En el programa oficial de las fiestas de este año 2024, y si no me equivoco, por primera vez no aparecerá expresamente ninguna referencia a la misa y a la posterior procesión con el Santo por algunas de las calles de nuestra Navarrería. Si las palabras pueden ser significativas, los silencios y omisiones pueden ser, también, elocuentes. Para mí, este silencio/omisión al que aludo lo es. Y no poco.

La decisión llama mi atención. También, y por ejemplo, porque me imagino que en la gran parte –desconozco si en la mayoría o en todos– de las ciudades/los pueblos que en nuestra comunidad foral han celebrado y celebran sus fiestas en estos meses de verano, lo han hecho y lo hacen con un motivo patronal (bajo la advocación, nombre, título… de un santo/a), y contemplan oficialmente en sus oficiales programas festivos el elemento expresamente cristiano en la forma que sea: misa, procesión... Sin ir más lejos, y como ejemplo, las fiestas de San Fermín en nuestra ciudad de Pamplona/Iruñea, cuyo programa festivo de este año 2024 tengo delante de mí mientras redacto estas líneas, así lo han hecho.

No es el objeto directo de esta reflexión, pero sí quiero aprovechar esta ocasión para decir que la Iglesia cristiana cree y apuesta en la laicidad del Estado porque ésta consiste en la distinción entre los dos poderes. La laicidad no está en contraste con el mensaje cristiano, sino que es deudora del mismo. De hecho, la distinción entre religión y política es un logro inherente al cristianismo y una de sus aportaciones históricas y culturales fundamentales. Dicho de otra manera, la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios, es decir, la distinción entre Estado e Iglesia o, como dice el Concilio Vaticano II, “la autonomía de las realidades temporales” pertenece a la estructura fundamental del cristianismo. Y cuando históricamente no ha sido así, las consecuencias no han sido las mejores ni para el Estado, ni para la Iglesia. Un estado laico, una sociedad deliberada y decididamente laica hasta da autenticidad a la confesión religiosa cristiana.

Una persona sin memoria está perdida; un pueblo sin memoria histórica es un pueblo perdido y sin una identidad clara. Es triste que en nuestra sociedad se pueda producir como un rechazo, más o menos consciente, del pasado, considerado siempre negativamente. La memoria histórica está siendo sustituida por estereotipos simplificadores, sobre todo debidos al exclusivo y acrítico culto al presente. La falta de raíces nos empobrece hasta límites insospechados. El de nuestra raíces cristianas no es un discurso nostálgico, apologético o integrista, como si fuéramos ciudadanos que nos amparamos en un pasado idealizado y nostálgico cuando no sabemos cómo afrontar el presente y el futuro. No se trata de defender ningún interés cristiano, sino de conocer nuestra historia tal como ha sido. Porque nuestras raíces, que también son cristianas, no son un nudo arqueológico que nos atrapa, ata, condena, restándonos libertad,…, a no se sabe qué pasado, sino trampolín de un presente y de un futuro más humano.

Finalizo ya. De una manera extra-oficial o, si se prefiere, fuera-de-programa –por decisión de la Comisión de Fiestas del Casco Antiguo– sí se va a celebrar, Dios mediante, el domingo 22 de septiembre la misa –televisada por Navarra Televisión– en honor de San Fermín a las 11:30 para, una vez finalizada la misma, proceder a la procesión con el Santo por algunas de las calles de nuestra Navarrería. Y no solamente por respeto a una antigua y sana tradición, sino también porque es este Santo –hombre, cristiano, obispo, y mártir– el que, al menos por el momento –y mientras no se determine lo contrario desde esa comisión–, sigue dando nombre y título a estas fiestas, y le ha aportado, aporta y quiere seguir aportando su granito de valor al Casco Viejo de Pamplona/Iruñea.

Mi agradecimiento a todas y cada una de las personas que hacen posible la celebración religiosa, tanto de la misa como de la procesión, incluso a pesar de las presentes circunstancias. Y también, muy en particular, al Área de Cultura y al Área de Seguridad Ciudadana de nuestro Ayuntamiento de Pamplona. Muchas gracias, por supuesto, a la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona, a Duguna Folklore Taldea, a la Peña el Bullicio Pamplonés, a la Banda Municipal La Pamplonesa, Coro Voces Graves,…