Flotilla de la Libertad, rumbo: ¡a la boca del lobo!
Decenas de barcos surcan el Mare Nostrum con la decencia por bandera. Las bodegas repletas de una esperanza necesaria para Gaza. Pero no menos importante, una esperanza necesaria para poder seguir llamándonos humanos.
La desvergüenza y complicidad de los gobiernos se ve frente al espejo de la solidaridad de los pueblos. Y, a pesar de que no se le está dando la visibilidad que merece en los medios “serios” de comunicación, esta flotilla representa la mayor gesta solidaria desde las protestas contra la barbarie de Vietnam, el florecer del movimiento hippy o las luchas antinucleares o pro-amnistia de épocas pretéritas.
Esta acción épica de solidaridad –recordemos que se juegan la vida en este intento de llevar ayuda humanitaria a las costas gazatíes– eclosionará en algo mucho más grande.
Gaza, Palestina, son lo urgente en este momento donde Adolf Netanyahu pretende acelerar y concluir la destrucción. Pero no solo es eso. Se trata del modelo de planeta que queremos para las generaciones venideras:
Depredador y caótico o sostenible y solidario. Cada cual elige con sus acciones. Si Hollywood decidiera llevar al cine el genocidio macabro del siglo XXI tendría dos grandes guiones: O una peli de acción mostrando una “guerra” insólita con un solo ejército en combate. Arrasando un pueblo, una cultura. Envenenando pozos y quebrando olivos centenarios. Quizás un tal Jesús que pasó por allí hablando de fraternidad se sentó a la sombra de uno de esos árboles en alguno de sus viajes. Quizá probó sus aceitunas o su aceite. Quizás adivinó que dos mil años después seguiría Herodes matando niños para abortar el futuro.
O, mejor aún, un thriller de espionaje que muestre como se gestó el ataque del 7 de octubre de 2023. Quién lo ideo, con qué objetivo. Quién dejó hacer. Cómo “burlaron” a los servicios secretos para colarse en la frontera israelí.
Por cierto, los depravados planes de Trump para Gaza que desvela el Washington Post esta semana, lo de sacar a dos millones de personas a otro lugar lejos de sus hogares. Lo de darles 5.000 dólares a cada uno para que se vayan apañando, lo de construir un resort de lujo… todo eso, ¿lo planearon antes del 7 de octubre o están improvisando sobre la marcha?
Los equidistantes que ponían a la misma altura la violencia de Hamas que la violencia del estado sionista, ¿no tendrían que darse un hervor para templar su tibieza?
¿Cien mil muertos no son suficientes para calentarles la sangre? Tal vez, ¿hay que llegar al millón para que se escandalicen un poco?
Y la brava derecha navarra, la que se subleva chistorra en ristre cuando alguien toca lo “suyo”, ¿no se conmueve nada cuando ven familias enteras despedazadas? ¿No les duele que sigan crucificando a Jesús en los cuerpos de los niños que se acercaron a Él?
Pero hay una fuerza despertando y la oscuridad y la mentira que parecían avanzar sin obstáculos, obtendrán resistencia. La fuerza de la luz, de la consciencia, del sentido común, está en marcha.
Nuestros dragones rojos y blancos de Aralar y Andia surcan el cielo para proteger a la flotilla solidaria.
Nuestros pies caminarán de Tudela a Hendaya sumándonos al nuevo movimiento que se está gestando. Más colorido y más consciente que el movimiento hippy del pasado.
Lo viejo se derrumba y lo nuevo todavía no tiene nombre.