pamplona - Osasuna se acercó ayer un poco más al inminente ascenso, pero también rompió la quiniela posible de conseguir el objetivo este mismo fin de semana. El resultado principal, el propio, la victoria en el campo del Alcorcón, no se produjo y el cruce de opciones para ponerle fecha al retorno a la Primera División habrá que hacerlo a la luz de los marcadores de la jornada. El equipo de Arrasate logró un punto que le mantiene con su distancia cómoda respecto a sus perseguidores. El partido, sin embargo, fue uno de los de menos fuste y brillo de los últimos tiempos, aunque este tipo de cuestiones queden ahora en su segundo plano.

Los rojillos protagonizaron una puesta en escena discreta en el campo del sur de Madrid y sólo amenazaron de verdad el marcador en los diez minutos finales, cuando por fin se reconoció un equipo más atrevido, con más chispa y calidad que la versión que se había impuesto hasta el momento, una imagen gris, menos rebelde ante las circunstancias, con un menor grado de presencia cerca de la portería rival que en anteriores jornadas.

Con tres puntos en el zurrón en la próxima jornada porque se contabilizará la victoria del encuentro suspendido con el Reus, Osasuna va a tener tiempo de descansar, que no le va a sentar mal tras una temporada de fútbol de rompe y rasga y sin concesiones, y de contemplar cómo queda el panorama. Una situación impensable a principio de temporada, por lo deseable y bonancible de la coyuntura.

Del encuentro ventilado en el estadio de Santo Domingo no quedó mucho. Mediatizado el partido por la obligación de sumar los tres puntos para iniciar la quiniela del ascenso de este fin de semana, poco hubo para recoger al final una vez no conseguido el primer reto. Quizás para la reflexión de puertas para adentro quede la imagen menos brillante que ofreció Osasuna, con fuerzas e ingenio para el peligro en ocasiones contadas y desarreglo a la hora de ordenar su juego. El buen tono defensivo de los rojillos, excelentes en la tarea David García y Carlos Clerc, es de lo rescatable en un encuentro poco común para este grupo.

Osasuna y Alcorcón protagonizaron una primera parte rara. Extraña especialmente por el lado de los hombres de Arrasate, ya que no hubo ocasiones, ni juego, ni tampoco la electricidad tradicional de este equipo que no necesita mucho para ponerse a funcionar. Tampoco hubo remates entre los tres palos ni intervenciones de los porteros. El encuentro se fue marchando por un confuso camino de abotargamiento y aburrimiento general, al que pusieron unas gotas de amargura las lesiones, una para cada equipo, con Esteban Burgos y Unai García como sujetos pacientes. Un cabezazo de Aridane y dos remates a la grada de Boateng se hicieron sitio en la historia del partido ante la parálisis generalizada de oportunidades y de todo lo demás.

La reanudación ofreció unos lances iniciales que resultaron un espejismo. Súbitamente apareció un ritmo mayor, aproximaciones con más temple y en cinco minutos ya hubo más lances de interés que en todo el primer acto.

En eso se quedó el arranque de la segunda parte, porque el partido siguió siendo una recolección de peripecias de una mala tarde. Brandon firmó a los quince minutos el primer remate entre los tres palos del partido y hubo que esperar hasta casi la media hora, corría el minuto 28, para que el Alcorcón acertara a mandar a puerta por mediación de Silvestre y sin problemas para Rubén.

El parte de lesionados siguió aumentando y le tocó saltar al campo a Oier, cuando restaban sólo quince minutos, en lugar de un dolorido Luis Perea. La aparición del capitán coincidió con un arreón final de su equipo, que estuvo a punto de agarrar tres puntos de una manera absolutamente imprevista. Torres cruzó fuera por muy poco tras haber amagado el remate frente al portero local, Brandon probó de nuevo al meta, Nacho Vidal obligó a Dani Giménez a seguir trabajando esta vez con un centro chut y nuevamente, en el tiempo de descuento, fue el centrocampista de Arre el que llevó al paradón al cancerbero del Alcorcón, que atrapó el balón sobre la línea. En el tiempo de descuento estuvo a punto de cumplir Osasuna su parte del plan.

Todo está más cerca, aunque por ahora el camino se haya hecho más largo.