Los sindicatos de la educación pública de Navarra solicitamos en diciembre al Departamento de Educación una reunión monográfica para poder abordar los principales planteamientos que preocupan al profesorado en los centros y en las aulas. No se trata de cuestiones nuevas, sino que vienen de años atrás. Esperábamos que el encuentro con los responsables de Educación fuera antes del 19 de enero para que nuestras demandas hubieran podido tener cabida en el proyecto de Presupuestos Generales de Navarra que ese mismo día se presentó al Parlamento. Sin embargo, no se nos convocó hasta el día 22, de manera que ya resultaba imposible la inclusión de partidas presupuestarias. Estamos seguros de que el departamento podía haber actuado con más celeridad si realmente quería mejorar ya en el curso 24-25 la labor del profesorado en las aulas.

Al inicio de la reunión, el consejero, Carlos Gimeno, expuso su disposición a tratar las cuestiones que los sindicatos de la educación pública le planteamos, así como a llegar a acuerdos en una “negociación con letras mayúsculas, realista y seria”. Valorando positivamente la disposición al diálogo, las organizaciones sindicales hemos consensuado una plataforma de cuestiones que ya hemos trasladado al departamento, solicitando el inicio de esa negociación a la que, esperamos, siga asistiendo el consejero para tratar de algunas cosas mayúsculas. Y también de otras minúsculas.

Todo aquel que entienda la importancia que la educación tiene en el progreso y en la equidad sabe que nos encontramos en un momento complejo en los centros educativos: cambio de paradigma legislativo y de currículos (Lomloe), aumento notable de la diversidad en las aulas, matrícula viva (alumnado que llega de otros lugares con el curso ya iniciado), digitalización, multiplicidad de programas en los centros… Son retos crecientes para los que es imprescindible acometer mejoras que den solidez al sistema. Es decir, que le den más calidad. Es evidente que los planteamientos del profesorado tendrían como efecto directo un incremento de esa calidad que, por desgracia, hoy en día apenas se mide en estándares ISO y en tablas Excel.

Por ello solicitamos, en primer lugar, una reducción lineal de ratios que mejore la posibilidad de atender al alumnado como se merece: es indiscutible que un menor número de estudiantes por grupo facilita una atención más personalizada y, por tanto, repercute de manera positiva en la calidad educativa. No obstante –desde la seriedad que se nos pedía– somos conscientes de la dificultad de adoptar esta medida en todos los niveles y en todas las etapas al mismo tiempo y, por ello, mostramos nuestra disposición –como así se lo manifestamos al consejero en la reunión– a reducir las ratios de manera escalonada a lo largo de esta legislatura a la que aún le quedan más de tres años. Además, compartimos la opinión del consejero en el sentido de que en aquellos grupos con alumnado con necesidades educativas específicas, la ratio ha de ser más baja. Pero ambas medidas –reducción lineal y reducción vinculada a las necesidades educativas de cada grupo de alumnos y alumnas–, son compatibles y redundarían en el ahorro de otro tipo de gastos como son los que se derivan de un menor rendimiento asociado a las ratios actuales. Esta propuesta sindical de reducción de ratios va en consonancia con el consenso mayoritario de la comunidad educativa y de los expertos y pedagogos, que coinciden en señalar que el rendimiento escolar tiene relación con el número de alumnos por aula. Precisamente estos días, en el foro organizado por el Consejo Escolar de Navarra, estamos oyendo hablar de la necesidad de reducir la tasa del alumnado que repite curso. Entre otras razones, a nadie se le escapa que la repetición es una medida que encarece los costes del sistema educativo y que, por desgracia, con frecuencia está relacionada con una ratio elevada en las aulas. Hay que recordar que, además, las ratios vigentes hoy en Navarra permiten incrementar en hasta un diez por ciento el número de estudiantes. Es decir, un grupo de Bachillerato de 35 podría acoger hasta 38. Dudamos de que estos números garanticen una adecuada preparación para la EvAU.

Por otra parte, pedimos que se dé respuesta a la severa pérdida de poder adquisitivo del profesorado navarro en los últimos años. Nos referimos concretamente a la recuperación salarial. Lo cierto es que, aunque no coincide con la cifra que los sindicatos manejamos, el propio Departamento de Educación admitió en la Mesa Sectorial una pérdida retributiva de los docentes de, como mínimo, el 15%. Por ello, en el plazo de la actual legislatura, propondremos una recuperación acorde con lo perdido: algo más de un año entero no cobrado. Puesto que el departamento reconoce esta fuerte merma en nuestras retribuciones, estamos seguros de que encontraremos el cauce para su restablecimiento a lo largo de los tres próximos años. También en este punto damos muestra de seriedad y de responsabilidad al facilitar que esta recuperación del poder adquisitivo perdido –reconocido por el Departamento de Educación– se pueda alcanzar de manera escalonada.

En lo que respecta a la sobrecarga laboral que vive el profesorado y al exceso de labores burocráticas, el departamento se ha comprometido a crear un grupo de trabajo para abordar aspectos concretos que redunden en una racionalización de las labores y de los horarios. Igualmente, estamos dispuestos a negociar este aspecto para su aplicación de manera escalonada, pero no vamos a ceder en la exigencia de introducir algunas medidas ya para el próximo curso 2024-25. Además, solicitamos flexibilizar la formación del profesorado y estudiar el minutaje de muchas de las labores que realizamos de manera que, para no interferir en la conciliación familiar, nuestras horas de trabajo no se prolonguen durante la tarde-noche y los fines de semana.

Por último, creemos que hay que asegurar la estabilidad de las plantillas desde dos aspectos. En primer lugar, creemos que hay que ajustar las ofertas de empleo público a las necesidades reales de profesorado de cada curso. En la actualidad siguen siendo miles las profesoras y profesores que cada año suscriben un nuevo contrato y se incorporan a otro centro de trabajo distinto del anterior. En segundo lugar, también hay que adaptar al máximo el número de plazas de los concursos de traslados del profesorado. Por estas dos razones, hemos solicitado a los responsables de Educación datos de la plantilla funcional real.

Seguimos a la espera de que, como prometió, el Departamento de Educación nos convoque de manera inmediata para iniciar un diálogo que nos permita alcanzar acuerdos antes de la finalización del presente curso escolar y que –queriendo ser serios y realistas– se consoliden a lo largo de la actual legislatura.