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¡Ya estamos aquí!

¡Ya estamos aquí!

YA está Osasuna en su territorio; en ese hábitat enfangado y peligroso en el que ha aprendido a desenvolverse y protegerse como nadie en esta década. Osasuna, como los camaleones, ha adquirido maestría en el arte del camuflaje y de la supervivencia en un medio hostil y depredador con los más débiles, pero en el que al final perduran los que no se quedan solos, sujetan los nervios y mantienen la serenidad. "¡Ya estamos aquí!", podíamos decir parafraseando a la niña de Poltergeist porque lo que le queda a Osasuna también mete el miedo en el cuerpo. Hay que conseguir al menos 21 puntos y restan quince encuentros del Campeonato, ocho de ellos como propietario. Sobra decir que si algo ha sostenido hasta hoy a Osasuna ha sido su capacidad para sumar en su estadio, aunque haya cedido puntos de esos que pesan al final del ejercicio ante rivales directos.

Mendilibar, el nuevo entrenador, también conoce este paraje en el que hay codazos por quedarse en Primera hasta el último segundo del último partido. El hoy técnico rojillo firmó un decimoquinto puesto con el Valladolid en la temporada 2007-08 con un total de 45 puntos (sólo tres por encima del descenso); y en la 2008-09 se salvó en la última jornada empatando (1-1) con el Betis en Sevilla y condenando al equipo de Lopera a Segunda. Estamos pues ante un especialista en situaciones comprometidas. Pero, siendo urgente lo que compete ahora a Osasuna, hablar sólo de permanencia como premisa ha tenido efectos perniciosos en el comportamiento del anterior responsable de la plantilla. De ahí que no sea un dato menor el que el contrato de Mendilibar tenga extensión hasta el 30 de junio de 2012. Que no sea cortoplacista, sino que, ocurra lo que ocurra, el entrenador tenga la certeza de que confeccionará la plantilla de la próxima campaña. Los planes no son iguales en Primera o en Segunda, pero este tiempo puede venir bien para ir mandando señales. Primero, a los integrantes de la plantilla sobre quien tiene posibilidades de seguir y quien no; luego, a la cantera, que recibiría un espaldarazo si comprueba que el nuevo míster le presta atención y le da motivos para superarse porque puede haber huecos en el primer equipo; y, por último, a la afición, agotada de un juego insulso y cansada de un entrenador con el discurso y las decisiones planas. Bien, ya estamos aquí y ahora empieza la Liga por la subsistencia. Está claro que son muchos años jugando con fuego y otros clubs con mas entidad y más posibles se han carbonizado antes (ahí están, sin ir más lejos, la Real Sociedad o el Zaragoza). Puede que toque ahora. Pero me da, viendo la cara y escuchando el discurso de presentación de Mendilibar y habiendo conocido sus primeros años en aquel Sestao de Irureta, que este tipo no se entrega. Ya estamos aquí y hasta hoy, de momento, Osasuna ha sido irreductible en esta Liga. La de la supervivencia.