El pasado 2 de marzo se celebró en la Txantrea el día inter barrios, al que acudieron varias de las asociaciones comunitarias de Pamplona. Dentro de ese encuentro, realizaron un acto simbólico de reconocimiento a las personas que han trabajado o contribuido en lo comunitario, buscando un poco que las nuevas generaciones vean la importancia y lo valoren como merece. La intención es que cada año recaiga en personas de un barrio distinto.

Este año dicho reconocimiento recayó sobre mi persona. Mas allá de contar mi recorrido de voluntario desde los años 80 hasta ahora, quería poner estas líneas para contar un poco lo que sentí al ver tantos jóvenes llenos de ilusión.

En primer lugar, agradecer de corazón por reconocerme la dilatada labor en lo comunitario, y como es mi caso, como persona voluntaria, de una forma siempre altruista.

Me encantó ver tantas personas jóvenes de los distintos barrios que acudieron, y aun faltando algunos por diversos motivos, eran un buen número, y rebosaban ilusión y muchas ganas. Buena base de partida para realizar las actividades y proyectos en los barrios.

Es ilusionante ver que lo que algún día lejano algunos iniciamos, tiene continuidad, con sus ajustes, etcétera, como es lógico en toda actividad de este tipo.

El futuro de lo comunitario, al menos en lo que se refiere a las actividades infanto juveniles en nuestros barrios, está en personas como ellos, con ganas e ilusión. Manteniendo esos espacios de encuentro y convivencia vecinal, con actividades muy diversas, que crean un sentido de pertenencia importante a todas las personas participantes, a sus familias y entorno. Mejorando la convivencia, y favoreciendo el encuentro entre iguales.

Cada generación, hemos ido haciendo lo que mejor sabíamos y hemos ido adaptándonos a cada momento, rompiendo un poco con lo anterior, pero llevando las líneas claras para que todo funcionase, y los barrios tengan estos espacios abiertos y tan diversos.

Animarles una vez más a que continúen el camino, no importa el tipo de actividad, lo importante es mantener esos espacios tan necesarios en los barrios.

Animar también a las personas que puedan llevar más años al frente de esas asociaciones, a que hagan un traspaso natural, con cariño, pero sin dilaciones. Ello no significa desaparecer, pues como es mi caso, por ejemplo, ahora estoy atrás, sin influir en el funcionamiento organizativo, pero dedicado a la pesada burocracia administrativa. Permitiendo así que las personas que están en primera línea puedan centrar y dedicar sus energías a las propias actividades. Es muy sano refrescar las asociaciones si queremos que estas continúen.

Recordar también a las instituciones, tanto políticos, como técnicos, que tienen que facilitar mucho más los asuntos burocráticos para las subvenciones, permisos, mantenimiento censos, etcértera. Pues en la mayoría de los casos, estas labores las realizamos personas voluntarias, dejando un buen número de horas, que deberían ser para realizar las actividades.

Después de tantos años, yo me quedo con todas esas personas con las que he compartido tanto tiempo, donde los vínculos han sido muy fuertes. Y con la riqueza y aprendizajes tan grandes que proporciona desarrollar este tipo de actividades con personas tan diversas. Y por supuesto por todo lo conseguido en el barrio y para el barrio. Habiendo sido esto un logro comunitario, de grupo, gracias a tantas personas que han ido haciendo sus aportaciones.

A seguir haciendo barrio, manteniendo y aumentando los espacios comunitarios de encuentro, que es algo que genera muchos beneficios a la comunidad.

Gracias de verdad por el reconocimiento, y por poder ver esa ilusión que desprendéis.