pamplona. Sisi es un manchego que aterrizó en Pamplona la pasada temporada para jugar en Osasuna, que aparcó los estudios para siempre cuando tenía 17 años (cursaba entonces Segundo de Bachiller) y que desde entonces vive del fútbol. Y bastante bien, por cierto. Sin embargo, y a pesar de los clichés, se autoproclama como un hombre con inquietudes y también como un amante de los animales, sobre todo de los que están en peligro de extinción. Así es Sisi fuera de los terrenos de juego.
Está prohibido hablar de fútbol en esta entrevista. ¿Algún problema?
No, no. De vez en cuando se agradece una conversación en la que no se escuche mucho de fútbol.
Entonces, ¿de qué va a hablar?
A mí me han invitado, así que yo no voy a proponer nada. Solo contesto a lo que me pregunten (risas).
Pues comencemos por su nombre, Sisinio. ¿Por qué se llama así?
Es un nombre castellano y así se lo pusieron a mi bisabuelo, a mi abuelo y a mi padre. Ahora me ha tocado a mí, aunque yo no creo que siga con la tradición.
¿No le gusta?
Lo que no me gusta es la tradición de poner a un hijo el nombre de su padre.
¿Y lo de Sisi? ¿Se lo puso usted o se lo pusieron?
Empezaron a llamarme así desde pequeño y ya nadie me llama Sisinio, pero me da igual que me llamen de cualquiera de las dos formas.
Con semejante nombre, estará acostumbrado a las bromas, ¿no?
La de Sisi y Nono me la hacen constantemente, así que, si hay alguno que quiera hacer esa broma, que cambie e innove un poco.
Hay una película que se titula Sisi emperatriz
Esa también. Son las dos bromas más habituales.
¿Le dan caña en el vestuario de Osasuna con su nombre?
No, en el vestuario dan caña con todo, pero no con eso.
¿A pesar de coincidir con Lolo, Nino y, hasta la pasada temporada, con Nano?
La verdad es que el año pasado estábamos unos cuantos. Con lo de ser pequeño, me llamaban enano y a veces se giraba Nano (risas).
O sea, que también le vacilan con su estatura (mide 1,70 metros, según las estadísticas oficiales).
Con el tema de la estatura, siempre. Sobre todo cuando vas a otros campos como visitante. Y sobre todo en Osasuna, que no tiene ropa pequeña y tenemos que jugar con la talla XL y eso me hace todavía más pequeño.
¿Algún trauma con este tema?
Ninguno. Si empiezo a traumarme ahora por lo físico, tendría demasiadas cosas por las que preocuparme (risas).
Pues con este panorama, lo de jugar al baloncesto lo habría descartado pronto...
Es curioso, pero me gustan todos los deportes menos el baloncesto. No sé si será por la estatura, pero puede ser que sí.
¿Ni verlo por televisión?
Algún partido sí, pero no me va mucho.
Dice que le gustan todos los deportes. ¿Cuáles practica al margen del fútbol?
Pádel, tenis, golf, correr? Intento practicar bastante cuando puedo.
¿Con compañeros de equipo?
A veces con gente de la plantilla y a veces con gente que no entiende de fútbol. Por ejemplo, como para el pádel siempre hay gente dispuesta a jugar, no tengo problemas.
Parece que no encuentra dificultades para hacer amistades.
Me gusta relacionarme y no estar solo en casa. Siempre acabo conociendo gente del lugar al que voy a jugar y siempre acabo haciendo algún amigo.
Nació en Albacete, pero ha vivido en Valencia, Alicante, Valladolid, Huelva, Pamplona? ¿De dónde se considera?
Evidentemente soy albaceteño, pero donde más gente y más amigos tengo y donde más momentos emotivos he vivido es en Valladolid. Y en esta respuesta lo meto todo: el clima, la gente, los amigos? Me gusta el vino y en Valladolid tienen muy buen vino, los pinchos también son buenos, como los navarros, y no me importa que sea una ciudad en la que hace frío.
¿No tiene Pamplona todas esas cosas?
Sí, también hace frío (risas). Pamplona también me gusta. Es una ciudad tranquila, está el Juevintxo, tiene buenos asadores, muchos pueblecitos para visitar... Pamplona quizá tiene más vida y más naturaleza para recorrer, pero he pasado cinco años en Valladolid y de momento me quedo con Valladolid.
¿Tiene algo que ver con esta preferencia el hecho de que su novia viva en Valladolid?
Tira mucho. En este sentido, ellas son las que deciden (risas). Por desgracia, trabaja de periodista, una profesión con poca salida en la actualidad, y ahora está en paro, aunque eso sirve para que nos veamos bastante: Viene ella, voy yo... Llevamos saliendo año y medio y de momento tenemos una relación muy buena, aunque quizás influya a la hora de no tener roces el que no tengamos una convivencia día a día (risas).
¿Por qué dice que, "por desgracia, es periodista"?
Porque no hay trabajo. No tengo nada en contra de los periodistas. En Pamplona, al menos, de momento no.
Forman una pareja de futbolista y periodista, como otra de dos que tienen un poco más de fama...
No me suena (risas).
Se trata de Iker Casillas y Sara Carbonero. ¿Qué le parece que salgan tanto en la prensa del corazón?
