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Parece que hubiera pasado un siglo

Parece que hubiera pasado un sigloFoto: Mikel Saiz

15 de abril de 2014.- Rebasada la jornada 33, con tres puntos de ventaja sobre el descenso y un inminente partido en casa frente al Valencia, Miguel Archanco, presidente de Osasuna, es entrevistado en Radio Nacional. Los periodistas que interrogan al dirigente reflejan el sentir popular al proclamar que “la dinámica (de resultados) es para ser optimista”; y cuando el mandatario advierte de que “somos un club de alto riesgo”, apostillan: “Pero que nunca baja...”. Archanco anuncia que en la próxima temporada el club percibirá 23 millones de euros de televisión. Pero en un momento de la charla avisa: “El club no se puede financiar a través del IVA y del IRPF: son impuestos que no corresponden al club”. Lapidario.

18 de mayo de 2014.- Este domingo no tocaba milagro. La victoria en la última jornada ante el Betis no arregla los problemas incubados por Osasuna durante meses y El Sadar asiste, entre incrédulo e inconsolable, a la ceremonia del descenso a Segunda División. Archanco dice que él no es culpable de nada, el entrenador entona el canto de despedida y los jugadores reconocen que no han estado a la altura.

23 de agosto de 2014.- Han pasado cuatro meses desde la entrevista. La crisis ha arrasado con todo y el club ha quedado como un solar. Archanco y sus directivos se fueron a empujones dejando una deuda estratosférica, que era la herencia envenenada de Pachi Izco; han abandonado la plantilla catorce futbolistas y varios técnicos; hay limitaciones muy severas para fichar y para pagar y solo la afición renueva en forma de miles de abonados su confianza en Osasuna. Comienza la Liga pero esta vez, después de catorce años, es de Segunda División. Todo ha sido tan rápido que cuesta trabajo asimilarlo.

Tengo la impresión, sin embargo, de que hasta esta tarde no hemos aterrizado en Segunda. No pocas veces, incluso dentro del club, suenan voces que hablan del ascenso como objetivo. Y por ahí nos equivocamos. Osasuna viene de un periodo de demolición y está en fase de construcción; ni siquiera ha habido margen para una transición reglada en la que poder ir quitando y poniendo piezas. El osasunismo ha asistido a una liquidación de activos en toda regla y el mejor ejemplo es que no están cerradas todavía las salidas. La Liga de Fútbol Profesional (LFP) impone un número de 18 licencias profesionales y hay que tirar de cantera casi tanto por convicción como por pura necesidad. Ir más allá de la lucha por la permanencia me parece hoy una apuesta arriesgada, propia de quienes desconocen la dureza de esta categoría, extremadamente larga y dura en el tiempo de competición y que reclama un tipo de futbolista del que hoy carece Osasuna, aunque al menos ocho de sus jugadores conocen ya los rigores de la categoría. Para tener una idea aproximada, basta con recordar los apuros que hasta última hora sufrieron en el pasado curso Mallorca y Zaragoza, y no tenían peores jugadores que Osasuna. Vamos a otro fútbol en el que ha habido tanta igualdad en los últimos años que un triunfo suponía acceder a la promoción de ascenso y una derrota condenaba al descenso. ¿Está el equipo preparado para esto?

Los resultados de la pretemporada tampoco han sido un canto al optimismo. En los dos últimos amistosos, ante Eibar y Burladés, el equipo experimental de Urban exhibió las dificultades que tiene no solo para hacer gol sino para propiciar situaciones de remate. Trata de jugar el balón desde atrás, tener la posesión, pero carece de desborde por bandas (que es lo que persigue ese sistema del polaco) y no asoma quien pueda dar un último pase entre líneas. El delantero de referencia está muy aislado y casi siempre recibiendo de espaldas. La segunda línea de ataque tiene más movilidad en horizontal que en vertical, no llena los espacios de remate y carece de envergadura. Y se palpa una carencia alarmante de zurdos. Urban ha probado con dos sistemas, 4-1-4-1 y un más clásico 4-2-3-1. En el primero, Loé pasa apuros para sacar el balón; en el segundo, la doble pareja ha funcionado mejor cuando ha aparecido Nekounam.

Por otro lado, no parece que la apuesta inicial de Urban por la cantera vaya más allá que la presencia de Mikel Merino en las convocatorias, que ha sorprendido por su calidad por encima de los demás chicos de la casa. El equipo está aún por hacer y el estilo por pulir. Y en esas se ha echado encima el comienzo de la Liga. Han pasado cuatro meses y parece que hubiera transcurrido un siglo.