Pamplona - La plantilla del primer equipo de Osasuna, así como los jugadores con ficha del filial que habitualmente se entrenan a las órdenes de Jagoba Arrasate, regresaron ayer al trabajo en Tajonar después de disfrutar de dos jornadas de descanso tras la victoria rojilla del pasado sábado ante el Villarreal en El Sadar (2-1). Lo hicieron en una intensa sesión de trabajo en la que Lillo y Chimy Ávila protagonizaron un leve rifirrafe que no pasó a mayores después de la mediación de Jagoba Arrasate y de otros futbolistas del conjunto navarro.

El encontronazo entre el lateral alicantino y el delantero argentino se produjo en los instantes finales del partido en espacio reducido -concretamente, en medio campo- con el que concluyó el entrenamiento de ayer. Lillo recibió una entrada de Chimy Ávila, acción que no encajó bien el defensor, que pronunció unas palabras que al atacante no le gustaron demasiado. Fue el momento en el que ambos se encararon y protagonizaron unos segundos de tensión, aunque la cosa no fue a más gracias a la mediación de Jagoba Arrasate y de otros componentes de la plantilla.

La sesión de trabajo continuó después con normalidad, aunque Lillo no tardó en retirarse al vestuario aquejado del golpe en el tobillo derecho que había recibido. Lo hizo unos minutos antes de la conclusión del entrenamiento, aunque antes de hacerlo no tuvo inconveniente en atender a un aficionado que le solicitó un autógrafo.

Más tarde, el club emitió un parte médico en el que incluyó la dolencia del lateral alicantino y justificó las ausencias de Aridane, con gastroenteritis; Marc Cardona, con fiebre; y Rubén García, que descansará esta semana tras una revisión de la intervención a la que fue sometido en abril por un absceso. - J.L. / Foto: Mikel Saiz