Pamplona - “Hace mucho tiempo que no tenía un equipo desde pretemporada y para mí es apasionante porque me encanta el día a día”. Es éste un dato fundamental para Enrique Martín Monreal, que se hace cargo de Osasuna desde el primer día de pretemporada, y no como el curso pasado, cuando aterrizó en el banquillo rojillo a falta de seis jornadas para que concluyera la liga y con el equipo en grave riesgo de descender a Segunda División B. Las diferencias las tiene claras el técnico de Campanas. “Fue curioso entrar el jueves en el vestuario y sentir dispersión, tranquilidad y disponer de tiempo para poder ir hablando con uno y con otro con más tranquilidad que en la recta final de la temporada pasada, en la que había una tensión terrible. La exigencia de esos últimos seis partidos, en los que los chavales estaban agobiados, no es la misma que ahora, que empezamos todos de cero”, señala el técnico.

Para Martín Monreal es importante poder trabajar con sus jugadores desde antes de comenzar la temporada porque “ahora la situación es más distendida y así se pueden transmitir las cosas de otra manera”. “De esta forma”, continúa, “el que está enfrente va a captar el mensaje con mucha más profundidad y entiendo que eso les va a venir mejor a los jugadores y también a mí. Gestionar una plantilla desde el principio y con tranquilidad va a ser un trayecto apasionante”, sentencia.

día a día A la pregunta sobre su estado de salud tras los problemas cardiacos que sufrió poco después de ser elegido como sustituto de José Manuel Mateo en la recta final del pasado curso, Enrique Martín Monreal se muestra contundente. “Me encuentro maravillosamente bien. No es que haya ganado mucho exteriormente, pero interiormente tengo el mecanismo muy bien. He mejorado mucho, me siento muy ilusionado y de verdad que mi vida ha cambiado. No por el tema del fútbol, sino por el tema de salud. La verdad es que tenía alguna tubería obstruida por donde no pasaba la sangre con la alegría que tenía que pasar y ahora sí lo hace, y creo que se me nota”, explica con una sonrisa que delata felicidad por su nueva oportunidad de dirigir a Osasuna y por su mejoría física.

“Me cuido más que antes, pero en verano caen dos cervecillas y en Sanfermines un culín de champán. Sin embargo, ahora disfruto de otra manera porque hay muchas formas de disfrutar”, adoctrina. Y el técnico aplica su filosofía de vida al fútbol. Y viceversa. “Simeone dice que hay que ir partido a partido, pero yo digo que hay que ir día a día. Hay que disfrutar el presente”. Y lo hace. O al menos lo intenta.