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Europa necesita el euskara

Europa necesita el euskaraEP

El Consejo de la Unión Europea de los 27 ha retrasado por segunda vez la votación para decidir la declaración de lenguas oficiales de las instituciones europeas del catalán, el euskara y el gallego. Ya antes de esta segunda intervención escribí un artículo titulando que el euskara es la más europea de las lenguas. Ciertamente, el euskara es una de las señas de identidad de Europa, aunque tal afirmación pueda parecer una exageración a algunas y algunos.

Al hilo de lo indicado pienso que puede merecer la pena el recordar una curiosidad de hace 28 años. El 30 de julio de 1993 la Academia de la Lengua Vasca Euskaltzaindia celebró una sesión abierta en la ciudad de Pau. Precisamente en el edificio que se denomina Parlamento de Navarra. En dicha reunión la mesa de la presidencia fue ocupada por Jean Haritschelhar, François Bayrou, José Antonio Ardantza y Javier Markotegi, hallándose este último en representación de Juan Cruz Alli, entonces presidente del Gobierno de Navarra.

En aquella época François Bayrou ocupaba la presidencia del Consejo General del departamento de los Pirineos Atlánticos, y además había sido designado recientemente ministro de Educación y Cultura de Francia por el primer ministro Édouard Balladur. Recuerdo que François Bayrou dio comienzo a su intervención con la siguiente frase: “La France a besoin de l´euskara”. Dicho mensaje está recogido en el acta de la Academia de la reunión de aquel día junto con críticas concretas al Jacobinismo y la manifestación de que Europa precisa de pluralidad cultural. También intervino Txomin Peillen, haciéndolo largamente en gascón, en euskera y en francés. Tan largamente que el ministro miraba ostensiblemente a su reloj, pero Txomin seguía dale que dale… Aquellas expresiones de Bayrou crearon alguna esperanza, pero los resultados no llegaron. Euskaltzaindia y el Consejo General se intercambiaron medallas de oro y no se consiguió nada más. François Bayrou ejerció de flamante ministro de la República durante cinco años, pero durante aquel periodo no se alcanzó ninguna legalización ni adelanto para el euskara. También desde el propio campo del euskara tendríamos que autocriticarnos en algunos aspectos tanto la academia Euskaltzaindia como otras instituciones y organizaciones que se ocupan de las reivindicaciones vascas no aciertan a veces en sus argumentaciones. Por ejemplo, la academia Euskaltzaindia debería tener en Bayona, es decir en Iparralde, una sede y no una delegación solamente, así quedaría simbolizada la naturaleza original. No se trata de una mera cuestión de imagen, sino del modo de demostrar un profundo respeto a la personalidad propia. Las catalanas y catalanes tienen bien estudiada desde hace tiempo la importancia del debate simbólico, y así, L’Institut de les Lletres Catalanes no tiene solamente una sede en Barcelona, sino también en las capitales de los territorios catalanes. Sin embargo, la iniciativa de establecer sendas sedes además de en Bilbao, también en Bayona y Pamplona-Iruña no concitó el apoyo de la mayoría de los académicos que viven en el viejo reino y/o en los territorios vascos de la república.

La cuestión ahora es si resulta posible ganar en el Consejo de la Unión Europea la votación de que el euskara sea oficial en las instituciones europeas, si Francia no apoya tal propuesta, que le afecta directamente. Parece difícil. La lógica exige que los tres estados de los 27 a los que afectaría directamente y desde su propio interior esta cuestión deberían actuar al unísono. Hoy por hoy se trata del reino de España, de la República de Francia, y en alguna medida también de Portugal. En España y Francia se compartiría la posible cooficialidad europea; y en el caso de Portugal se halla de por medio a cuestión secular –tanto política como social– sobre la identidad y las conexiones e identidades de ambas lenguas.

De los cinco años que François Bayrou fue ministro de Educación y Cultura en los dos primeros era presidente François Mitterrand mediando el sistema de cohabitación. En los años siguientes fue presidente Jacques Chirac, pero, tal como se ha dicho, ni en una época ni en la otra obtuvo el euskara ningún adelanto en lo que atañe a su legalización.

Hoy día François Bayrou es primer ministro de la República; y quizá ha llegado el momento de plantear una nueva propuesta. ¿Por qué no impulsar la necesidad de un convenio inter estatal entre España y Francia para garantizar el porvenir del euskara? Me consta y es obvio que esta sugerencia recibiría la más frontal oposición y crítica desde los ámbitos abertzales e independentistas. Cabe recordar que, según decía el amigo Txillardegi, no es posible garantizar la sobrevivencia del euskara sin la independencia; pero, paradójicamente, el ejemplo de su vida demuestra mejor que ninguna otra cosa que aún sin independencia debemos trabajar y luchar por dicha sobrevivencia.

Los ataques que actualmente sufre el euskara son más astutos que nunca. Se trata de ataques legales, judiciales y sociales que propugnan la diferencia de estatus entre las lenguas, disfrazada a veces con la falsa proclama de una cooficialidad y atacada con la fraudulenta imagen de la igualdad imperialista y colonizadora. Pero también las argumentaciones a favor del euskara deben evolucionar y hacerse más audaces. Por desgracia, las punzadas más venenosas no vienen siempre de la extrema derecha, que suele pecar de torpeza; por el contrario el Jacobinismo y el centralismo son más peligrosos cuando se disfrazan de progresistas y cuando alardean de defensa de derechos laborales.

Los derechos lingüísticos son derechos humanos y la cooficialidad no es verdadera más que si establece la igualdad entre las lenguas, y esa igualdad supone y constituye en sí misma un avance social y una garantía de igualdad. Imponer la prioridad de una lengua sobre otra es necesariamente imperialismo.

Obviamente, el paso de proclamar la cooficialidad del catalán, euskara y gallego en las instituciones europeas no arreglará todos los problemas ni cambiará todos los ámbitos de injusticia que siguen existiendo. Es preciso hacer llegar a la sociedad que la mejor seña de identificación de los inmigrantes en nuestra tierra es el euskara, que constituye precisamente la garantía de evitar la asimilación obligatoria. Y asimismo que el necesario avance del euskara en el mundo de la educación, el trabajo, la investigación y todas las relaciones sociales supone un adelanto social.

No es posible saber si François Bayrou permanecerá mucho tiempo en el cargo de primer ministro de la República de Francia. Pero no le sería difícil el hacer, en favor del euskara, algo más que lo que hizo en el periodo en el que fue ministro de Educación y Cultura. ¿Podría llegar a ver con buenos ojos un acuerdo interestatal que ya tiene otros precedentes europeos?

El pronunciarse en contra del Jacobinismo, pero el no hacer nada diferente a lo que hacen los jacobinos no sería una buena tarjeta de vuelta al verano de sus orígenes y no sacaría ni del euskara ni del gascón ecos positivos en las viejas paredes del Parlamento de Navarra de Pau.

El autor es abogado