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Gargantas

Gargantas

habían pasado unos minutos de la segunda mitad cuando se me ocurrió decirle a Uxu que mirara en su iPhone si había alguna aplicación que calculara los decibelios. Tenía curiosidad de medir el nivel de ruido que eran capaces de alcanzar las gargantas de Graderío Sur -pero Google no respondió-. ¡Una pena! Y es que los jugadores cumplieron, sí, pero también los del tendido, que tras el Riau-riau entonaron el repertorio completo. No dejaron nada para los bises, aunque sí nos trajo algo nuestro presi, Sergio, para compensar. Nos convidó a unos triaungulitos por sus 34. Volviendo a las gargantas, confieso que pasé envidia por no aportar mi grano de arena vocal, porque lo tengo prohibido por prescripción médica. Sin embargo, el otorrino no me impide saltar, que es lo que hice cuando Osasuna metió el gol. Mis pañuelos -cómplices de mi resfriado- y mi cartera -con los últimos cuartos del fin de semana- bailaron al mismo son que todos. El ansiado tanto trajo nervios, Fer lo confesaba: "Estoy cardíaco". Ado se mordía las uñas. Amaia seguía comiendo pipas. El de mi derecha se tapaba con la bufanda y el que estaba delante fumaba y fumaba. Aunque tras el pitido, supimos la nota: el primer examen de final de curso, aprobado. Y Flaño... la porra que hicimos el miércoles ni para ti ni para mí. Acertamos con la victoria, pero no en el número de goles, es lo que tiene ser rojillos.