- No hay habilidad futbolística asociada a jugador más conocida que el penalti a lo Panenka. Roberto Torres, el especialista de Osasuna que va batiendo récords desde el punto a once metros, decidió en el partido ante el Espanyol, un encuentro clave, que el lanzamiento de la pena máxima se realizara de ese modo.

La metodología es conocida, que no sencilla de ejecutar porque hace falta toque de balón y temple de ánimo, y tampoco es un engaño que se pueda utilizar de manera reiterada, porque el ardid puede volverse en contra. El golpeo suave de la pelota, que vuela en vaselina por el centro de la portería -más o menos-, debe contar con la colaboración del portero que, burlado, ha perdido el sitio y se ha lanzado a otro lado.

Un penalti al estilo Panenka es signo de distinción del lanzador y un doloroso golpe para el portero, que bastante tiene con enfrentarse en un duelo en clara desventaja para que, encima, sea lidiado y desequilibrado con esta pillería máxima.

Antonín Panenka (Praga, República Checa, 2 de diciembre de 1948) fue el creador de esta malicia. El atacante checo, que desarrolló toda su carrera en el fútbol austriaco -es hoy presidente de honor del Bohemians 1905 de Praga-, se afamó en la final de la Eurocopa de Yugoslavia 1976, celebrada en Belgrado el 20 de junio. Checoslovaquia se midió ante la República Federal Alemana (RFA) -había división entre las Alemanias y la otra selección era la del Este, la RDA- . Los primeros llegaban a la final por primera vez en su historia y los segundos defendían el título. El partido terminó 2-2 y en la prórroga no hubo variaciones en el marcador. La final estaba obligada a resolverse en la tanda de lanzamientos de penaltis. Una lotería, una prueba también para los nervios.

Los siete primeros lanzamientos fueron marcados, pero en el octavo, el alemán Uli Hoenes -el corpulento delantero alemán- falló y dejó el marcador 4-3.

El último lanzamiento de Checoslovaquia correspondía a Antonín Panenka que, posteriormente, reconocería que se había pedido ser el último para ejecutar la pena máxima pata hacerlo con su particular estilo. “Jamás se me pasó por la cabeza otra solución. Dos meses antes ya sabía que iba a pasar todo eso. No sé por qué pero es así”, afirmó. Si marcaba, su país se convertiría en Campeón de Europa por primera vez. Si fallaba, Alemania tendría la opción de empatar y los penaltis tendrían que continuar.

Panenka cogió carrera desde fuera del área, llegando a la zona de golpeo del balón desde el costado izquierdo. El portero de Alemania, el mítico Sepp Maier, se lanzó precisamente hacia el lado izquierdo y fue entonces cuando el jugador tocó suavemente la pelota que se fue, bombeada, al fondo de la portería. El mal ya estaba hecho, el método internacionalizado y el título, para Checoslovaquia.

Panenka utilizó ahí por primera vez en un partido de la selección ese modo de lanzamiento de penalti, aunque llevaba dos años haciéndolo en partidos amistosos y oficiales con su equipo.

Panenka se expresó en la Revista Panenka -una publicación especializada en fútbol creada en 2011 que tomó su nombre del apellido del jugador- acerca de su invento de más de 40 años de vida y explicó el peso mental de la elección. “Lo más importante es saber convencer al portero de que la vas a tirar a otro lado. También es tener el ánimo de hacerlo en ese momento: es más fácil hacerlo en partidos que vas ganando que cuando te estás jugando un campeonato de Europa, lógicamente. Pero por otro lado, en los partidos en que la situación está muy tensa o se va perdiendo, si el que tira tiene la idea clara tiene más posibilidades de éxito puesto que el portero no suele imaginar que en tales circunstancias se apueste por mi disparo”, dijo entonces el inventor de esta dulce estocada.