Tenían que despertar algún día y lo hicieron el domingo, con la luna de testigo en el Camp Nou, ante su gente, frente a un rival como el Real Zaragoza con más apellido que otra cosa. Los seis goles que anotaron y los que se dejaron en el camino fueron un mero detalle en medio del festival de buen fútbol y de ocasiones que se dieron los jugadores de Pep Guardiola desde que el balón echó su primer sprint, como si quisieran responder por la vía de los hechos a aquellos que durante la semana habían tenido el atrevimiento, tras el inesperado tropiezo ante el Rubin Kazan, de aventurar que un ciclo había terminado.

Que ese final llegará no lo duda nadie, y menos los hinchas culés que las han visto de todos los colores en su club, pero no se vislumbra en el horizonte del equipo que maravilló al mundo entero la temporada pasada el final de las exquisiteces. De momento, el 6-1 ha servido para que aquellos que hablaban de crisis tengan que volver a sus agujeros para seguir con sus sesudos análisis, preguntándose una y otra vez cuál es la clave que al parecer ha encontrado Pep Guardiola para afinar la orquesta con tal perfección.

Pero también ha sido útil para que sus rivales, por si alguno tenía dudas, sepan a ciencia cierta que el huracán culé a vuelto a entrar en circulación. Da la sensación que les ha costado encontrar el ritmo adecuado, pero lo normal, teniendo en cuenta que casi es el mismo bloque que logró el triplete, era que los barcelonistas retomaran el rumbo de la pasada campaña. Porque con Andrés Iniesta recuperado de una complicada dolencia que se agravó en la final de Roma; con Xavi a lo suyo, dominando el ritmo del partido y la circulación del balón como no lo hace nadie en el mundo; y Messi, el mago, que en ningún sitio se encuentra mejor que en el club que le vio crecer, pocas dudas podían generarse.

El fichaje

Zlatan contra Samu

La única era saber si el fichaje de un sueco con alma de zíngaro, Zlatan Ibrahimovic, hijo de un bosnio y una croata, que había sido fichado para sustituir al que había sido el ídolo de la afición y responsable directo de los triunfos del Barça, iba a dar resultados. Permutar a su delantero estrella, al hombre más determinante, al que más goles había marcado en los últimos años, junto a un cheque de 25 millones de euros con destino a las arcas del Inter de Milán a cambio de un tipo espigado y con fama de polémico era una operación de alto riesgo que generó controversia en el Barça del post-triplete. Pero Pep no quería a Samuel Eto"o y sí a Zlatan Ibrahimovic, y además ¿quién le iba a negar ese capricho al entrenador del triplete?

Tres meses después, los números le empiezan a dar la razón. Pep, que utilizó la expresión "falta de feeling", para poner punto y final a la etapa de Eto"o en el Barça, no tenía con Samu un problema de fútbol, era de percepciones, y por eso Guardiola quiso adelantarse a la jugada y propuso un órdago: un cambio imposible, dinero al margen, entre dos de los delanteros dominantes del fútbol europeo.

Y, de momento, el técnico del Barça vuelve a salir bien parado con su estrategia. Desde el inicio de temporada todas las comparativas goleadoras favorecen a Ibrahimovic. El sueco tiene un repertorio diferente al de Eto"o. Seguramente el africano es más voraz, pero el sueco tiene más registros, justo lo que buscaba Guardiola, que después de una temporada de éxitos, quiso darle otro aire a su equipo. Ibra ha marcado siete goles en los siete partidos de Liga que ha jugado; uno en los tres de la Champions en los que ha participado. Hasta el momento, el sueco ha marcado goles determinantes ante el Getafe -abrió el marcador y dio la asistencia del segundo-, el Atlético de Madrid, el Racing y el Málaga. Ibrahimovic se ha convertido en la referencia ofensiva del equipo, juega y hace jugar, asiste, remata bien de cabeza, con la derecha y con la cabeza, y ha conectado rápidamente con los jugones del equipo, especialmente con Xavi, Iniesta y con Messi.

El ídolo

Messi, el genio triste

Si las cosas le están saliendo bien al sueco, no sucede lo mismo con Leo, pese a la lluvia de premios y reconocimientos que le están cayendo en este inicio de temporada por lo que hizo la pasada. Es casi seguro que por ello se llevará el Balón de Oro y el premio FIFA a mejor jugador del año, pero se le ve triste.

Los malos ratos con su selección y con Diego parece que le están pasado factura, como abiertamente dejó caer esta semana al asegurar que con la selección albiceleste no encuentra su nivel y que "necesitaba un buen partido", como el que firmó ante el Real Zaragoza, para recuperar las buenas sensaciones en un terreno de juego. "Siempre necesito buenos partidos como el del Zaragoza para seguir bien. La verdad es que venía después de la selección argentina, de dos partidos en los que no me encontré bien. Por suerte el domingo me salieron otra vez bien las cosas", dijo. Como las hizo en Pamplona la temporada pasada, donde logró el 2-3 definitivo que dio el triunfo a su equipo después de que Osasuna hubiera conseguido remontar.

El míster

A tres del Real Madrid

Después de la última jornada de Liga en la que el Barcelona ha aumentado a tres puntos la distancia sobre el Real Madrid, los catalanes llegan al Reyno de Navarra conscientes de la importancia de sumar, sobre todo ahora que los problemas vuelven a la galaxia blanca. Es verdad que Thierry Henry, sobre el papel uno de los pesos pesados por su experiencia, calidad y talento, arroja unos números preocupantes en este arranque de temporada; y que Bojan Krkic ha perdido el duende que le acompañaba desde 2007, pero Pep sigue al mando del timón con la vista firme en el horizonte, apoyado en el dúo Xavi-Iniesta, en Víctor Valdés y con el músculo goleador que aporta Seydou Keita, que con un hat trick en el último compromiso liguero, y la contundencia de Piqué y Puyol.

"Aquí no tiramos nada. Nunca regalamos un partido y menos una competición", apuntó Pep ante el partido copero contra la Cultural Leonesa, que apenas ha trastocado sus planes de trabajo de la semana. Pensando en la visita a Pamplona dejó a los pesos pesados del equipo en Barcelona, mientras él preparaba la eliminatoria de León. Dice que por tal motivo no acudió el lunes a la entrega de los premios otorgados por la Liga de Fútbol Profesional, donde era uno de los premiados, junto a ocho jugadores de su equipo, porque debía ver unos vídeos de los rivales.

la visita al reyno

Partido y viaje a Rusia

Resulta inevitable recordar el último partido que enfrentó a ambos en Barcelona cuando la Liga estaba a punto de despedirse. Osasuna se llevó los tres puntos, media permanencia y pocos días después, los culés levantaron la Copa de Europa en Roma. Un final a pedir de boca, pero seguro que lo suceda sobre el césped mañana no se parecerá en nada a lo de entonces. De momento en Pamplona no estará Alves, un respiro para la banda izquierda de Nacho Monreal teniendo en cuenta el nivel de juego del brasileño y la motivación que encuentra en sus partidos contra Osasuna.

Condicionado por la escasez de efectivos, Pep Guardiola tendrá que mirar de reojo al partido de la semana que viene contra el Rubin Kazan de la Champions, sobre todo después de que los rusos lograran ganar en el Camp Nou y se complicara un poco la fase de grupos. Pero el juego sigue estando de su lado, un lujo que para sí quisieran en el paseo de la Castellana, donde el viaje a Alcorcón está a punto de provocar una crisis nacional de consecuencia imprevisibles.