pamplona. ¿Condicionaría el apadrinamiento de un niño a los goles marcados por un equipo? ¿Depositaría esa responsabilidad en la línea de ataque de un conjunto casi siempre raquítico en su balance ofensivo? ¿Es posible que un equipo que por lo general frisa los 40 goles por temporada en el torneo de liga rompa esa tendencia por arriba y aporte más recursos de los esperados a un proyecto de cooperación? Si está Osasuna de por medio, todo es posible.

Cuando en la temporada 2004-05 la Fundación Osasuna pone en marcha, en colaboración con la Fundación Juan Bonal, el Proyecto Gol, el equipo rojillo venía de facturar 38 goles en el curso anterior. La idea era sencilla: un gol, un apadrinamiento de un niño. Y, de repente, a los futbolistas se les abrieron las venas solidarias: en el primer ejercicio, 46 apadrinamientos; en el segundo, 49. En total 95 chicos tendrían la oportunidad, en diferentes rincones del mundo en los que opera la ONG de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, de mejorar sus condiciones de vida por la módica aportación de 125 euros anuales.

En las 26 temporadas anteriores en Primera, Osasuna solo pasó dos veces de la cifra de 46 goles y solo en una desde el segundo año del Proyecto Gol. "Fue poner en marcha el proyecto y Savo Milosevic y el Chengue Morales comenzaron a meter goles...", recuerda Diego Maquírriain, director de la Fundación Osasuna. Esta iniciativa fue la antesala del Proyecto Social Nicaragua, compromiso que ha sido renovado por ambas partes el pasado 31 de enero. El presupuesto establecido para 2013 es de 18.519 euros.

la hermana raquel La iniciativa la tomó la Fundación Bonal, de la que es directora la hermana Raquel Mayayo, natural de Lazagurría. Desde entonces, un total de 400 niños y niñas (que también tienen sus equipos de fútbol) han sido beneficiarios de este proyecto. En la actualidad, setenta reciben una dieta equilibrada gracias a un comedor social que también alimenta a alguno de los ancianos más desfavorecidos de Ciudad Darío, según detalla la fundación rojilla. Un menú semanal rico en hidratos de carbono y proteínas lucha contra la desnutrición, lacra extendida en Centroamérica.

Pero el fútbol sigue siendo el nexo de unión con Osasuna y lo que da cuerpo a los diferentes programas. En la actualidad, la escuela de fútbol, a cargo de los entrenadores Wilfredo Sánchez Mejía y Donald Altamirano, reúne a tres equipos masculinos (alevines, infantiles y juveniles) y a dos equipos femeninos (infantiles y juveniles). En total son noventa y nueve los chicos (74) y las chicas (25) que pasean los colores de Osasuna en sus desplazamiento por el país, de Masaya a Estelí, de Matagalpa a Chinandega, y que en este mes en concreto contempla una visita para jugar un partido en la capital Managua. Sin duda una promoción impagable.

Y allí, en Ciudad Darío, la hincha rojilla número uno es la hermana Angelina Alvarado, directora del Colegio Parroquial de San Antonio, quien después de cada partido de Osasuna escribe vía e-mail a la Fundación para tener noticias de primera mano del resultado y de la incidencias del juego.

El contacto entre Ciudad Darío y Pamplona es constante, según Maquírriain. Allí, trabajando junto a la hermana Alvarado, están en nómina siete personas.