- Osasuna tiene que seguir gozando por haber cumplido con una victoria con la tarea en la fecha de conmemoración de los cien años de fundación del club, un dulce remate para el pastel de la celebración, una delicia si se mira la tabla clasificatoria, un caramelo de premio para la confianza del grupo. También gominolas para los aficionados, protagonistas en el estadio por la dedicación del triunfo con la camiseta del número 12.

En un encuentro poco vistoso, muy trabado y competido, al equipo de Arrasate hay que darle el mérito de haber superado a un rival que no llegó a ninguna fiesta a El Sadar en un encuentro que, además, contó con poca producción ofensiva de los rojillos y tramos de mando del Athletic. Cuando el partido se puso tenso, Osasuna supo rebajar la intensidad momentánea de su rival con una gran labor defensiva y no flaqueó en esos momentos más o menos difíciles. La cualificación, con su parte de compromiso, para la resistencia fue una señal del crecimiento de este equipo. Cuando no se puede ganar hay que mantenerse firme para no perder y en esto Osasuna demostró que ha mejorado.

Qué un chispazo desniveló el partido, como apuntó Arrasate, entraba dentro de la lógica del desarrollo del encuentro, con muchos minutos caminando los dos equipos en el alambre que separa la caída de llegar a la meta. El Athletic disfrutó de más porcentaje de posesión de balón, en torno al 60%, pero no quedo precisamente claro si en ese papel se encontraba precisamente cómodo. Músculo y velocidad, Raúl García y Williams, no requieren burocracia para gestionar lo que ofrecen al equipo. La considerable labor defensiva de Osasuna, además, no ofreció concesiones.

Con recursos ofensivos limitados todavía tiene más mérito la agitación que se produjo en Osasuna por los cambios. Llevaban menos de diez minutos en el campo cuando Adrián y Kike Barja conectaron por el camino de los problemas del Athletic, la senda de Capa. Un desequilibrio en el pico del área, un pase al hueco hurtado al defensa y patada de karateka para completar un penalti de libro. El protagonismo de la segunda unidad, de los que salieron desde la suplencia, es refuerzo para el grupo y más aún en un encuentro con sensibles bajas.

Cuando hay números y estadísticas que dicen una cosa y la historia del partido cae del lado contrario, algo entre medio se tiene que estar haciendo bien. Señales de consistencia para el centenario.

Osasuna se queda séptimo en la clasificación con diez puntos en seis jornadas -tiene pendiente el encuentro aplazado con el Granada, que se recuperará en el mes de enero-. El equipo de Arrasate está completando un más que correcto inicio de campeonato, con tan solo dos partidos en los que no salieron las cosas a pedir de boca. En Getafe (1-0) y en casa con el Levante (1-3), en donde hubo autocrítica generalizada y reacción a continuación.

Los buenos números de Osasuna en este comienzo de la competición tienen todavía más valor porque la racha de lesiones se han cebado en el potencial del equipo. Los problemas consecutivos de futbolistas importantes han incidido en el potencial del grupo, aunque el comportamiento de los jugadores está por encima de estas dificultades. La visita del Atlético del sábado es otra dura piedra de toque.

Un remate y el penalti. Osasuna disparó una vez entre los tres palos, la intentona de Jony en el minuto 20 del segundo tiempo. Luego llegó el penalti marcado por Rubén a falta de diez minutos.

La posesión. El Athletic remató en más oportunidades entre los tres palos, seis veces, y tuvo más posesión, el 60%.

El defensa del Athletic Ander Capa, autor del penalti decisivo, pidió ayer disculpas. "No fue mi mejor partido, lo reconozco. Por ello quería disculparme tanto con el equipo como con todos los athleticzales", escribió.