a amigos o familiares, pero no remuneran el saldo en cuenta corriente. El único depósito disponible en su página web es un depósito combinado con un fondo que ofrece un interés fijo de entre el 0,15% y el 0,65% TAE; Santander tampoco ofrece de forma generalizada depósitos a clientes minoristas, únicamente fondos de inversión y seguros de ahorro, y Caixabank centra su oferta en seguros de ahorro, aunque ofrece un depósito a un 1% TAE a un año, con la posibilidad de elevar esa remuneración si se contratan productos y servicios adicionales.

Si no cambia la situación en los próximos meses, la banca española intentará aumentar todavía más sus márgenes y seguir con los beneficios al alza hasta mediados de 2024, ya que queda una parte de la cartera de préstamos por repreciar. Esto es, confían en que estos ingresos crezcan por encima del encarecimiento del pasivo.

La actividad bancaria sí es necesaria y esencial para asegurar el ahorro, gestionar los pagos y cobros y facilitar el consumo de las personas y de las familias, pero es el Estado el que debe garantizar esos derechos económicos a través de una Banca Pública y poner freno a la usura.

*El autor es economista