Sí que pasa… Es acoso
La Enfermería es una profesión mayoritariamente feminizada, basada en la cercanía y el cuidado directo. Aun así, persisten actitudes heredadas de estereotipos del siglo XIX que llevan a algunas personas a creer que las enfermeras están “a su servicio” mientras realizan su labor en hospitales, centros de salud o residencias.
Este caldo de cultivo, cimentado en el sexismo y la desigualdad, sigue generando situaciones que no pueden minimizarse: son formas de violencia que dañan la salud física y psicológica de las profesionales y condicionan su desarrollo laboral. Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este año hemos querido visibilizar dos realidades especialmente silenciadas: el acoso por razón de sexo y el acoso sexual. En muchos entornos laborales, estas conductas pasan desapercibidas, se normalizan o quedan impunes.
Acoso laboral: la mitad de las enfermeras navarras ha escuchado comentarios sexistas en su puesto de trabajo
Esa falta de reacción permite que algunos agresores mantengan comportamientos que vulneran e intimidan a las profesionales. Los ejemplos son múltiples: comentarios sexistas, chistes ofensivos, gestos obscenos, trato despectivo, menosprecio hacia el trabajo realizado, invasión deliberada del espacio personal o incluso contacto físico no deseado. Todas estas conductas atentan contra la dignidad, la autonomía, la seguridad y la salud de quienes las sufren. Las consecuencias son graves. Muchas mujeres —y también hombres— pueden desarrollar ansiedad, depresión, traumas emocionales, baja autoestima o nerviosismo, además de trastornos físicos como insomnio, dolores de cabeza, problemas gastrointestinales o hipertensión.
Una de cada dos enfermeras y fisioterapeutas ha sufrido comentarios sexistas en su trabajo
Esta realidad no puede tolerarse ni un día más. SATSE trabaja desde hace años para erradicar cualquier forma de violencia hacia las mujeres. La reciente encuesta realizada a miles de enfermeras y fisioterapeutas refleja datos preocupantes: tres de cada diez han sufrido invasión de su espacio personal y trato de menosprecio; una de cada dos ha escuchado comentarios o chistes sexistas ofensivos; y el 20 % afirma haber sufrido contacto físico no deseado. Lo más grave es que más del 83,5 % de estas situaciones no se comunican ni denuncian, debido principalmente al desconocimiento de los procedimientos, la falta de información sobre los derechos existentes y la desconfianza en su eficacia. Las empresas y administraciones públicas tienen la obligación legal de prevenir el acoso sexual y por razón de sexo mediante protocolos específicos.
Enfermeras de Navarra condenan la agresión sufrida por una trabajadora en el centro de salud de Castejón
Desde SATSE exigimos que esta obligación se cumpla. Los protocolos no pueden ser documentos olvidados: deben conocerse, aplicarse y garantizar la protección real de las víctimas, así como consecuencias para los agresores. Es fundamental impulsar medidas preventivas que fomenten una cultura de tolerancia cero mediante formación obligatoria, campañas de sensibilización y una difusión clara del procedimiento a seguir. La protección integral de las víctimas debe ser prioritaria, asegurando que no sufren represalias y que cuentan con apoyo psicológico y asesoría jurídica. Desde SATSE afirmamos con rotundidad: “Sí que pasa… Es acoso.” Y no toleraremos ni una agresión más.
La autora es delegada de Igualdad en SATSE Navarra