Pero no, desgraciadamente, ni UPN ni Bildu. Así lo pusieron de manifiesto con su abstención en el Pleno del Parlamento de Navarra del pasado jueves 18 ante una moción de Geroa Bai en la que solicitábamos al Gobierno estatal prorrogar el Plan Moves, o, en su defecto, a poner en marcha un programa de similares características con el objetivo de ayudar a la ciudadanía en la sustitución de sus vehículos de combustión por otros híbridos o completamente eléctricos.

Una moción sustentada en el hecho de que el Plan Moves tiene ya una fecha de caducidad determinada, junio de 2024, tras haber sido ya prorrogado, tan sólo para seis meses, por el gobierno estatal puesto que finalizaba en diciembre de 2023.

Un Plan, el Moves, que concede diferentes ayudas económicas para la adquisición de vehículos eléctricos –con cuantías que varían en función del tipo del mismo–, y para la instalación de puntos de recarga, y que ha permitido que Navarra sea la comunidad del Estado con mayor penetración del vehículo eléctrico con un 16,5%. Así, apuntemos, en 2019 se matricularon en Navarra 1.451 vehículos eléctricos, de todo tipo de segmento. Esta cifra alcanzó los 5.906 en octubre del año pasado; es decir, en apenas tres años se había cuatriplicado la presencia de vehículos eléctricos en Navarra.

A su vez, nuestra comunidad cuenta con 2.052 puntos de carga, de los cuales 310 son de acceso público. En 2019 Navarra contaba con 120 puntos; es claro que se han multiplicado exponencialmente.

Navarra es la comunidad autónoma que ha liderado la ejecución de ese Plan. Debemos recordar que el presupuesto original asignado a la Comunidad Foral en 2021 era de 5,5 millones. Al ser la comunidad que mejor y más rápido había ejecutado dicho programa, ese mismo año se solicitaron adicionalmente otros 18 millones, que nos fueron concedidos, y así sucesivamente hasta alcanzar la cifra de 28 millones.

Esas ayudas dinerarias han jugado, es evidente, un papel determinante en la expansión del vehículo eléctrico. A ello hay que añadir la política tributaria establecida en nuestra comunidad en 2018, por la que el Gobierno foral gratifica con importantes deducciones fiscales la inversión en vehículos eléctricos y sistemas de recarga ya que Navarra ha establecido unas deducciones para empresas y particulares que van desde un 30% respecto al precio del vehículo eléctrico, un 5% si el vehículo es un híbrido enchufable, y de entre un 15 y un 25% de deducción por la instalación de puntos de carga.

Tanto las ayudas económicas –vía Plan Moves– como las deducciones fiscales han empujado ese mercado; un mercado, es cierto, en el que todavía prevalecen caros precios ya que, según diversas previsiones, la electrificación masiva del parque de vehículos sólo se conseguirá cuando se alcance la paridad de precio entre vehículos eléctricos y vehículos de combustión.

Tanto las ayudas como las deducciones están colaborando, de forma importante, en lograr la meta de romper con la dependencia de los combustibles de origen fósil, marcado en la Agenda de Movilidad de Navarra, elaborada en 2022 por el entonces Departamento de Desarrollo Económico y Empresarial en colaboración con un amplio elenco de agentes sociales. Una Agenda con unos objetivos muy concretos: el impulso del vehículo eléctrico; el despliegue de una infraestructura de recarga de acceso público cohesiva y fiable; la apuesta por un turismo navarro con mínima huella de carbono; y, finalmente, la creación de una red navarra de infraestructura emblemática.

Porque, recordémoslo también, en Navarra el sector automovilístico cuenta con cerca de 120 empresas que emplean directamente a 12.000 personas. Y si hablamos del sector comercial del vehículo, Navarra cuenta con 41 concesionarios, que suponen 1.550 empleos directos.

Un sector, por tanto, fundamental para Navarra. Un sector a cuidar y mimar. Lo ha sido mientras duró la movilidad de combustión; lo es ahora en la transición ecológica hacia el vehículo eléctrico; y lo será en el futuro, una vez generalizado su uso.

No tenemos claro en Geroa Bai si en UPN y Bildu comparten esa visión, dado su no apoyo al mantenimiento de las ayudas estatales. Bien cierto que, diseñadas en Madrid, y, por el momento, con fondos europeos. Pero a caballo regalado…

Es la segunda vez en tan sólo un mes que UPN no apoya a la industria de nuestra comunidad. Rechazo explícito en diciembre votando en contra del crédito a Sunsundegui. Abstención, ahora, en contra de las ayudas a los compradores de vehículos eléctricos. Por tanto, a ese sector, al sector automovilístico –en pleno proceso de renovación– y a sus trabajadores. ¿Quo vadis, UPN?

Bildu, por su parte, suele predicar que cuando no se puede segar se espiga. Pero en esta ocasión, ni segar ni espigar.

¿Las ayudas son mejorables? Sin duda… Pero frente a la alternativa de su desaparición nos postulamos en mantenerla como está. Y el ejemplo paradigmático lo tenemos en Alemania donde las retiraron a mitades de diciembre y la venta del automóvil eléctrico cayó un cincuenta por ciento. Afortunadamente, sin UPN ni Bildu, la moción salió adelante.

La pelota del mantenimiento de las ayudas está ahora en el tejado del gobierno central.

El autor es parlamentario de Geroa Bai