Que el árbitro de un partido de fútbol es la máxima autoridad del mismo quedó claro en la noche del viernes, cuando el colegiado sevillano Luis Mario Milla Alvendiz optó por suspender el duelo entre Osasuna y Nàstic por la nieve que cayó hora y media antes del inicio del encuentro y que cubrió el césped de El Sadar. También ayer por la mañana, cuando el árbitro navarro Iker Fernández de Arcaya optó por que se disputara el duelo entre Osasuna y el Arenas de Getxo de División de Honor juvenil (los locales ganaron 2-0) sobre uno de los nevados y helados campos de hierba natural de Tajonar. Así lo decidió pese a las reticencias del cuerpo técnico del conjunto navarro, que no sirvieron para suspender un duelo que, eso sí, comenzó con una hora de retraso y dos más tarde de que se suspendiera el que tenían que haber disputado en el mismo escenario los equipos juveniles de Osasuna y Cirbonero de Liga Nacional. Jugadores y técnicos de la primera plantilla que pasaban por allí después de su sesión de entrenamiento mostraron su perplejidad, pero lo que ocurrió ayer y el viernes es la muestra de que el árbitro es la autoridad, pero cada uno con su propio criterio.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