Al final, al famoso, sea futbolista, empresario, torero o heladero, es normal que le hagan fotos. Yo prefiero no salir, pero no soy famoso y no tengo ese problema, pero me imagino que para ellos será difícil.
¿No le paran por la calle?
Poca gente. En Pamplona la gente es más respetuosa y además suelo ir con mi perro y procuro no pararme porque el perro ladra mucho. Pero no me agobia la gente.
¿Le ha sacado su perro de algún apuro?
Mi perro es un San Bernardo, pero es un cagoncete. Aunque pesa 80 kilos, cuando viene alguien es el primero que se echa para atrás.
¿Le da mucha guerra?
Para la que gente como yo que viaja tanto, tener un perro a veces te penaliza en cuanto a la libertad de moverte o en la convivencia con los vecinos. De hecho, el año pasado vivía en el centro y me daba bastante trabajo, sobre todo cuando llueve, y en Pamplona está lloviendo todo el día. Tenía que bajar con el paraguas, dejar una toalla en el rellano de la escalera, secarle las patitas para no dejar huellas... Por eso decidí mudarme a Gorraiz y la verdad es que, en este sentido, ahora estoy mucho más tranquilo.
¿Le gusta más Gorraiz que el centro de Pamplona?
Para mi comodidad y para la del perro, sí. Pero a mí me gusta más la vida ajetreada: ver gente, bajar a la calle, tomar un café o un pincho, saludar...
¿Es responsable con la limpieza de la ciudad cuando sale de paseo con su perro?
Siempre. A nadie le gusta pisar un excremento, así que lo más lógico y lo más normal es que todas las personas que tengamos un perro recojamos sus excrementos y tengamos el máximo cuidado.
¿Y el bozal?
Con este tema se pasan un poco con determinadas razas. Creo que a veces esas leyes las hacen personas que no entienden mucho del mundo animal. A mi perro, por suerte, lo puedo llevar sin bozal, pero cada uno tiene que saber cómo es el comportamiento de su perro. Los seres racionales somos nosotros.
Por cierto, ¿cómo se llama?
Bubu, como el amigo del oso Yogui.
Por unos dibujos animados... ¿Ve mucha televisión?
No mucha, aunque últimamente he estado un poco más aburrido y sí que he visto algo de La Voz. Es verdad que los futbolistas tenemos mucho tiempo libre, pero a mí me gusta más leer, o ver alguna serie, o jugar a la consola o estar con mi perro. La televisión la utilizo más para ver fútbol.
¿La Voz
Sí, me puedo enganchar a cualquier programa y por eso procuro no ver la tele, y menos Telecinco, que la tengo un poco vetada.
¿Por qué?
No me gusta nada cómo utiliza sus programas.
Pero se asemeja un poco al resto de canales...
Pero, para mí, Telecinco hace cada vez más programas destinados a un determinado público y buscando el morbo, pero respeto a la gente que los ve.
Dejemos la televisión y hablemos de un albaceteño ilustre: Andrés Iniesta.
Para mí, cuanto más se conozca Albacete, mejor, pero me da un poco igual. Con que se viva bien allí y se esté a gusto, suficiente.
Iniesta tiene una bodega. ¿Ha probado su vino?
No, pero dicen que está haciendo muy buen vino. Además, su bodega está dando muchos empleos y todo lo que sea crear puestos de trabajo, con la que está cayendo, bienvenido sea.
¿Se ha planteado hacer algo parecido en el futuro?
Sí que pienso en el futuro, pero no puedo hacer como Iniesta porque no tengo los seis millones de euros que ha invertido él (risas). Pero sí, cada vez me planteo más qué voy a hacer cuando termine el fútbol, pero ese momento todavía lo veo lejano. No he estudiado ninguna carrera, pero soy inquieto. Dejé los estudios por cabezonería, por una pelea con mi madre. Ella me decía que estudiara y yo, con 17 años, era de los que pensaba que seguir estudiando no me iba a servir de nada. Pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocado porque el saber no ocupa lugar. Debería haber estudiado algo, aunque aún estoy a tiempo. Además, tengo inquietudes y me informo sobre lo que me preocupa.
¿Era un mal estudiante?
No, sacaba buenas notas.
¿Revoltoso?
Alguna trastada hacía.
¿Alguna reseñable?
Iba a clase con Miguel de las Cuevas y a veces les tirábamos pelotas de papel albal a los profesores, copiábamos, robábamos algún examen...
Cita a De las Cuevas, con el que parece que mantiene una gran amistad y con el que ahora comparte vestuario en Osasuna. ¿Es eso lo bueno que le deja el fútbol, los amigos?
Sí. Para mí, una de las cosas malas del fútbol es que, cuando eres joven, no vives la vida que te toca vivir, como ir al parque, estar con las chicas de tu edad o pillar alguna borrachera con los amigos, pero tiene otras cosas buenas, como tener amigos en distintos lugares y conocer a gente de muchas culturas. De hecho, el otro día publiqué en Twitter que estaba teniendo la suerte de compartir mesa con un argentino, un chileno, un paraguayo, un francés y un camerunés. El fútbol es multicultural y eso es una alegría para mí. Es lo que tiene de bueno.