Esta expresión se acuñó en tiempos de la Guerra Fría para expresar el desenlace que podría tener un posible enfrentamiento directo entre las superpotencias de la época (EE.UU. y URSS). Es decir, si se atacaban con su armamento nuclear, parecía claro que se iban a destruir mutuamente; que no ganaría nadie.
Con el tiempo, hemos podido ver el sinsentido de aquella estrategia de enorme coste y que hacía que te armaras, sabiendo que no ibas a poder utilizar esas mismas armas.
Hoy, los dos grandes partidos del país (PP y PSOE) se han lanzado a la “guerra de los currículums” tratando de infligir el mayor daño posible al adversario y es probable que pudieran tener ya a personas revisando los pasados de los rivales políticos. Tendríamos que saber qué se busca, de verdad, con esto.
Pero da la impresión de que estamos ante otra guerra sin vencedores. ¿Hay alguien que no tenga claro que ahí van a salir perdiendo los dos? ¿Para qué sirve esta guerra? ¿Cuál es su motivación? ¿Es una guerra que mira por los ciudadanos, por el país?
Y, lo que es más serio: ¿No tienen, ahora mismo, “guerras” más importantes que librar? ¿No podrían “enfrentarse” por cuestiones para el bien de los ciudadanos?
Por ejemplo: ¿Por qué no “luchar” por ver qué políticos han trabajado más años antes de entrar en la política o por analizar aquellos que han logrado trenzar más acuerdos con el adversario en sus años de servicio? ¿O los que son más educados y tratan con más respeto a todo el mundo? ¿O los que, al dejar la política, no han sido colocados en otros puestazos, sino que han vuelto, con humildad, a su trabajo originario? ¿O aquellos con voz propia que, cuando hace falta, son capaces de discrepar del discurso oficial o reconocer que el de enfrente tiene razón o lo ha hecho bien?
¿Nos imaginamos cómo cambiaría este país si mañana comenzáramos un proceso para designar y empoderar, con honestidad, a aquellos de nuestros políticos más sinceros, honestos, educados, constructivos, dialogantes y resolutivos?
¡Qué maravilla de sólo pensarlo!, ¡Cuánta gente hoy ansía esto!
¡Esta “guerra” sí merecería la pena y aportaría a la sociedad! De hecho, creo que muchos ciudadanos estaríamos encantadísimos porque se diera una “guerra de este tipo”. ¡Ya estoy deseando saber quién sería el vencedor!
Pues no tengamos duda de que, más pronto que tarde, vamos hacia ese escenario: el de renovar profundamente la política de nuestro país y sus partidos, retomando los valores que nunca debimos permitir que se difuminaran. No hay otra salida sana.
Sin olvidar nunca que el resto de ciudadanos tenemos nuestra responsabilidad y mucho que aportar en todo este proceso.