Cerca de los 50 años, José Luis Mendilibar es un técnico contrastado y con experiencia en Primera división. El vizcaíno probó fortuna primero como jugador de la cantera del Athletic. En Lezama no llegó a debutar en el primer equipo. En aquella época se le tildó como frío, algo que ha cambiado radicalmente desde que se sentó en el banquillo.
El técnico de Zaldibar es todo carácter e intenta que sus equipos se impregnen de esa actitud. El vizcaíno suele utilizar un sistema 4-2-3-1 con una idea muy clara: presionar lo más arriba posible para recuperar el balón lo más cerca de la portería. Necesita que los jugadores entiendan su filosofía y crean firmemente en lo que hacen.
La filosofía de su juego está clara, robar la pelota lo más cerca de la portería para plantarse delante del portero rápidamente. Con este tipo de juego busca ahogar a los rivales, que no tengan una salida fácil de balón y que los centrocampistas contrarios se desquicien al ver que no les llega el balón.
Una vez tienen la pelota, a Mendilibar le gusta que sus jugadores la mimen, evitando lo más posible el pelotazo y el juego directo y llegando bien por bandas. Como prueba de que le gusta el juego de toque es que él ha sido el entrenador que ha encumbrado a David Silva (en el Eibar) y a Pedro León (en el Valladolid). Eso sí, le gustan los jugadores que tengan calidad, pero sobre todo que dejen todo lo que tienen en el campo. "Si no corremos, somos caca de vaca", repetía constantemente en las ruedas de prensa en Valladolid cuando el equipo llevaba una racha espectacular en Segunda división. "Es muy exigente con sus jugadores, siempre les pide que den lo máximo", comentó a este periódico ayer Mari Lacruz, quien estuvo a las órdenes de Mendilibar en su campaña en el Athletic de Bilbao.
Los delanteros suelen adquirir mucho protagonismo en sus equipos. El de Zaldibar exige a sus arietes que trabajen en la presión, pero una vez tiene el balón, prefiere que jueguen de cara a portería, no como hasta ahora en lo que lo habitual era ver a Aranda o a Lekic de espaldas para bajar el balón. En esta posición, el vasco tiene un jugador que ha construido desde el Eibar y lo convirtió, tras su paso por el Valladolid, en Primera y en Segunda, en un auténtico goleador: Joseba Llorente.
Según él mismo declaró en su etapa más fructífera, la de Valladolid, es un técnico con predilección por los jugadores de aquí y, especialmente, de la casa. "¿Quién me asegura que lo que traiga de fuera va a ser mejor que lo que hay aquí? Preferimos lo cercano porque es lo que más conoces, no intentar cosas raras", declaró en una rueda de prensa. De su mano han debutado en Primera división jugadores como Sergio Asenjo, actual portero del Málaga, al cual le hizo saltar al campo con 18 años cuando jugaba en el filial.
Trayectoria Una vez se carrera futbolística se acabó, el de Zaldibar comenzó su carrera como entrenador en el modesto Arratia, al que subió a 3ª. Posteriormente se formó en el Athletic, donde fue entrenador desde el cadete hasta el Athletic B alternando con diversos clubes de la Tercera división vasca.
Por aquel entonces, la carrera de Mendilibar navegaba por las difíciles aguas de la Tercera división. Él sabía que necesitaba un cambio de aires y no dudo en hacer las maletas y marcharse hasta Lanzarote. Allí, coló al equipo de Segunda B en la fase de ascenso de a la división de plata del fútbol durante dos años consecutivos. Esas dos buenas campañas le valieron para recalar en el Eibar donde realizó una campaña revolucionaria apoyándose en jugadores jóvenes que acabarían consagrados: Iraizoz, Silva y Llorente.
Su ascenso fue meteórico, tanto que pasó la siguiente temporada al Athletic, pero allí no duró nada más que 10 partidos. Poco después recaló en el Valladolid, donde ascendió a Primera con el récord de puntos, y estuvo campaña y media. Entonces fue despedido y no había vuelto a tener equipo. Hasta ayer a las 19.38 horas.