Pamplona - "Siempre voy con la sonrisa por delante", confiesa José Manuel Arnaiz (Talavera de la Reina, Toledo, 15/4/1995), que el pasado sábado lució una de oreja a oreja tras anotar su primer gol en Primera División, un tanto que, pese a medir solo 1,74 metros, llegó de cabeza, en el minuto 91 de partido y sirvió para que Osasuna, equipo en el que milita desde el pasado 30 de enero a préstamo por el Leganés (500.000 euros le costó al club navarro su cesión hasta final de temporada), derrotara al Celta en El Sadar (2-1) después de empezar perdiendo.Al futbolista rojillo, que pronto será padre por segunda vez (tiene un hijo de tres años que se llama José Manuel, como él, y ahora espera una niña a la que pondrán Mía), se le nota feliz en Pamplona y no duda en responder afirmativamente a la pregunta de si le gustaría continuar en el conjunto navarro el próximo curso: "Tengo tres años más de contrato con el Leganés (hasta 2023) y Osasuna tiene una opción de compra no obligatoria (de 4,5 millones de euros, según informó el club en su día), pero a mí me encantaría quedarme porque desde que he llegado me he sentido súper querido y me han tratado muy bien". Y pone un par de ejemplos: "Me acuerdo que la primera noche que pasé en Pamplona, cuando todavía no había firmado ni me habían presentado, salí a dar un paseo por el centro con mi mujer y mi hijo y dos mujeres se acercaron y me dijeron: "¡Aupa, Jose!". Me chocó mucho. Y también me acuerdo de mi primer partido en El Sadar, contra el Real Madrid. Perdimos 1-4, pero lo de la afición fue increíble. Escuchaba sus cánticos en medio del partido y se me ponían los pelos de punta".

No es de extrañar que Arnaiz muestre públicamente su deseo de seguir en la disciplina de Osasuna, equipo en el que ha encontrado la continuidad que le faltó en Barcelona y Leganés, equipos con los que disputó sus primeros minutos ligueros en la máxima categoría. Con el cuadro catalán, en un partido (el 7 de enero de 2018); con el pepinero, en 18, pero repartidos en dos temporadas diferentes (6 en la 2018-19 y 12 en la actual, antes de salir cedido a Pamplona). Ahora acumula ya 12 apariciones con la zamarra de Osasuna en apenas medio curso, por lo que, en total, ha necesitado 31 partidos para estrenar su cuenta goleadora en la Liga de Primera División, una tardanza a la que resta importancia porque entre medias ha tenido que lidiar con unos problemas de pubis y la falta de oportunidades. "Para la gente que juega arriba es importante marcar y sí que piensas en eso, pero después de la lesión que tuve tampoco quería comerme mucho la cabeza. Además, en Leganés jugaba ratitos y no varios partidos seguidos, pero aquí sí que he tenido más continuidad. Había tenido varias ocasiones y no había conseguido marcar, pero el otro día ya me tocó y esperemos que ahora venga uno detrás de otro", desea con una risa pícara.

Más de un año casi sin jugar

"Después de una lesión tan larga como la que tuve y de no encontrar mi sitio en el Leganés, llegar a Osasuna, que me dieran la oportunidad y meter mi primer gol es una alegría increíble", confiesa Arnaiz, que recuerda con amargura la pubalgia que sufrió a los pocos meses de fichar por el Barcelona (procedente del Valladolid) y que arrastró durante un año y dos meses: "La verdad es que lo he pasado bastante mal. Me tuve que operar dos veces y no se terminaba de ir el dolor". Después puso rumbo a Leganés, "donde me han ayudado mucho". "Me recomendaron ir a pilates e iba con la mujer del doctor, y ahí se me terminó de quitar el dolor", continúa. "Allí no tuve muchas oportunidades, el club me dejó salir en Navidades y vimos que Osasuna era un proyecto que me gustaba mucho, y aquí he tenido la posibilidad de, poco a poco, demostrar el futbolista que era y que todavía soy", reconoce el talaverano.

