pamplona. Para explicar bien la desolación que se vivió en La Romareda era suficiente mirar las caras de los aficionados que las cámaras de Canal + fueron recogiendo en el tramo final del partido. Incrédulos ante la remontada de Osasuna y estropeada la fiesta que sólo les duró 61 minutos, los aficionados maños comprendieron las dificultades que la victoria rojilla les va a causar para mantener la categoría.
Ayer, el centrocampista argentino del Real Zaragoza, Leo Ponzio, calificó la derrota que sufrieron ante Osasuna como "una caída, fue una batalla perdida, pero no la guerra". No obstante agradeció a la afición zaragocista el apoyo que les ofreció durante todo el partido a pesar de ser una derrota "fuerte" y se mostró convencido de que de seguir así no les van "a decepcionar". Ponzio señaló que han pasado la noche "mal" pero ahora intentan que el "ánimo siga fuerte para el siguiente partido" porque cuentan con "las mismas posibilidades" de lograr la permanencia, aunque ya sabían que "no iba a sobrar ningún partido".
También comentó que el entrenador, Javier Aguirre, charló con los jugadores y les dijo que no estuvieron a "la altura de las circunstancias" de un partido que contaba con muchos alicientes y "se falló". A pesar de que la afición zaragocista salió decepcionada del partido, el jugador de Santa Fe no buscó excusas para lo que pasó sobre el césped de tras haberse adelantado en el marcador. "Somos seres humanos y fallamos como cualquier otro. Está claro que fallamos el día que no teníamos que fallar. Tenemos que creer en nosotros", resaltó.