pamplona - El técnico rojillo vivió “con mucha alegría” el primer ascenso de categoría de su carrera, aunque no pudo estar con los jugadores durante todo el encuentro entre Albacete y Granada. “El primer tiempo lo he vivido en casa con mis tres hijos y mi mujer, en el segundo he venido a El Sadar y después del gol del Granada ha sido una fiesta”, explicó el entrenador vizcaíno, que en su primer año en el banquillo rojillo ha conseguido llevar el equipo a Primera volviendo a conectar equipo y afición.

“Teníamos una buena plantilla pero la clave ha sido El Sadar, los números en casa han sido espectaculares”, analizó, al tiempo que quiso acordarse de los aficionados “que han ayudado al equipo” y con los que quería “disfrutar de la gente y que se haga partícipe” de la fiesta posterior.

Aunque el entrenador no se esperaba “para nada” conseguir el ascenso, éste se ha dado de una forma atípica pero igualmente válida. “No me importaba mucho cuándo con tal de conseguirlo”, confesó, a la vez que prometió luchar por el primer puesto porque “hace mucha ilusión”.

Todavía sin haberse sumado a la celebración, el de Berriatua -pueblo “que ya se ha convertido en una parte de Pamplona”- afirmó que desde hoy “pensaremos en el proyecto para el año que viene, seguro que será competitivo y con nuestra afición daremos mucha guerra”.

Para ello, el preparador no variará “ni el estilo ni la identidad”, con el objetivo de “dar guerra”, por lo que los jugadores que se firmen tendrán que ser “fieles al estilo”.

Para Jagoba Arrasate ya ha llegado el 6 de julio, aunque no haya Chupinazo. “Vamos a disfrutarlo”.