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El debut de un rockero

roman Kosecki se estrenó con osasuna en un amistoso con el nacional de montevideo

El debut de un rockerofoto: JAvier Bergasa

El 24 de agosto de 1992, el delantero polaco Roman Kosecki defendió por primera vez la elástica de Osasuna. Lo hizo en un partido amistoso a los pocos días de aterrizar en Pamplona y, aunque no pudo marcar, dejó muy buenas sensaciones. El jugador se estrenó con el equipo navarro en un duelo amistoso, el que enfrentó a Osasuna con el Nacional de Montevideo en El Sadar, encuentro correspondiente al Trofeo Ciudad de Pamplona. Kosecki estuvo en el campo durante los 90 minutos de juego y evidenció toda su calidad, aunque lo hizo con cuentagotas. Cuentan las crónicas que se mostró generoso en los compases iniciales del partido, pero que después tomó la responsabilidad ofensiva del equipo cuando Osasuna bajó su rendimiento. Dispuso de varias ocasiones para anotar y puso en jaque a la defensa uruguaya en diversas ocasiones, pero no fue capaz de marcar. De hecho, el enfrentamiento concluyó con un empate sin goles y el Trofeo se resolvió con los lanzamientos de penalti. Ganó Osasuna y Kosecki fue el autor de uno de los penaltis que permitió a Osasuna quedarse con su propia copa.

Aquella tarde se produjo el estreno como osasunista de un jugador de enorme calidad y de una relación entre equipo y jugador que solo duró una temporada. Su excelente rendimiento en Osasuna, club en el que compartió delantera con otro polaco ilustre, Jan Urban, le abrió las puertas del Atlético de Madrid, equipo que se fijó en el ariete rojillo como sustituto de Futre. Durante dos temporadas militó en el club colchonero (93-95) para luego emigrar al fúbol francés -jugó en el Nantes (95-96) y el Montpellier (96-97)- antes de regresar a su país -se enroló durante un curso en el Legia de Varsovia (97-98)- y poner fin a su carrera profesional en Estados Unidos -probó fortuna en el Chicago Fire durante una campaña (98-99)-.

Kosecki no estuvo mucho en Pamplona. Solo una temporada. Pero dejó huella. Por su rendimiento. Por sus goles. Pero también por su estética (lució siempre una llamativa y larga melena) y por su pasión por la música. De hecho, tocaba la guitarra eléctrica y cuentan que, durante su estancia en Pamplona, una vez compartió plató radiofónico con los Tahures Zurdos y también dejó muy buenas sensaciones. Musicales en aquella ocasión.