Pamplona - Osasuna enderezó el pasado domingo en Vallecas el rumbo en la 37ª participación de su historia en la Liga de Segunda División. Los rojillos no habían comenzado bien porque venían de empatar sus dos partidos como locales (1-1 contra el Sevilla Atlético en el estreno oficial del curso y contra el Huesca en la celebración del 50º aniversario de El Sadar) y de perder en el feudo de un recién ascendido (2-1 en el estadio de la Cultural y Deportiva Leonesa). Con solo 2 puntos de 9 posibles, al conjunto de Diego Martínez le urgía conseguir un triunfo. Y lo logró merced a un contundente 0-3 contra el Rayo que le permite abrochar las cuatro primeras jornadas del campeonato con 5 puntos en su casillero, registro que se acerca, y mucho, a la media de 5,7 que arroja la mezcla de todos sus inicios en Segunda (contabilizando los cuatro primeros partidos y aplicando siempre el sistema de 3 puntos por victoria y 1 por empate que comenzó a utilizarse en la temporada 1995/1996).
Sin embargo, más allá del alivio clasificatorio, el triunfo le ha servido a Osasuna (sobre todo a jugadores y técnicos) como un refuerzo moral que comenzó a fraguarse en el partido copero del pasado jueves contra el Albacete, en el que los rojillos conquistaron su primer triunfo oficial del curso (3-2), aunque para lograrlo necesitaron de una prórroga que forzaron in extremis gracias a un gol de Xisco. Y es que está bien que Osasuna se haya acercado a su media histórica de puntos en las cuatro primeras jornadas del campeonato, pero los precedentes demuestran que la suma numérica inicial no asegura nada: ni el ascenso, ni la permanencia.
5 menos que hace dos años No obstante, el estudio de la estadística sirve para realizar algún paralelismo, como que el que revela que hace dos años, en la temporada en la que Osasuna ascendió a Primera por última vez, los rojillos acumularon 9 puntos en las cuatro primeras jornadas, 5 más de los que han sumado en el presente ejercicio.