Hace cinco años vivíamos una crisis brutal desconocida en épocas recientes. No hace tanto, pero nos parece mucho tiempo. Algunos tuvimos la responsabilidad de vivir la emergencia sanitaria y social en primera línea y nos sentimos responsables de transmitir lo que sucedió y aprender de lo vivido.

En este quinto aniversario, los medios han hecho un gran despliegue, recordando aquellos momentos. Tenemos la obligación de recordar, agradecer y aprender. Hay que intentar pasar página de los malos momentos, pero sin olvidar; agradeciendo a tantas personas y profesionales del sector salud y otros sectores esenciales que dieron lo mejor de sí mismos. Y aprender, para que las próximas crisis nos encuentren mejor preparados.

Creemos sinceramente que, en Navarra, con el tsunami al que nos enfrentamos, se hizo entre todos razonablemente bien. En todo caso, nos falta una evaluación rigurosa de lo acontecido y, sobre todo, sacar conclusiones para el futuro. En ese sentido, en la primavera del 2023 publicamos un monográfico de la revista Anales del Sistema Sanitario sobre el Análisis de la pandemia de covid 19 en Navarra. Se trata de una construcción colectiva (con más de 150 participantes), que conviene seguir elaborando y profundizando. En esta obra ya se apuntan de forma preliminar algunos aciertos y también errores en la gestión de la emergencia.

Pensábamos, por otra parte, que saldríamos mejores de la pandemia, pero mirando ahora mismo la situación global en el mundo no sobran razones para el optimismo. De hecho, estamos en otro tipo de emergencia democrática global, aunque siempre habrá espacio para la esperanza y la acción.

En Navarra (como en todas partes), hubo aciertos y errores en las actuaciones desarrolladas. Entre los aciertos destacar el programa de vacunaciones, así como la comunicación y coordinación con los ayuntamientos y otros sectores y actores sociales y políticos. En cuanto a los errores, cabría resaltar las políticas de confinamiento estricto y acompañamiento en residencias y despedidas; así como la falta de preparación y la debilidad de los sistemas de salud pública.

En coherencia con lo anterior, hemos aprendido cosas sin duda. Se ha extendido la utilización social de mascarillas en casos de afecciones respiratorias, se dispone de almacenes estratégicos de material sanitario esencial, y se han incorporado tecnologías, procedimientos y protocolos que no existían. Pero quedan retos importantes por desarrollar, como la apuesta y modernización de los sistemas de inteligencia en salud pública. Y muy especialmente, el refuerzo y reforma de nuestro Servicio de Salud- Osasunbidea.

Una de las lecciones de la pandemia reconocida unánimemente era la creación de la Agencia de Salud Pública. Lamentablemente, esta semana no ha sido aprobada en el Congreso, con la consiguiente decepción y frustración de los profesionales y expertos de salud pública. Esperemos y exigimos que se apruebe cuanto antes.

La pandemia dejó bien clara la importancia de contar con un sistema sanitario robusto y con una sólida cobertura universal. También se pusieron en evidencia las debilidades preexistentes, que tuvieron que superarse con medidas de emergencia extraordinarias. En horas se reorganizaron plantas de hospital, se cambiaron circuitos y prácticas en Atención Primaria, se reorganizaron los circuitos en las residencias, o se adecuaron hoteles para las necesidades emergentes de la situación. Y con una gran autonomía de las y los profesionales, y liderazgo desde lo público.

Reforzar y mejorar hoy nuestro SNS-O significa hacer las reformas estructurales imprescindibles para su renovación, dotándolo de la suficiente flexibilidad y autonomía para poder responder mejor a las nuevas necesidades y exigencias de nuestra comunidad.

Hay una amplia coincidencia entre expertos, académicos y gestores, en que necesitamos una nueva gobernanza con mayor autonomía a todos los niveles (de profesionales, gestores y centros), junto con responsabilidad y rendición de cuentas. Una mayor autonomía en la gestión de personal y gestión económica; así como centrar el sistema en las personas y pacientes, con el liderazgo claro y responsable de los profesionales.

La Ley Foral de Salud, actualmente en tramitación, es una oportunidad única para avanzar en esa dirección. Si la ley no ofrece pasos claros hacia el futuro, se convertirá en una rémora e irá en contra de lo que se está planteando en los sistemas sanitarios más avanzados. Dejar las cosas como están no es opción. Lo que no sea reforzar, modernizar y profundizar en la autonomía de gestión del sistema sanitario, tan sólo beneficiará a los sistemas privados de salud y a los sectores más inmovilistas.

Resulta necesario construir estrategias para el cambio, con la participación de los agentes y sectores implicados. Pero es imprescindible la voluntad política e implicación social. Es el momento de hacerlo con valentía y visión de futuro, y no podemos perder esta oportunidad. Nos jugamos algo tan importante como el futuro de nuestro sistema sanitario. l

Los autores son: consejero de Salud (1987-91) y director general de Salud del Gobierno de Navarra durante la pandemia (2019-23) y director gerente del Servicio Navarro de Salud- Osasunbidea (1988-1991) y director general de la Generalitat de Catalunya (2005-2013), respectivamente