Gimeno y su comienzo de dis-curso
El comienzo de curso suele ser una noticia que llena periódicos, programas de radio e informativos. Un septiembre más asistimos a este fenómeno. Incluso se han hecho telediarios completos en prime time emitidos desde un centro escolar que el presidente autonómico de turno había visitado por la mañana. Toda una performance alrededor del asunto.
El foco suele estar dirigido al alumnado y las familias. Los nervios, las inseguridades, la ilusión o la pereza en el primer caso; y el gasto en libros de texto, la conciliación, las expectativas o la solicitud de ciertos servicios en el segundo.
Rara vez, por no decir ninguna, se plasma la realidad de los y las profesionales del sector educativo. Una gran parte llega a un centro desconocido y le dan tres días para conocer su funcionamiento, al equipo docente y la metodología o el proyecto educativo, preparar la materia… antes de recibir al alumnado.
Vienen de un curso anterior en el que, mientras trabajaban, han tenido que estudiar una oposición en la que se ven obligados a participar, que se extiende hasta mitad del verano; en la gran mayoría de los casos, no han conseguido una plaza fija. Esto se debe a un sistema de contratación totalmente abusivo, que sistemáticamente ofrece menos plazas fijas de las necesarias y obliga a presentarse a las OPE, al menos cada dos años, para así intentar asegurar un puesto de trabajo.
Por este y otros muchos motivos, el 26 de septiembre ELA, junto al resto de sindicatos de la enseñanza pública, ha convocado una huelga, si bien en nuestra organización consideramos que el parón de un día debe ser el inicio de otras movilizaciones más contundentes.
Es el hartazgo del profesorado el que materializa las reivindicaciones de esta huelga. Además de la mencionada necesidad de estabilidad laboral, hay que reducir la sobrecarga laboral (formación obligatoria mal planteada, planes de todo tipo, falta de horas para la preparación de clases…), reducir ratios y recuperar el poder adquisitivo perdido.
Es entonces cuando este profesorado tiene que escuchar al consejero y su particular comienzo de dis-curso sobre esta movilización, lleno de manipulaciones, demagogia y mentiras.
Arranca su intervención afirmando que los sindicatos han firmado un acuerdo sobre el refuerzo de plantillas. La verdad es bien distinta, ya que 4 de los 7 sindicatos representados en la Mesa Sectorial de negociación no suscribimos dicha propuesta, por considerarla insuficiente.
Continúa el consejero, como ha hecho en otras ocasiones, haciendo alarde de una demagogia sin límite, contraponiendo la demanda de bajada de ratios máximas con datos de ratios medias. Es decir, los docentes que tienen aulas con 30 alumnos y alumnas no pueden pedir que se reduzcan porque la media es de 20. Por tanto, como los últimos datos del INE arrojan que el salario medio en Navarra es de 2.085 euros, no sería legítimo que una persona que cobra 1.200 reivindique una subida. La argumentación resulta un insulto a la inteligencia.
La demagogia llega hasta tal punto que para no reconocer que el sistema educativo navarro no es el primero en nada comparándolo con el resto del Estado, decide que la comparativa con la CAPV no es pertinente, ya que allí, si bien ampliamente mejorables, tienen mejores sueldos y menores ratios lineales (para todo el alumnado) en todas las etapas, gracias a las movilizaciones que se llevan a cabo, como las cuatro jornadas de huelga del curso pasado.
Además, el señor Gimeno acusa a nuestro colectivo de lesionar el derecho constitucional a la educación, por convocar un día de huelga que, olvida mencionar, también es un derecho constitucional. Omite además que, al considerarse la educación un servicio esencial, se garantiza por medio de unos servicios mínimos totalmente abusivos. Estos últimos son los que realmente lesionan el derecho a la huelga y no al revés. El derecho a la educación, por tanto, está garantizado en cualquier caso.
Este consejero responsabiliza a los y las profesionales del sector de abandonar su cometido, los criminaliza. No solo no quiere dar solución al problema que el propio Gobierno ha generado, sino que se enfrenta a las y los trabajadores. Siempre ha estado en su mano haber evitado llegar a esta situación, pero ha preferido tomar el camino de la desacreditación constante hacia nuestro colectivo. ELA nunca renunciará al instrumento más efectivo de confrontación como es la huelga, por mucho que la patronal se empeñe en desacreditarla con falacias.
El 26 de septiembre comienza la lucha para que nuestros derechos laborales mejoren. Es imprescindible que las medidas cuenten con el respaldo presupuestario y normativo necesarios para que sea garantizada en el tiempo, por lo que deben incluirse en los presupuestos generales de Navarra. De esta manera se garantizaría además la mejora de la calidad del sistema educativo y toda la comunidad educativa se vería beneficiada, incluyendo a alumnado, familias y sociedad en su conjunto.
ELA Hezkuntza