Huir de la foto fija
La visión simple y carente de análisis de una realidad no suele ser la mejor. Seguramente todos coincidamos en esta reflexión. Pero si tras esa mirada naif subyacen otras intenciones, entonces el relato pierde mucho más su vigencia. Afortunadamente, la ciudadanía es “la prueba del algodón” de nuestro pulso real y, por respeto a ella, debemos seguir siendo rigurosos.
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En el mes de diciembre, a través de DIARIO DE NOTICIAS, ya reflejaba algo que a nadie se le escapa: decía que cualquier noticia que conlleve, aunque sea de refilón, alguna implicación económica sería aprovechada por entidades y formaciones políticas escoradas a la derecha para sacar brillo a su mantra del “infierno fiscal”. Nada ha cambiado.
Pero ante ello, la realidad de los hechos. Estamos inmersos en plena Campaña de la Renta 2024. En este marco quiero dar dos cifras: 22,5 millones de euros de ahorro para las familias navarras. Seguro que muchas personas lo han notado en su declaración. ¿Por qué? Pues por la decisión de este Gobierno de deflactar en un 3 por ciento la tarifa para 2024. La idea no era nueva. Sin ir más lejos también se puso en práctica en 2023.
Y decía que iba a dar dos cifras. La segunda es la de 150 millones de euros. 60.000 personas que pertenecen al colectivo de mutualistas en Navarra tendrán derecho, de oficio por parte de Hacienda, a una devolución en su declaración de la renta por la sencilla razón de que este Gobierno no quiere dejar a nadie atrás. Esta decisión no es la consecuencia de ninguna sentencia, como sí sucedió en territorio común, al tener nuestra comunidad una normativa propia en materia de IRPF en general y en lo referido a esta cuestión de mutualidades en concreto. En Navarra se ha decidido poner en marcha una medida fiscal y, en paralelo, un cambio normativo en su legislación para que este colectivo, el de las y los mutualistas, se vea en una situación similar a la del resto de territorios.
Sirvan estos dos ejemplos para dejar claro que la diferencia está en los detalles y en la explicación de esos detalles. Huir de la foto fija.
La nuestra es una comunidad fuerte y capaz en el plano económico y eso nos da margen para tomar decisiones audaces. Los datos dan credibilidad a esta afirmación. ¿Hay alguna comunidad que tenga menor ratio de deuda sobre el PIB en todo el país? Por segundo año consecutivo, no.
¿Hay alguna comunidad que tenga una mejor calificación crediticia que Navarra en todo el país? No. Standard & Poor’s sigue situándonos en el escalón máximo permitido para una comunidad autónoma. Y no solo eso, sino que, más allá de la acertada gestión de nuestra realidad como Comunidad Foral, en su último informe, la agencia pone de relieve la puesta en marcha de una iniciativa novedosa como es el Plan de Inversiones para los próximos dos años que, gracias a la buena gestión económica y la generación de remanentes por parte del Gobierno de Navarra, va a permitir que muchos proyectos de gobierno vean la luz, sabiendo además que los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia tocan a su fin en 2026.
La salud, la educación, los derechos sociales o la vivienda recibirán un aporte extra económico que se traducirá en creación de nuevas dotaciones, mejora de las existentes o consolidación de políticas progresistas.
Debemos seguir adelante. La estabilidad da fuerza y la responsabilidad en la gestión otorga confianza. Dentro y fuera de nuestras fronteras. Por delante quedan dos años de legislatura plagados de retos y planes ilusionantes, pero también dentro de un contexto internacional marcado por la incertidumbre. Uno de los focos de atención para este Gobierno está en el panorama industrial. La presidenta Chivite ya ha trazado la hoja de ruta y la dirección es clara: más recursos a empresas e industria hasta alcanzar el 2 por ciento del PIB. O lo que es lo mismo, más de 545 millones de euros. Un gran esfuerzo que irá de la mano de nuestros agentes industriales y empresariales para trazar la que debe ser la Navarra del mañana, fundamentada en proyectos ambiciosos y de futuro.
Desafortunadamente no faltarán los mensajes negativos. Los pregoneros del “todo está mal” que prefieren ensuciar y exportar una imagen distorsionada de su propia tierra antes que reconocer, por ejemplo, que esta comunidad no deja de crecer en el plano económico (un 2,6% en el primer trimestre del año), que está en máximos históricos de afiliación; que somos la tercera comunidad de todo el país en competitividad, según el Consejo General de Economistas y que somos, una vez más y según recoge el Instituto Nacional de Estadística, la comunidad con mejor calidad de vida, reconocido por sus propios habitantes.
Pero ante todo el ruido externo, el Gobierno de Navarra lo tiene claro: defensa de lo que somos; más trabajo, más ambición y más esfuerzo por conseguir que Navarra siga siendo una tierra valorada y en la que se puede seguir confiando.
*El autor es consejero de Economía y Hacienda