Mi madre siempre me hablaba de cuando mi abuelo Santiago estuvo preso en 1936 en Sementales. Me acuerdo, como si fuera ahora mismo, de aquellas frases entrelazadas: “Cada día le llevábamos algo para comer”, “nunca sabíamos si estaría allí al día siguiente”, “un día nos dijeron que se lo habían llevado en el camión”. Así fue, lo montaron en el camión para fusilarlo y así me lo contó mi abuelo, pero tuvo la suerte de que aquel día el camión no arrancó y un mes más tarde salió libre. Alrededor de 700 riberos fueron asesinados, fusilados y desaparecidos en tres meses en 1936, aquí en la Ribera. Los fascistas, los sublevados a la República utilizaron el Cuartel de Sementales y también cárcel y luego la comisaría para hacer las sacas de muchos riberos y de ahí los llevaban a matar, sin juicio previo. Su delito, ser de izquierdas, republicanos y luchar por la tierra y la libertad. En 1981, tuve la oportunidad de visitar como invitado especial, junto con otros ocho tudelanos las dependencias de la comisaría superior de Policía y sus mazmorras en Sementales. Fue a finales de marzo, llegaron sobre las dos de la madrugada a casa de mis padres, en el barrio de Lourdes, en la calle Félix Bailo, ahora Pescadores del Ebro. Yo tenía, diecisiete años, y aparte mía, en casa estaban mis padres y mi hermana. Entraron tres policías de paisano. Solo conocí a uno, los otros dos luego supe venían de Madrid. Era la Brigada Especial Antiterrorista, también conocida como MULA. Después de registrar la casa, llevarse revistas de Punto y Hora, un retrato del Che Guevara que estaba colgado en la pared de mi habitación, me llevaron a Sementales, a la comisaría y en el pequeño trayecto del barrio a Sementales empezaron los golpes, insultos y vejaciones. En el libro Latza izan da. La tortura en Euskal Herria, se describen algunas de las experiencias de las más de cinco mil personas torturadas. Franco había muerto en noviembre de 1975 en la cama y Txiki, Otaegi y los del FRAP, meses antes, habían sido fusilados. En 1976, en marzo, cinco obreros fueron asesinados en Vitoria, por las Fuerzas de Orden Público, las FOP. En mayo de aquel mismo año, la policía franquista puso en marcha la Operación Reconquista en la Romería del Partido Carlista en Montejurra, y con mercenarios italianos y argentinos asesinaron a punta de pistola a dos carlistas y otras personas resultaron heridas. En 1977 con la amnistía, estos mercenarios salieron libres. En 1978, Germán Rodríguez, militante de izquierdas, fue asesinado en Pamplona, cuando las FOP entraron cargando en la plaza de toros, rompiendo los Sanfermines. En 1979, Gladys del Estal, una joven de Donostia, fue asesinada en Tudela por un guardia civil, un tres de junio, cuando protestaba por el proyecto de central nuclear en el Soto de Vergara de Tudela. Tudela fue tomada por las FOP y se reventó previamente una concentración pacífica organizada en el paseo del Prado a las cinco de la tarde. Tudela era en aquellos años una ciudad gobernada por la izquierda y Navarra tenía mayoría desde la izquierda, el PSOE era el PSE, Partido Socialista de Euskadi, y Herri Batasuna le daba la alcaldía de Iruña a los socialistas, a un tudelano precisamente, a Julián Balduz Calvo. Muchos jóvenes en aquellos años, estábamos organizados políticamente, no nos creíamos aquella democracia que seguía manteniendo intacta a la misma policía, ejército, judicatura y poderes económicos franquistas como el Opus Dei que durante cuarenta años habían ejercido la represión y la opresión política, militar, cultural, religiosa y en muchos casos los hechos nos daban la razón. El autogolpe militar del 23 de febrero vino a confirmar nuestros peores augurios y demostró que desde el rey hasta los partidos políticos mayoritarios, UCD y PSOE, estaban involucrados en la parodia de Tejero, tonto útil, para realmente poner no solo un freno de mano a las ansias autodeterministas de Euskal Herria y Cataluña especialmente, sino para domesticar al sindicalismo revolucionario nacido de la lucha antifranquista. En Euskal Herria, en los meses posteriores al golpe militar del 23-F, fuimos detenidos en comisarías y cuartelillos más de ochocientas personas. Recuerdo perfectamente que cuando a los nueve tudelanos nos metieron en Las Salesas, que era en aquel entonces el edificio donde se encontraba la Audiencia Nacional especial en Madrid para delitos de terrorismo, toda la pared entera estaba llena de detenidos, no sabría calcular el número, pero me recordó a Chile, las escenas del Estadio Nacional. Los nueve de Tudela habíamos pasado por Sementales nueve días antes, nos habían pegado, vejado, aplicado la bolsa, nos habían puesto la pistola haciendo la ruleta rusa, nos habían desnudado para ver si teníamos marcas, y a los tres días se nos llevaron a Pamplona. En Tudela había mucha presión popular exigiendo en la calle nuestra libertad. De los nueve, cinco éramos menores de edad. En los bajos del Gobierno Civil de Pamplona nos tuvieron seis días más, donde las palizas prosiguieron, los golpes, los malos tratos en general y la tortura. Algunos estábamos en celdas y otros tirados en los pasillos de los calabozos, donde se agolpaban los detenidos que venían llegando de otras localidades navarras. Nueve días sin comer y sin beber. Una noche nos taparon la cabeza y nos obligaron a estar de pie en las celdas y pasillos y cada vez que caíamos al suelo desvanecidos, entraban y nos golpeaban sin piedad. A uno de nuestros compañeros, le colocaron una guía telefónica en la cabeza y con una porra le golpeaban de forma continuada. Pasado el tiempo legal de detención, de los nueve, cuatro quedaron detenidos dos meses en Carabanchel y luego libres y el resto salimos libres sin cargo alguno. El Estado español, ninguno de sus gobiernos, ni el Gobierno de Navarra, ni siquiera el Ayuntamiento de Tudela, ni con alcalde de derechas ni con alcalde de izquierdas, nunca ha investigado los casos de malos tratos y torturas en la comisaría de Sementales de Tudela y jamás nos han pedido perdón por el trato recibido, ni a nosotros ni a nuestras familias. Ahora que tanto se habla del nuevo proyecto de Sementales, como espacio de cultura, espero que también quede para las nuevas generaciones como Lugar de la Memoria para que la represión nunca sea la solución de nada y que el fascismo jamás se siente en las instituciones.
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