En un párrafo

erdimos el último partido y vamos penúltimos. En cualquier otro sitio no podría salir de casa sin que me insultaran, pero aquí me animan", decía Camacho a una radio madrileña un año en el que dirigía a los rojillos, asombrado por tanto apoyo y porque "aquí todo el mundo es de Osasuna". Y quizás ahí esté la magia del club centenario: es muy fácil encontrar deportistas y equipos que arrastran multitudes porque ganan, pero también equipos que bajan a Segunda o Segunda B ante gradas con pañuelos blancos o, aún peor, sin casi público. Algo que jamás le pasa a Osasuna: muchas grandes mareas rojas -Sabadell, Gijón, San Sebastián...- han sido para salvar la categoría. El Nunca caminarás solo, a las duras y las maduras. Y quizás muchos hinchas pensaban que el equipo era una banda y el técnico un inútil. Y quizás a veces era cierto. Pero aquí se parafrasea a Kissinger: sí, lo son, pero son nuestra banda y nuestro inútil. Por tanto, a por ellos.