Osasuna ha construido durante esta temporada una buen estilo de juego que hace de muro contra muchos rivales. Pero ese muro tiene algunas grietas de las que se están aprovechando algunos rivales para filtrarse y acabar derribando el muro rojillo.

Tiene razón Arrasate al indicar que Osasuna ayer no hizo un mal partido. Realmente, si quitamos momentos puntuales, se puede decir que los rojillos fueron mejores que un equipo que acaba de pagar 25 millones de euros por un delantero (Osasuna, por el suyo, 5,5 en el caso más caro con todas las variables).

Osasuna dominó varias fases del encuentro, tanto durante la mitad como luego en la segunda con el resultado en contra. Pero claro, si a un equipo con Paco Alcácer en su punta de ataque, le tiras un fuera de juego en tu propio campo tras un fuera de banda a tu favor en el minuto 46 y te vas al descanso con el recado.

Si además, después de empatar en un córner (gran noticia), te marcan dos goles en diez minutos, es muy complicado sacar algo positivo de un campo tan complicado como La Cerámica.

Así, Alcácer aprovechó dos balones a la espalda de Aridane, que realizó un buen partido a excepción de esos dos fallos, acabaron por dinamitar el partido.

Osasuna debe pulir esos detalles de su estilo, como dijo Arrasate. Los rojillos deben saber cuándo tirar la línea y cuando el rival no está presionado y el riesgo es excesivo.

Sin duda, la mejor noticia del día fueron los debuts de Arnaiz y Gallego. Especialmente el primero, ya que dio dinamismo en tres cuartos, algo que Osasuna había echado en falta en otros encuentros y despierta mucha ilusión de poder verlo en una línea de tres con Torres y Rubén García. Osasuna sigue en la línea correcta, pero ahora tiene que pulir esos detalles para conseguir que el muro no tenga grietas ni filtraciones.