Pamplona - Pervis Estupiñán (Esmeraldas, Ecuador, 21/1/1998) disputó el pasado sábado en Leganés su primer partido oficial como futbolista de Osasuna. El lateral izquierdo ecuatoriano, cedido por el Watford al conjunto navarro para dos campañas después de que el curso pasado brillara en el Mallorca -equipo con el que ascendió y en el que también militó a préstamo por el conjunto inglés-, se coló en el primer once de la temporada de Jagoba Arrasate, y lo hizo con el dorsal número 30. Y no por casualidad, ni por un tema relacionado con la superstición, sino por una cuestión económica, ya que, al tener menos de 23 años, Osasuna ha tenido la posibilidad de inscribirle como jugador del filial para que sus emolumentos computen menos en el tope salarial del club -cifrado en unos 32 millones de euros, según desveló recientemente el presidente, Luis Sabalza-.

Influencia en la alineación Pero no queda ahí la cosa, ya que esta circunstancia también tiene influencia en las alineaciones del primer equipo. Al lucir el dorsal 30, Estupiñán es considerado como jugador del Promesas, algo que su entrenador deberá tener en cuenta, ya que el reglamento de la Federación Española de Fútbol dice que “los equipos deberán estar integrados, durante todo el desarrollo de un partido, por siete futbolistas, al menos, de los que conforman la plantilla de la categoría en que militan”, a lo que añade que, si “por cualquier causa, incluida la expulsión de un futbolista o la sustitución por lesión, el equipo quedase integrado por menos de siete futbolistas de los que se refiere el párrafo anterior, será considerado como infracción de alineación indebida”. Es decir, que sobre el terreno de juego se exige un mínimo de siete futbolistas del primer equipo y un máximo de cuatro del filial. Una proporción de 7-4 que Osasuna respetó en el partido del pasado sábado en Leganés al principio (9-2, con Moncayola y Estupiñán) y al final (8-3, tras salir al campo Luis Perea). - J.L.