Hay quien cree que desde la transición de finales de los 70 va penetrando en nuestra sociedad un pensamiento político que provoca estremecimiento: se puede llegar a conocer la verdad de unos hechos, aunque quizás no se deba contar porque produciría más perjuicio que beneficio. A mí esto me causa terror. No deja de ser una vieja forma de terrorismo difundir ciertas mentiras entre la población no demasiado pensante.

La mayoría de las personas que nos rodean son cultas, están bien educadas y gozan de buena salud física y mental. Si les pregunto sobre este tema me aseguran que ellos no tienen miedo a la verdad. Entonces, ¿por qué algunos la ocultan?. ¿Por qué no suelen creer a las personas que otros creen?. Les planteo la cuestión de otra manera: si no temieras a la verdad de unos hechos, los relatarías, ¿no?.

El conocimiento es poder. Todos de acuerdo. ¿Cómo manejan el conocimiento los que ostentan el poder?. Pues normalmente ocultándolo. Al débil de carácter no le gusta enseñar al que no sabe; podría ponerse a su misma altura o, aún peor, quitarle el empleo. Una persona de carácter, inteligente, con buena posición social, no tiene el menor inconveniente en compartir lo que sabe y difundirlo a los cuatro vientos. Ciertas redes sociales funcionan bien.

A lo que voy escribiendo, debo añadir otros indicadores no menos importantes para enfrentarse a la verdad. Hay quienes dan por hecho que la sociedad es diversa porque diversas somos las personas que la formamos. No lo entiendo así. Todas las personas somos diferentes, pero podemos constituir un todo borreguil si aparece un pastor adecuado que levanta la vara y ordena moverse a sus perros. Pastores ha habido siempre. Que los siga habiendo depende del rebaño.

También se esgrime el principio de incertidumbre para juzgar todo lo que sucede a nuestro alrededor. Mal aplicado, este principio defiende el “depende” como respuesta a cualquier pregunta más o menos comprometida. Para mí, la incertidumbre, la inseguridad, la duda, no eximen de la necesidad de diferenciar en cada momento la verdad de la mentira. El trabajo a conciencia que hagamos nos conducirá a la verdad.

Estas reflexiones me valen hoy como ayer. Es ahora, jubilado, cuando más las estoy utilizando. Ejerzo además la fe de creer en lo que nadie cree y luchar por todo lo que considero justo. Eso me aparta bastante de lo que llamo: “las versiones oficiales de los hechos”. Voy reconduciendo mi forma de pensar y no caigo en el escepticismo, sino que busco la verdad. Y estando en estas cuitas, aparece en la prensa local una entrevista a la nueva presidenta del Consejo Escolar de Navarra. No doy crédito a lo que he leído, porque el alineamiento de Alicia Ruiz con la política educativa del consejero Carlos Gimeno es de tal magnitud que se me presenta el fantasma: de nuevo el PSN interpreta que el CEN es una sección más de la Consejería. Lo intentó hacer en los seis años de Manuel Martín Iglesias como presidente. No lo logró del todo. Manuel se ha ido con un silencio que le honra. Se ha excusado con su jubilación; no le impedía seguir en el cargo.

En esto la verdad tiene que prevalecer. El Consejo Escolar de cada CCAA es un contrapeso a la política de turno. Gobierne quien gobierne, el CE es la máxima autoridad, porque lo forman todos los sectores implicados en la educación de las próximas generaciones. Es un órgano de participación social, de opinión, con escasa o nula capacidad de decisión. En Navarra debe tener autonomía para decir en cada momento lo que piensa de la acción legislativa del Parlamento y de la ejecutiva del Gobierno en las sucesivas legislaturas que nuestra democracia constitucional ofrece a la ciudadanía navarra.

Lo llamativo del momento presente es la exagerada y carísima apuesta de Gimeno por la IA y las TICs. Los chromebooks. Las aulas Innova. El objetivo de UPN y PSN de ofrecer un modelo lingüístico que supere al propio PAI. Están pasando con hechos consumados por encima de casi todo lo que más de medio mundo desarrollado se está cuestionando. Hay evidencias científicas del perjuicio que ocasionan pantallas y smarts en la salud de los niños y adolescentes antes de los 16 años. La verdad. Es para asustarse.

La esperanza de un cambio radical para la mejora está en la desafección existente entre el profesorado de la escuela pública y el consejero Carlos Gimeno. El escepticismo se fundamenta en un grave hecho cierto: ¿Es aceptable que la educación esté considerada por las fuerzas políticas que forman el actual Gobierno de Navarra como asunto en desacuerdo?. Pues esta es la verdad. No tengan miedo. Pronto habrá urnas.