Pamplona - Que a Brandon Thomas le gustan los tatuajes no es ningún secreto. Salta a la vista. De hecho, tiene tantos que ni él mismo controla cuántos se ha hecho. “Tampoco me he puesto a contarlos”, se defiende. Y argumenta: “Siempre que me preguntan digo que tengo el brazo derecho entero, el brazo izquierdo entero, la espalda entera y el pecho. Tengo todas esas partes tatuadas. Si me pusiera a contar, no acabaría nunca”. “No todos tienen un significado, pero diría que el 90% sí”, añade, para revelar que hay uno especial relacionado con Osasuna: “Tengo un tatuaje con la fecha del ascenso”. Aunque no ha pasado mucho tiempo desde que el conjunto rojillo concretó su regreso matemático a la máxima categoría, ahí va un recordatorio para los desmemoriados: los rojillos sellaron su retorno a Primera la noche del pasado 20 de mayo, a tres jornadas del final de la campaña y gracias a un resultado ajeno, la victoria en Albacete (0-1) del Granada del extécnico de Osasuna Diego Martínez.

La afición de Brandon por los tatuajes viene de lejos. Pese a su juventud (tiene 24 años), lleva decorando su cuerpo “más o menos desde los 16”. ¿Por qué? “Porque me gustaba. Veía a gente que llevaba tatuajes y me gustó la idea de buscarles algún significado con cosas de mi vida”, confiesa el delantero balear, que no descarta hacerse algún otro en el futuro con posibles hitos de Osasuna. “No sé si me haría uno con la fecha del día de la salvación de esta temporada, porque ojalá estemos muchos años en Primera, pero sí que me tatuaría algo si llegamos a conseguir algún trofeo”, revela ambicioso.

Pero el atacante no mira mucho más allá de un presente en el que se siente perfectamente adaptado en Osasuna y en Pamplona. “Estoy encantado aquí, aunque más en verano que en invierno, ya que hace bastante frío”, dice con picardía. “Y con el equipo, igual”, añade. “Nos conocemos todos y sabemos lo que queremos”, remata. - J.L.