osasuna vuelve a Primera por la puerta grande. Las dudas con las que los aficionados -y quizá la propia plantilla- llegaban a este encuentro de apertura, las incógnitas sobre el rendimiento del equipo y de algunos jugadores, han encontrado un breve sosiego. Será difícil de canalizar este estado de euforia en el que sigue flotando el osasunismo, repasar el calendario y comprobar que solo es un paso (¡pero qué paso?!), que el camino es largo y tortuoso, que las diferencias estructurales sigue ahí, que es un club recién ascendido, con todo lo que ello implica; pero es que los jugadores continúan, como la pasada temporada, contagiando sus ganas y su carácter competitivo a la grada. Poco importa que el salario de En-Nesyri triplique o cuadruplique el de Moncayola; que las horas de vuelo en Primera de los adversarios sean muchas más; que usemos tirachinas contra cañones? Osasuna adaptó ayer su personalidad a la categoría: jugó muy arropado, defendiendo sin preocuparse por el qué dirán los puristas, sofocando sus propios fallos y carencias, tirando de malicia cuando era necesario y embarrando el partido si no había otro remedio. Arrasate compuso una alineación para no perder y acabó ganando en el estreno. La primera premisa era no conceder ocasiones al rival y el plan salió como estaba trazado, por lo menos hasta el minuto 50. Luego tocó sufrir, encomendarse al VAR y a un Rubén Martínez con galones de titular y que suma puntos para la causa. El gol de Chimy, idéntico al que marcó en el segundo partido de pretemporada en Holanda, también parecía incorporado a ese guión en el que las jugadas a balón parado y los disparos lejanos (ya probó suerte en el minuto 27 de la primera parte) eran el antídoto a la posesión de balón que debía ejercer el equipo local. Un dominio más efectista que efectivo. Pellegrino buscó en la segunda parte los espacios que dejaba a su espalda Estupiñán (ahí hubo un serio problema durante muchos minutos), pero fue el lateral ecuatoriano quien en una de sus veloces arrancadas por banda peleó la pelota, que llegó a pies de Roberto Torres y este entregó a Chimy para que demostrara que además de sacudir defensas, revienta balones cuando chuta a gol. No sé si estaba escrito el partido así de antemano en la cabeza de Arrasate, pero este primer capítulo del retorno salió redondo.

Como el debut de Moncayola. Que con diez fichajes el chico de Garínoain encontrara ayer su hueco en el equipo, habla una vez más del compromiso del entrenador con la cantera y de que hay que seguir mirando a Tajonar porque salen futbolistas: solo hay que ponerlos. Es cierto que Arrasate pobló el medio campo de destajistas, de jugadores de rompe y rasga, de mucho músculo y pulmón, de un muro de contención de acuerdo a esos planes que pasaban por tener un arranque que generara optimismo; pero se echó en falta a alguien con buen manejo de balón, con mirada al frente y no solo a los lados. Las pérdidas de Oier en pases largos, la poca aportación en ese cometido de Brasanac, generaban que el Leganés recuperara muy pronto la pelota. Solo la velocidad en el repliegue y el orden de líneas suplían esa falta de talento creativo.

Pero hablamos del primer partido, de un Osasuna con ausencias, con demarcaciones que hay que mejorar. Mientras, el osasunismo sigue instalado en ese estado de felicidad de los últimos meses. Y no es por casualidad. ¡Ya estamos aquí!