Al gol que marcó este pasado sábado contra el Celta, al que ya le hizo otro en Copa como jugador del Barcelona -"es mi rival fetiche", dice entre risas- solo le pone un pero: "Si hubiera estado la afición en el campo, habría sido todavía mejor". Y explica cómo logró marcar de cabeza pese a medir más de 10 centímetros menos que Bradaric, el defensor del Celta que en ese momento se encargaba de su marca: "Marqué por pillería. Vi a Oier recortar y yo, que estaba al borde del área, decidí ir hacia adentro. Tuve la suerte de que la peiné un poco para atrás y acabó entrando". Es fácil decirlo, pero más complicado hacerlo. Pura intuición.

Arnaiz contribuyó con un gol decisivo a la última victoria de Osasuna, que tiene la permanencia asegurada de forma matemática desde hace tres jornadas (cuando todavía quedaban cinco para la conclusión del campeonato) y ya ha igualado, con 48 puntos y aún dos partidos por delante, la tercera mejor puntuación de sus 16 apariciones en Primera División en lo que va de siglo XXI. "El trabajo y los resultados del equipo esta temporada son dignos de admirar porque, a priori, un recién ascendido suele estar abajo", analiza el futbolista talaverano, que señala el partido contra el Celta como "el mejor del equipo desde que yo estoy aquí".

Osasuna afronta las dos últimas jornadas de Liga con la salvación en el bolsillo y ya sin opciones de acceder a Europa, pero Arnaiz reitera lo que lleva tiempo diciendo su entrenador, Jagoba Arrasate, al que se muestra muy agradecido: "Cuantos más puntos consigamos va a ser mejor para el club y para nosotros". La primera oportunidad para volver a sumar se les presenta a los rojillos mañana, aunque ante un rival y en un escenario complicados: el Barcelona en el Camp Nou. Por su pasado culé, será un partido especial para Arnaiz, por el que el club catalán desembolsó 3,4 millones de euros en el verano de 2017 para hacerse con sus servicios después de completar una gran temporada con el Valladolid en Segunda, en la que anotó 12 goles. "Yo no quería salir, pero al Barcelona no se le puede decir que no", revela el futbolista sobre su traspaso a un Barça con el que ganó dos títulos, aunque con matices: "Estuve casi todo el año en el filial y en Liga solo jugué 10 minutos, pero en Copa tuve cuatro partidos y metí tres goles, dos al Murcia y otro al Celta en Balaídos".

"Aunque en Barcelona pasé malos momentos porque allí fue donde me lesioné, también hubo otros muy buenos. Por eso, si juego mañana, lo haré con muchas ganas, como lo hago siempre", promete Arnaiz, que en su etapa en Barcelona coincidió en el filial, entre otros, con Marc Cardona, ahora su compañero en Osasuna, y con Riqui Puig, que está teniendo minutos con Setién. "No he hablado del partido con nadie de allí, pero sí he tenido contacto con un fisio y con un doctor, que me dio la enhorabuena por el gol del otro día", cuenta. También compartió entrenamientos con Messi durante cuatro meses. Y alucinó con el argentino. "Es lo mejor que he visto. Ese tío es increíble", dice. Pero hasta ahí. Mañana dejará de ser ídolo y pasará a ser rival. Juega Osasuna.

DOBLE DEDICATORIA

El gol que José Manuel Arnaiz marcó el sábado en El Sadar y que sirvió para que Osasuna derrotara al Celta (2-1) en el minuto 91 tuvo una doble dedicatoria. El futbolista rojillo está a punto de ser padre por segunda vez y por eso se escondió el balón debajo de su camiseta simulando un embarazo. "Mis goles han sido siempre para mi hijo, José Manuel, que tiene tres años, pero ahora me va a tocar repartirlos entre él y mi hija, que está a punto de nacer y se va a llamar Mía". Sin embargo, como demuestra la imagen, el delantero del conjunto navarro añadió otro gesto a su celebración, llevándose la mano derecha a la sien para realizar un saludo militar, como Chimy Ávila. "El gol fue también para mi representante, que me dijo que iba a marcar e hice eso para que supiera que iba para él", explica Arnaiz para justificar su doble dedicatoria.