De todos los argumentos que han tenido que aguantar las futbolistas de Primera para conseguir unas condiciones laborales dignas, el más surrealista es el de que los clubes modestos no tienen ingresos para atender sus demandas. Que es lo mismo que admitir que hay clubes que quieren tener equipos profesionales, pero sin pagar los gastos que eso exige. O tener un coche a precio de triciclo. Así se puede montar un equipo en la Primera femenina, en la Premier League o en la NBA. O, ya puestos, una estación espacial? A ver si el fútbol femenino español empieza a entender cómo funciona una liga profesional, que es muy sencillo: quien algo quiere, algo le cuesta. Con un presupuesto amateur no se puede tener un equipo profesional. Quien no pueda con los gastos, que juegue en las categorías inferiores, que son de aficionadas. Es tan obvio que resulta increíble que haya sido el punto clave de toda la negociación.