pamplona - José Luis Garde, el padre de Mai, cumplió 67 años el domingo. “Estaba en la grada, junto a toda mi familia: mi padre, mi madre, mis hermanas, mi cuñado, mis sobrinos, mis tíos, mis primas... Mi hermana Bea, que es la organizadora, me dijo dónde se iban a sentar y en cuanto salí al campo intenté tenerlos controlados. Les vi y supusieron un apoyo muy importante durante el partido”.

¿Cómo vivieron ellos el partido?

-Cuando hablé con ellos después del partido, estábamos todos en una nube. Hoy (por ayer) he podido hablar con mis padres por teléfono más tranquilamente y sólo tienen palabras de felicidad. Ven que yo he cumplido un sueño, pero ellos también, porque son los que me han llevado a jugar desde pequeñita y saben el esfuerzo que he tenido que hacer para llegar hasta aquí. Ellos van todos los domingos a El Sadar, pero ir a ver a su hija es algo muy bonito y están muy emocionados.

¿Cuándo fue consciente de la repercusión del vídeo en el que regaló la camiseta con su nombre a su padre?

-Antes del partido desconecté los datos del móvil y hasta la noche no los volví a conectar. Sabía el revuelo que se estaba montando con el tema del vídeo, pero soy veterana, tengo cabeza y los pies en el suelo. El vídeo fue algo anecdótico, que se ha hecho viral, pero lo importante es que se pase esta revolución y se quede lo bonito y lo positivo de un día como el domingo.

No esperaba esa respuesta...

-No. Mi intención era regalarle una camiseta para que se la pusiera para ir al partido de su hija en El Sadar. Es el mayor rojillo que hay, socio de Osasuna desde hace muchísimos años y sabía que le iba a hacer ilusión llevar la camiseta de su hija. Siempre que puedo intento agradecer a mis padres todo lo que han hecho por mí. Pero no esperaba que el vídeo fuera un bombazo. Lo grabó mi hermana de forma casual. Lo he hablado hoy (por ayer) con mis padres y el domingo se vivieron cosas muy bonitas que ninguno de la familia vamos a poder olvidar. Si el vídeo sirve para ayudar al fútbol femenino, yo también feliz.

Su padre le ha apoyado siempre.

-Si mi hermana y yo hemos jugado a fútbol es por mis padres. Ellos nos han llevado desde pequeñas a El Sadar, a jugar a fútbol donde queríamos y nos han apoyado. Si a día de hoy sigo, es gracias a ellos. Lo han apostado todo para que juegue y, aunque ya tengo una edad, mi padre no quiere que deje de jugar a fútbol por nada del mundo. Él jugaba en Boscos, en el Mesón Egüés. Se fastidió la rodilla y ahora es entrenador. Desde que podemos andar, recuerdo ir las tres hermanas a ver jugar a mi padre en Boscos y por la tarde, a El Sadar, a Preferencia Cubierta, con mi camiseta de Osasuna, con mis hermanas y mis padres. Así recuerdo los domingos desde la infancia. Lo de Osasuna lo llevamos en la sangre. He estado en Sabadell, en aquel partido que casi nos cuesta el descenso, en el Calderón para ver la final de la Copa del Rey y he viajado por toda España para ver a Osasuna y lo seguiré haciendo. Estamos acostumbradas a estar en la grada animando al equipo y el domingo fue al revés, nos tocaba recibir los aplausos y el ánimo de la afición.

Ha jugado en Primera División en fútbol (Lagunak) y fútbol sala (Orvina).

-Sí. El sala también me ha dado momentos maravillosos, pero nada se puede comparar con la camiseta del equipo de tu tierra.

¿Cómo ha sido el día de trabajo?

-Llevo diez años en el Aquavox. Mis jefas estaban emocionadas, los usuarios siempre te dicen algo. Creo que la gente sabe lo discriminado que ha estado el fútbol femenino y el deporte femenino y ahora ven esto como algo bonito.