De vez en cuando leo y veo en la prensa jóvenes que, después de cursar sus carreras, ejercen en otros países, algunos en las antípodas. Esto me produce dos sentimientos encontrados, el primero, el orgullo de saber que estos jóvenes, sobradamente preparados, llevan el nombre de Navarra por el mundo, y el segundo me provoca una gran desazón al pensar que su tierra, en la mayoría de los casos, no les ha brindado la oportunidad de demostrar lo que valen. Con ello, créanme, perdemos todos: sus familias, porque se nos priva de tenerlos con nosotros; su tierra, porque no se enriquece con la aportación de sus conocimientos que contribuirían a engrandecerla desarrollando nuevos proyectos que crearían puestos de trabajo.

El objetivo principal de la educación es prepararnos para los problemas de la vida real y aportar a los más jóvenes el conocimiento para enfrentarlos a los retos que estén por llegar. La educación nos ayuda a ser mejores ciudadanos, al mismo tiempo nos ayuda también a crecer y pone a disposición de la comunidad donde se vive todo lo aprendido. Es la forma en que, entre todos, contribuimos a una mejor sociedad para vivir, conociendo y respetando los derechos, las leyes y las normas.

Les cuento. Estoy preparando este escrito cuando veo también en prensa una entrevista en el Planetario de Pamplona con el prestigioso científico Mariano Barbacid, “Europa no valora la investigación”. Nos recuerda también en la citada entrevista que: “la financiaciación de proyectos está todavía por debajo de la que tuvimos en 2009, 15 años despues”.

Debe ser que los políticos están tan ocupados en sus cuitas que no se han percatado de ello, pero sí se acordaron de actualizar sus sueldos cada año.

También ha sido publicado con grandes titulares que el Gobierno de Navarra ha otorgado ayudas para estudios superiores por el importe de 3.100.000 €. Esta cifra, que parece importante, ha sido repartida entre 2.130 estudiantes que han sido agraciados con la pedrea de unos importes irrisorios; mientras que en esta legislatura la misma cantidad ha sido repartida entre 72 parlamentarios y cargos navarros. Mi rabieta, que da lugar a esta carta, llega cuando a una joven que me toca de cerca, evaluada con altas capacidades, y con una nota en la EvAU de 13,4 sobre 14, habla cuatro idiomas (está aprendiendo el quinto), le han negado la ayuda por pasar un pelo del primer umbral económico: 21.216€ anuales para tres personas y una hipoteca de vivienda. Ni que decir tiene que sus altas capacidades no fueron atendidas en primaria, ni tampoco en la ESO, pero que ella suplió la carencia con cursillos y una gran tenacidad personal. Sigo, la joven en cuestión está estudiando una carrera de ciencias en una rama que no imparte Navarra, lo hace en otra universidad, y lo hace financiada con un mecenazgo familiar para que no se pierda el potencial y el afan de aprendizaje que demuestra. Es verdad que el Estado (no Navarra) le ha pagado la matrícula y le ha concedido 1.400€ que dan para tres meses del alquiler de una habitación.

Les puedo asegurar que si esta familia dispusiera de los salarios y pensiones de algunos cargos públicos, no se molestaría en rellenar los engorrosos impresos de solicitudes de becas… total para nada.

Mientras nosotros financiamos educación y conocimientos, cuando éstos finalicen serán otros países los que se beneficien de ellos. No nos quejemos luego de que nuestros jóvenes emigran.

Las principales patas que hacen grande y sustentan el bienestar de una nación o una comunidad son: Tecnología, Ciencia, Sanidad y Educación. Mientras estos campos no estén debidamente atendidos, no creceremos.

No les quepa duda que mañana alguien estará sentado disfrutando de la sombra de un árbol que ni siquiera regó, que se plantó mucho tiempo atrás con nuestro esfuerzo, para que diera fruto allá donde realmente saben que el cultivo de la mente es tan necesario como la comida para el cuerpo.